Ciudadanos protestan en la Plaza de la Soberanía de Veracruz por el asesinato de la joven Columba Campillo. Foto: Yahir Ceballos |
MÉXICO, DF, (apro-cimac).- “Entré al baño, saqué mi celular. Lo
que hice fue mandarle un whatsapp a mi jefe, le decía ‘por favor ayúdame, estoy
en el motel Cielo, en el cuarto número nueve. El tipo esta armado’”.
El relato es de la
periodista abusada sexualmente por un desconocido en Acayucan, Veracruz, el
pasado 30 de mayo.
La reportera y
camarógrafa de TV Sureste de 22 años, que prefiere resguardar su identidad,
narra lo sucedido esa noche cuando terminó de cubrir un evento del candidato de
la coalición PRI-PVEM a diputado federal Erick Lagos Hernández, en el municipio
veracruzano, y ya iba camino a su casa.
“Nos había tocado ir a
cubrir un evento de un partido que está participando para la designación
federal, el evento fue del PRI-PVEM, de Erick Lagos Hernández. Una vez que
terminó el mitin, mis compañeros y yo nos fuimos a tomar un refresco, al
restaurante Los Arcos”.
Era tarde y a las 8:30
de la noche periodistas de la entidad tenían organizado un acto como parte de
las actividades que realizan por la libertad de expresión, la periodista estaba
invitada al acto, pero no podía ir porque tenía que regresar a su casa a
realizar otras actividades, así que se despidió de sus colegas y se dirigió a
la central camionera para tomar el autobús.
“Ellos me dejan en la
esquina de Los Arcos, y yo me fui caminando a la calle principal rumbo a la
central camionera. Iba a agarrar el camión. Dos cuadras antes de llegar a la
central camionera estaba una camioneta negra, tipo californiana, iba al paso
que yo iba. Volteo, veo que estaba un muchacho, me saludó, lo ignoré y seguí
caminando”.
Cuenta que una cuadra
antes de llegar a la central camionera se detuvo a hablar por teléfono con su
madre, para preguntarle si se quedaba con sus compañeros en la celebración. En
el momento que dejó de avanzar el desconocido se acercó a ella.
“Esta persona se baja de
la camioneta, me hace plática, me invita a tomar un refresco; yo le dije que
no, que muchas gracias, que tenía que retirarme porque tenía un evento; me
preguntó qué evento era y le dije; me pregunto dónde y yo le comenté”.
La joven asegura que
conoce a gente del lugar e incluso tiene buenos amigos, así que se confió. “Se
presentó, me dijo que se llamaba Flavio, me hizo plática así como si me
conociera, le dije ‘disculpa no te conozco’. Me invitó a tomar un refresco, de
ahí me preguntó ‘¿a dónde vas?’; le dije ‘voy al salón Acayucan’”.
Cuando el sujeto se
ofreció a llevarla aceptó y subió a la camioneta. “Yo dije, bueno, está bien,
porque conozco la central de Acayucan, entonces hay una desviación como si
fueras rumbo a Minatitlán (lugar a donde ella iba). Y otra como si fueras a
Oluta. En esta desviación se estaciona, prende la luz del carro y me dice ‘dame
tu bolsa’; yo le dije ‘¿por qué?’, y me ordena ‘dame tu bolsa’”.
En ese momento la joven.
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