LA POLICÍA LO DETUVO Y DESPARECE
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La noche de este domingo, Marco Antonio fue
localizado en el Estado de México gracias a la llamada de un ciudadano. Fue
trasladado a un hospital psiquiátrico.
Nayeli Roldán, Andrea
Vega y Manu Ureste
enero 29
2018 09:14
Después de cinco
días desaparecido, Marco Antonio Sánchez Flores durmió en un hospital. Cuando
por fin pudo ver a sus padres los abrazó, pero estaba tan desorientado que no
pudo hilar frases coherentes, parecía ausente. Aunque fue sometido a una
valoración médica durante casi tres horas, aún requiere de una tomografía y
otros estudios para determinar la afectación física que tuvo tras la detención
por parte de policías capitalinos el 23 de enero.
De su estado de
salud dependerá el momento en que pueda rendir declaración sobre lo ocurrido en
las últimas 120 horas para continuar con la investigación, porque si bien su
aparición es una buena noticia, aún hay interrogantes sobre la actuación de la
policía de la Ciudad de México y del Estado de México en este caso.
Aunque habían pasado cinco días sin noticias del
joven, en 12 horas se supo de una pista y Marco pasó de desaparecido a
localizado en el municipio de Melchor Ocampo, en el Estado de México, a 40
kilómetros de distancia de la colonia el Rosario, en la Ciudad de México, donde
fue visto por última vez luego de ser detenido por dos policías capitalinos.
La jornada para los padres del joven
inició a las 11 horas de este domingo, cuando Edith Flores, madre de Marco,
recibió una llamada para que acudiera a la Fiscalía Antisecuestro de la Ciudad
de México y “revisara unos videos”. Una hora después estaba con el fiscal,
Willy Zúñiga, pero éste le informó que las grabaciones que debía ver estaban en
la fiscalía de Tlanepantla, Estado de México.
En
ese momento, decenas de personas ya estaban en el Ángel de la Independencia en
una protesta organizada a través de redes sociales que exigía la aparición del
joven con vida, pero también reclamaba la inacción del jefe de Gobierno, Miguel
Ángel Mancera. En tanto, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal,
advertía que el caso se trataba de desaparición forzada y la ONU demandaba
esclarecer el caso.
Ya
en el Estado de México, en el C4 de Tlanepantla, Edith Flores y Marco Sánchez,
vieron videos de cámaras de seguridad durante cuatro horas donde
reconocieron a su hijo. Ella, después de días de tensión, lloró al verlo, gritó
de la emoción. Se trataba de las grabaciones del juez cívico de Tlanepantla a
donde Marco fue llevado la noche del sábado supuestamente porque policías
estatales lo habían encontrado en un puente con intención de suicidarse.
Estuvo
alrededor de una hora, pero, según dicen los policías, no quiso dar su nombre.
Al no haber delito que perseguir, lo dejaron libre a las 23:45 horas. Ni
siquiera había registro en los archivos de ingresos del ministerio público.
Nadie intentó auxiliar al joven pese a que cojeaba y estaba en un visible
estado de confusión, tampoco intentaron localizar a su familia al tratarse de
un menor de edad.
En
la grabación, pese a que llevaba cuatro días desaparecido, no se veía
desaliñado, pero tenía prendas distintas. Llevaba una playera blanca, un pants
y zapatos negros, aunque el día de la desaparición usaba tenis, un suéter azul
y sudadera negra. “Me lo echaron a la calle como perro”, repetía una y otra vez
Edith enfurecida, luego de escuchar que la autoridad lo había dejado a su
suerte pese a que ya existía alerta para localizarlo.
Al
mismo tiempo, la Fiscalía capitalina, informaba en una conferencia de prensa
que los policías que lo detuvieron en la estación del Metrobús Rosario,
declararon que lo habían liberado minutos después. Sin embargo, las grabaciones
de las cámaras de seguridad aledañas, ubicaron la ruta de la patrulla a la hora
de la detención y en ninguna se observaba que alguien descendiera de la unidad,
según relató Edith, luego de que ella revisó ese material en el C5, un día
después de la desaparición de su hijo.
