Pedro Salmerón, quien encabezaba
el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México
(INEHRM), recordó la muerte del empresario Eugenio Garza Sada, en su artículo
se decía que los miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre, la más grande
guerrilla urbana de la década del 70, eran jóvenes valientes. La prensa
burguesa al unísono condenó a Salmerón, al igual que el ex presidente Felipe
Calderón, el propio Consejo Coordinador Empresarial, entre muchos otros. Ante
esa embestida Pedro Salmerón tuvo que renunciar de su cargo al frente del
INEHRM.
¿Por qué tanta rabia de la
burguesía ante este acontecimiento? La guerra sucia es uno de los episodios más
negros de nuestra historia. Después de las masacres estudiantiles del 2 de
octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971, un grupo de jóvenes decidió que el
camino a seguir era la lucha armada. Podemos coincidir en su estrategia y
tácticas o, como en nuestro caso, no hacerlo, pero no se puede dudar de su
valentía. Ellos lucharon por principios, querían un cambio profundo en la
sociedad, aspiraban al socialismo. El camino que eligieron les llevó a dejar
sus familias, su seguridad, fueron torturados física y psicológicamente,
encarcelados, desaparecidos y asesinados.
Cuando surge el movimiento de
1968 lo que se buscaban eran mayores libertades democráticas, la represión de
los gobiernos de Ordáz y Echeverría llevó a una radicalización de la juventud.
Algunos se fueron a las fábricas a organizar a la clase obrera, otros formaron
grandes organizaciones populares como las colonias en torno a Tierra y
Libertad, ortos lucharon por la democratización de las universidades, algunos
se fueron por la vía de democratizar las instituciones estatales existentes y
otros compañeros no vieron otro camino más que el de la guerrilla, en parte
como reacción al reformismo que mantuvo el Partido Comunista Mexicano. La
agrupación de varios pequeños grupos guerrilleros llevó a la formación de la
Liga Comunista 23 de septiembre. Fue la enorme represión estatal lo que provocó
la violencia social.
El movimiento guerrillero urbano
de los años 70 tuvo que recurrir a los secuestros como medios de presión y
financiamiento. Tuvieron algunos éxitos en este camino, aunque a un costo muy
grande, perdiendo a muchos de sus compañeros y cuadros. Esto llevó a que la
clase capitalista se sintiera en riesgo y comenzaran a critica fuerte al
presidente Luis Echeverría, quién, dicho de paso, tenía una doble política,
hacia afuera podía dar asilo a guerrilleros latinoamericanos y hacia adentro
actuaba con terror. Pero la burguesía no veía este segundo caso que se
maquilaba tras bambalinas.
Un comando armado de La Liga
emprendió una acción de gran envergadura, el secuestro del prominente
empresario regiomontano, Eugenio Garza Sada, en Monterrey, que terminó en
fracaso con el empresario muerto. Este acontecimiento llevó a un enfrentamiento
abierto entre la clase capitalista y el gobierno de Luis Echeverría, al grado
que fabricaron la versión de que fue un comando de la Liga, bajo las órdenes
del presidente, quien mandó a asesinar a Garza Sada. Este caso sigue levantando
grandes pasiones a la reaccionaria burguesía mexicana.
El objetivo de la guerrilla no
era asesinar al gran burgués, dirigente del Grupo Monterrey, esto se dio como
consecuencia de que la operación no salió bien, en medio del fuego cruzado. Los
guerrilleros querían negociar la liberación de presos políticos y un rescate
financiero, aún herido lo cargaron con la intención de llevarlo a una casa de
seguridad, pero al desvanecerse desistieron de esto. Dentro del proceso
jurídico de este caso salió a la luz que la guardia personal del empresario
tenía la orden de asesinarlo si la guerrilla intentaba secuestrarlo.
Para darnos una idea del actuar
bestial del gobierno de Echeverría, basta decir que ofrecieron a los Garza Sada
una ofrenda terrorífica. Dos guerrilleros de la Liga, Salvador Corral García e
Ignacio Olivares Torres (el Sebas), fueron capturados después de un gran
operativo, fueron llevados a las oficinas de la Dirección General de Seguridad
y torturados hasta la muerte. “Ambos fueron detenidos y sus cadáveres
aparecieron destrozados el 7 de febrero de 1974. El primero en Guadalajara con
hematomas en el cuerpo, los huesos rotos, clavos de viga en las rodillas y en
los hombros, la quijada quebrada y la masa encefálica expuesta. El segundo, en
Monterrey [dejando en el mismo barrio de los Garza Sada], con múltiples
fracturas, seriamente lastimado (Castellanos, Laura, México Armado, p. 220).
