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Ambos
países dejarán de financiar el Fondo Amazonia, que desde 2008 recibe cerca de
1.300 millones de dólares para detener la deforestación.
Brasil tiene a su cargo el 60 %
de los casi 7.000 millones de hectáreas de selva amazónica. Por la misma razón,
lo que suceda con la Amazonia de Brasil podría afectar al resto del bioma, que
comparten nueve países, incluido Colombia.
Una
serie de decisiones tomadas por el presidente de ese país, Jair Bolsonaro,
tienen en peligro la supervivencia ecológica de la Amazonia, clave para la
mitigación de la crisis climática mundial.
En el último año, la tasa de
deforestación en la región aumentó en un 278 %, superando los 5.879 millones de
kilómetros cuadrados, el equivalente a 225.000 estadios de fútbol. Cuando los
resultados fueron anunciados, a principios de este mes, Bolsonaro decidió
despedir a Ricardo Galvão, el jefe del Instituto Nacional de Investigación
Espacial (INPE), que publica el conglomerado de cifras de deforestación en ese
país, calificando su método científico como “mentiroso”.
Esto se
suma a otras controvertidas decisiones del mandatario de ultra derecha. En
febrero de este año, amenazó con cerrar la Fundación Nacional del Indio
(FUNAI), el departamento estatal de asuntos indígenas encargado de proteger las
tierras indígenas, y en enero del año pasado, firmó un polémico decreto que
retiró la protección legal de cerca de 15 millones de hectáreas de selva, y las
libera para la explotación maderera, minera y agrícola.
Por eso, los gobiernos de
Noruega y Alemania decidieron retirar el apoyo económico al Fondo Amazonia, el
mecanismo de cooperación internacional que desde 2008 capta dineros de
donaciones internacionales para la protección de la selva amazónica (y que en
Colombia sería equivalente a un organismo como Visión Amazonia).
El
ministro del Clima y del Medio Ambiente de Noruega, Ola Elvestuen, dijo al
diario Dagens Naeringsliv que la razón correspondía a la decisión de cambiar el
cuerpo directivo del Fondo y cancelar el comité técnico que selecciona los
proyectos a financiar. Actualmente, el Banco Nacional de Desarrollo (BNDES), un
banco público de Brasil, maneja el fondo. La propuesta de Bolsonaro es que pase
a manos de operadores financieros privados.
“No podían hacerlo sin nuestro
consentimiento. Lo que ha hecho Brasil demuestra que ya no quieren detener la
deforestación”, aseguró.
Fondo
Amazonia dejaría de percibir 30 millones de euros por parte de Noruega y 35
millones por parte de Alemania. “Tengo un mensaje para la querida Ángela
Merkel: coge tu plata y reforesta Alemania. Lo necesitan más allá que acá”,
dijo Bolsonaro el miércoles, tras conocer el anuncio.
“Las políticas del Gobierno
brasileño en el Amazonas despiertan dudas sobre si aún están persiguiendo el
objetivo de reducir de forma sostenida la tasa de deforestación”, declaró la
ministra de medio ambiente de Alemania, Svenja Schulze.
Según
el diario El País de España, Noruega es el mayor donante, con cerca de 1.200
millones (el 94 %), seguido por Alemania, con 68 millones (el 5 %).
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