Después
de ver los videos, Edith y Marco nuevamente regresaron a la Fiscalía de la
Ciudad de México para declarar que al parecer el joven de las grabaciones sí
era su hijo. Al terminar, los padres regresaron a Tlanepantla acompañados de
policías de investigación. Eran las 19 horas. Ya en el Estado de México, los
mandos policíacos les informaban que un operativo de más de 50 elementos a pie
y en patrullas estaba desplegado por cuadrantes para encontrar al joven.
Los
familiares del joven, también haciendo recorridos por su cuenta, habían
encontrado otra pista: Marco había intentado tomar un taxi a las 2 de la
madrugada del sábado, según dijeron choferes de un sitio, pero el joven no supo
cuál era su dirección, sólo pidió “lléveme a mi casa”. Al verlo aturdido, el
taxista le dijo que mejor llamaría a la policía para que lo auxiliara, pero al
escuchar eso, el joven salió corriendo del auto.
Aunque
el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera había citado a
conferencia de prensa a las 20 horas, empezó casi una hora después. Antes de
eso, Edith recibió una fotografía por parte de la fiscalía capitalina y le
pedía reconocer si se trataba de Marco. Ella dijo que sí, que sí parecía, y,
por tanto, le pidieron trasladarse al punto donde lo podría ver físicamente
para confirmarlo.
Aún
sin el encuentro entre el joven y los padres, el jefe de Gobierno informó ante
los medios de comunicación que Marco había sido localizado en el municipio de
Melchor Ocampo, gracias a una llamada de un ciudadano que lo había reconocido.
En la fotografía de esta vez, Marco traía otra ropa: un suéter azul y un
pantalón gris y otra vez parecía desorientado.
Poco
antes de las 23 horas Marco fue llevado al Centro de Justicia de Tlalnepantla
donde lo esperaban sus padres. Hasta ese momento ocurrió la identificación en
persona. Hasta ahí acabó una parte de la incertidumbre que la familia padeció
durante cinco días.
Después
de la revisión del médico legista, el joven fue trasladado al hospital Juan N.
Navarro para la valoración exhaustiva a las 3 de la mañana.
Aunque
apareció, los padres aún no tienen respuestas sobre lo que ocurrió con su hijo.
No saben dónde estuvo ni por lo que pasó en los cinco días desaparecido.
Zona
de extorsión a adolescentes
El
lugar donde policías del sector hormiga de la delegación Azcapotzalco
detuvieron a Marco Antonio Sánchez Flores se ha convertido en una zona de
extorsión. Comerciantes, choferes de microbuses y taxis, y checadores denuncian
que los policías se dedican a hacer revisiones a estudiantes, sobre todo a
adolescentes, en lugar de detener a los delincuentes en flagrancia.
“Detienen
a los chavos, los revisan allá adelante. Todo este tramo es para ellos dinero,
en toda la periferia, desde en la mañana, agarran a los chavos. Van pasando los
muchachos por aquí, compran su cigarro, se lo van fumando y se les vienen en
sentido contrario y ahí los revisan, pero la revisión no es para evitar
delitos, es para extorsionarlos, porque hay delitos aquí, se roban las Vans, de
una línea se han robado 11 en seis meses, y no los detienen”, afirma uno de los
choferes, quien prefiere no dar su nombre.
Donde
los policías detuvieron a Marco Antonio es el área donde se unen la terminal de
la Línea 7 del Metro de la CDMX, que va del Rosario a Barranca del Muerto, con
la del Metrobús Línea 6 que va del Rosario a Villa de Aragón. Es también la
zona donde está ubicado el Colegio de Bachilleres 1 (a sólo siete minutos,
caminando, del Metrobús Rosario) y el CCH Azcapotzalco (a unos 12 minutos
caminando de donde detuvieron al adolescente).
En
la zona, afirman los choferes, han crecido el narcomenudeo y los asaltos a
transporte. El grupo de choferes y comerciantes dice bajito, casi en susurro,
que hay un cartel acá. Los policías en lugar de combatir los delitos, subrayan,
hostigan a choferes y estudiantes.
Los
grafitis que supuestamente estaba fotografiando Marco Antonio están justo en la
acera de atrás del Metrobús el Rosario. Son alrededor de una docena. Todos de
tipo urbano: letras, signos, números, como los de muchas aceras de la ciudad.