Como explicamos en nuestro
documento “Las ondas expansivas: las luchas por hacer la revolución después de
1968” (que recomendamos para quien quiera profundizar sobre la historia de la
Liga Comunista 23 de Septiembre, minilink.es/4620), los compañeros de la Liga
buscaron atajos, querían defender los intereses del pueblo pero terminaron
alejándose de él, actuaron con una actitud sectaria viendo en ocasiones a los
reformistas o elementos con quienes no coincidían como el enemigo central a
vencer; buscaron oponerse al reformismo estalinista pero no pudieron
desarrollar una alternativa política consistente. Eso explica por qué al final
muchos miembros de la Liga no tuvieron un final consecuente en la lucha de
clases. Estas acciones sólo justificaron una mayor represión y ayudaron a
fortalecer al Estado, aunque a la larga éste tuvo que retroceder en una serie
de aspectos y dar algunas concesiones democráticas.
La muerte de Garza Sada, uno de
los grandes hombres de la clase dominante, no es perdonada por la burguesía
mexicana, eso explica en parte su reacción histérica frente al comentario de
Salmerón. Lo segundo es que hoy no se sienten identificados por el actual
gobierno al que ven distante y como un peligro para sus intereses. Por otro
lado, ellos habían tenido una versión oficial de la historia que hoy se
cuestiona. Esta etapa de la lucha guerrillera, de la guerra sucia, y de la
lucha de clases general la han querido ocultar y les desagrada que hoy se
comente de nuevo. Por eso armaron una campaña enorme contra Paco Ignacio Taibo
II en su momento quien llegó a decir que había que expropiar a la burguesía si
querían boicotear la economía durante el nuevo gobierno, también criticaron las
declaraciones del subsecretario de educación superior, Luciano Concheiro, que
en un foro sobre los 100 años del Partido Comunista Mexicano dijo que el
comunismo era vigente y necesario.
Hoy la prensa burguesa arremetió
contra Pedro Salmerón, historiador que ha hecho algunas aportaciones en los
estudios históricos de México y el rescate de las clases explotadas, aunque su
actuar político ha sido conciliador. En su columna con el que lo atacan, en
realidad daba mucho reconocimiento al papel de Garza Sada, además de señalar la
valentía de los miembros de la Liga. Señala:
“A Garza Sada sus admiradores lo
recuerdan como el multimillonario que usaba un auto anticuado y vestía
sencillamente, que rechazaba consumos ostentosos y utilizaba sus ganancias para
crear más empleos y mejorar las condiciones de vida de sus obreros y
empleados”.
En el pasado, Salmerón ha tratado
de justificar históricamente la política frentepopulista de alianza con la
burguesía dentro de Morena y el nuevo gobierno. Ha tenido un actuar titubeante
y conciliador y eso no le ha salvado. En el momento de los ataques de la prensa
burguesa no pudo reaccionar, le pasaron encima sin meter las manos y casi de
inmediato puso a disposición su cargo al presidente. La Secretaria de Cultura,
Alejandra Fausto, le tomó la palabra y nombro al también historiador de
izquierda, Felipe Ávila al frente del INEHRM. AMLO aunque lamentó su renuncia
la aceptó y lamentándose dijo que Salmerón es mejor investigador que
funcionario. Esto es un síntoma de debilidad, pues este intelectual moderado de
izquierda cae bajo la presión de la opinión pública burguesa sin defensa
política seria. Salmerón cayó víctima de su propia política titubeante, en
lugar de cerrar sus cuentas en redes sociales, hubiera defendido su afirmación
de que los miembros de la Liga Comunista fueron valientes, eso hubiera
encontrado simpatía en muchos militantes e intelectuales de izquierda que
hubiéramos salido en su defensa.
En medio de este debate, el
presidente Andrés Manuel López Obrador ha pedido disculpas a Martha Camacho
Loaiza, ex militante de la Liga 23 de Septiembre, quien fuera secuestrada con 8
meses de embarazo junto a su compañero José Manuel Alapizco Lizárraga y
llevados a instalaciones militares. De su compañero no se supo nada más y es
uno de los tantos desaparecidos de la guerra sucia. Esto es un buen gesto del
nuevo gobierno pero completamente insuficiente, ante todo hay que sentar las
bases para que esto no ocurra nunca más. El actuar del Estado en el caso
Ayotzinapa nos deja muchas dudas de que habrá justicia y la firme convicción
que este aparato criminal sirve a los intereses de los mafiosos y empresarios y
que debe ser destruido para crear un nuevo Estado en defensa de los intereses
de los explotados.
Condenamos los ataques contra
Pedro Salmerón por parte de la reacción burguesa. Es necesario dar una
ofensiva, también en el terreno ideológico, contra la burguesía y a sus plumas
pagadas, rescatar el legado de la lucha de clases, incluyendo el aprender del
heroísmo y disciplina de la Liga y de sus errores ultraizquierdistas, de bajo
nivel político y sectarios.
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