No hay ninguno demasiado estilizado y mucho menos un mural. Una alambrada entre
la pared y la acera vuelve el punto un pasillo estrecho, largo. Supuestamente
por ahí corrió el adolescente hasta llegar al andén del Metrobús, donde lo
detuvieron los policías.
Animal
Político tomó videos y fotos, por más de una hora, de los grafitis y el pasillo
estrecho por donde debió correr Marco. La cámara que está colocada justo
enfrente de la entrada del Metrobús y el andén, las cámaras dispuestas en
la puerta de la estación y hasta el lugar donde los policías alcanzaron al muchacho.
Una hora y nadie, ningún policía ni guardia del Metrobús, se acercó siquiera a
preguntar a la reportera por qué estaba tomando fotos o grabando videos con su
celular.
Esas
cámaras, al menos la que está afuera, en la acera de enfrente del Metrobús
sirven, eso aseguran los choferes y comerciantes, quienes reportan que cada mes
llega personal técnico a revisarlas. Aunque afirman que no cuenta con botón de
pánico.
Del
punto de la detención de Marco Antonio a la Agencia del Ministerio Público
Número 40, en la colonia San Pablo Xalpa, en Azcapotzalco, donde supuestamente
debieron llevarlo los policías apenas se hacen siete minutos de traslado, en
auto.
Si
la patrulla hubiera hecho ese recorrido, habría pasado primero por la calle
Cultura Norte, para después tomar Avenida de las Culturas, justo enfrente del
Colegio de Bachilleres 1 y la estación del Metrobús del mismo nombre. Luego
seguiría por la calle Andrés Henestrosa y luego por FFCC Nacionales. Hoy
domingo la ruta está casi desierta. Los puestos de comida están cerrados y poca
gente camina por las calles, pero entre semana, en martes por la tarde, el
movimiento es intenso.
No
quiero que Marco sea el número 44
Cientos
de personas, entre estudiantes, activistas, familiares, y ciudadanos, se
concentraron este domingo en el monumento del Ángel de la Independencia, en la
Ciudad de México, para exigir la aparición con vida de Marco Antonio Sánchez
Flores.
“No
más desapariciones forzadas”, “Queremos justicia, no más secuestros por
autoridades”, o “¿Dónde está Marco?”, fueron algunas de las pancartas que
portaban los ciudadanos, quienes se manifestaron durante tres horas en el
corazón de la capital, desde las 13 horas hasta aproximadamente las 16 horas de
la tarde.
Los
manifestantes cortaron durante varios minutos un carril de Reforma y también el
acceso a la Glorieta del Ángel a la altura de la calle Florencia, sin generar
afectaciones viales de consideración. Asimismo, al final de la protesta un
grupo de ciudadanos increpó y persiguió durante unos minutos a un elemento de
la policía capitalina y a un observador del Gobierno de la Ciudad de México,
pero el altercado no pasó mayores, ni se produjo ningún hecho violento.
Entre
los asistentes a la manifestación se encontraban familiares del adolescente,
como Magnolia Sánchez, su hermana, quien acusó a las autoridades del gobierno
capitalino de no ofrecer resultados en la localización del menor a seis días de
la desaparición, y de estar encubriendo a los policías que participaron en los
hechos.
“No
quiero que Marco Antonio sea el número 44 y que sigamos sin respuestas”, dijo
Magnolia, haciendo referencia a los 43 estudiantes de Ayotzinapa que
desaparecieron el 26 de septiembre de 2014, luego de que también fueron
aprehendidos por elementos policiacos de Guerrero.
“Necesitamos
respuestas de su paradero ya –subrayó-. Las autoridades tienen los videos y
saben qué policías fueron quienes se lo llevaron. Les exigimos que nos
entreguen a Marco con vida”.
“Marco
no es un delincuente, es gente de bien”, aseguró por su parte Raúl Martínez
Sánchez, primo del joven. “Es un buen estudiante, de la Preparatoria Número 8
de la UNAM. Un joven sano, al que le gusta salir a correr y es cinta negra de
Tae Kwon do”.
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