MAXIMILIANO CARRANZA FEBRERO 11, 2019
La reciente reaparición de Manuel Bartlett como
director de la CFE levantó pasiones y su discurso
sobre la honestidad sacó más de una
carcajada. Lo que sí es que cada que aparece su nombre en los
medios, defensores y detractores regresan a los libros de historia nacional:
que si no hizo nada o que si él fue el culpable de todo; que si era quien movía
los hilos o nomás era el tonto útil durante décadas de gobiernos priistas.
Lo que sí, es que el poblano lleva casi medio
siglo metido en la política mexicana y en el camino se ha encargado de
cosechar bastantes puntos “extravagantes” en su currículum.
Si todavía no nacías cuando este dinosaurio ya rugía
en en Bucareli, o si ya habías nacido pero los libros de la SEP —que él
dirigió un rato— no cuentan las historias de Scherer, Leñero y
Granados Chapa; o si ya te las sabías y nada más te dio curiosidad, acá te
contamos algunas historias controvertidas de Manuel Bartlett.
Cuando mandó a amenazar a
Proceso
“Este cabrón y el cabrón de Bartlett no se andan con mamadas” —Vicente Leñero.
El número 369 de Proceso debía ser muy diferente. Originalmente iba a traer un pequeño reportaje sobre los sobrinos de Bartlett en Venezuela.
Scherer quería tenerlo en la portada y Leñero lo quería mandar a las hojas de la mitad. Leñero narra en ‘La parábola del vaso’ que en esas andaban cuando habló José Antonio Zorrilla, el entonces director de la Federal de Seguridad, para decirles que les iba a hacer una cordial visita.
Los defensores de Manuel Bartlett, como Gerardo Fernández Noroña, destacan su participación en Morena y sus aportes en defensa de la industria energética hechos en los últimos...
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Según Leñero, Zorrilla ofreció “un billete descomunal” y como no jaló, le contó a los periodistas la historia de un vaso que se cae y se rompe al moverse la mesa. Luego, la plática se puso más personal:
—¿Usted tiene cuatro hijas, verdad?
—Sí, señor.
—Cuatro hijas a las que quiere muchísimo.
—Muchísimo, señor Zorrilla.
—No deje que les pase nada, señor Leñero… ¿Por qué no convence de una buena vez a Julio (Scherer) y terminamos con esto? Hágame ese favor.
—Sí, señor.
—Cuatro hijas a las que quiere muchísimo.
—Muchísimo, señor Zorrilla.
—No deje que les pase nada, señor Leñero… ¿Por qué no convence de una buena vez a Julio (Scherer) y terminamos con esto? Hágame ese favor.
“Con la Federal de Seguridad por delante y el tortuoso de Bartlett atrás, sintiéndose Dios”, Leñero cuenta que la historia no se publicó.
El asesinato del periodista Manuel Buendía
“Fue rudo en el poder. ¿Hasta el punto de estar involucrado en el homicidio de Buendía?” —Miguel Ángel Granados Chapa.
Esta historia tiene de personajes a los mismos dos que la historia anterior. José Antonio Zorrilla en los reflectores y la sombra ominosa de Bartlett flotando en el espacio.
Oficialmente, el ex secretario de Gobernación nunca ha sido acusado y no hay tampoco vinculación legal con el crimen. Pero, escribía Granados Chapa en 2002, “no se puede ignorar que un subordinado de Bartlett, el jefe de la policía política, José Antonio Zorrilla, está en prisión desde 1989 sentenciado por la autoría intelectual del crimen”.
Al momento de su muerte en mayo de 1984, el periodista Manuel Buendía trabajaba en investigaciones de tráfico de drogas, actividades de la CIA, sindicatos petroleros y venta de armas. Regularmente, acusan que Buendía había encontrado nexos entre Zorrilla y el narcotráfico.
“¿Bartlett, su jefe, los ignoraba?”, se preguntaba Granados Chapa en una columna publicada en Reforma hace 16 años.
La muerte de Enrique Camarena
“Quiero recalcarle que Manuel Bartlett, quien fue Secretario de Gobernación de México (…) dio la orden de asesinar a Enrique Camarena” — Exfuncionario de la DEA.
Enrique Camarena era una agente de la DEA que operaba en México hasta su asesinato en 1985. Las versiones oficiales siempre han vinculado su muerte a la cuenta de Rafael Caro Quintero. Sin embargo, testigos y periodistas afirman que fue la CIA, en colaboración con el gobierno mexicano, los que organizaron este asesinato.
De unos años para acá, Héctor Berrellez, un ex agente de la DEA y el supervisor de la investigación sobre la muerte de Camarena, no se ha contenido con las acusaciones en contra del nominado de la CFE. El ex funcionario afirma que Camarena murió durante un interrogatorio iniciado por la CIA —vinculado al tráfico de armas y drogas— en el que estaba presente Bartlett.
El asesinaro de Enrique Camarena, agente de la DEA, en 1985 es quizá una de las razones por las que Caro Quintero es perseguido con tanta intensidad por agentes de Estados Unidos | Vía: @bbcmundo
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El periodista Jesús Esquivel publicó en Proceso una investigación titulada: “Bartlett, protagonista y beneficiario del caso Camarena”. Por medio de testigos, afirma que Bartlett recibió millones de pesos para sus intentonas presidenciales a cambio de colaboración con el narcotráfico.
“Con todo respeto quiero suplicarle al Presidente de México, Enrique Peña Nieto, que ordene a la Procuraduría General de la República girar una orden de aprehensión en contra del Senador Manuel Bartlett Díaz (…) le pido por favor que encarcele a esos asesinos”, decía a Xinhua, Héctor Berrellez.
Cuando se le cayó —¿o se le calló?— el sistema
“Bartlett, Salinas y De la Madrid desviaron el rumbo de la historia, cancelaron la voluntad de cambio en la población” —Témoris Grecko
Bartlett como secretario de Gobernación también estaba a cargo de la Comisión Federal Electoral —dato curioso: también le decían CFE— y al momento de las elecciones presidenciales de 1988, él formaba parte del equipo priista enfocado en mantener el poder.
El T-rex exsenador ha argumentado hasta el cansancio que él nunca dijo que se le cayó el sistema “pus porque no había sistema”. También, ha dicho que él no tuvo nada que ver: que todo lo hicieron entre Salinas, el preciso y el PAN. Bartlett ha tenido la puntada de decir que es “adversario de Salinas”.
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Entre que quemaron las boletas o si hackearon las compus, Témoris Grecko argumenta que eso no es lo que importa: “Lo que importa es que Bartlett se encargó de montar todo el sistema electoral y después de asegurarse de que ganara su candidato, de fabricarle millones de votos y desaparecérselos a Cárdenas. Ésa era su responsabilidad, lo que se esperaba de él, lo que él se propuso hacer. Él tomaba las decisiones, dictaba las órdenes y se aseguraba de que se cumplieran”.
Y si no hacía nada mientras eso sucedía a su alrededor, la otra opción es tantito peor: el secretario de Gobernación no se enteró de nada de lo que pasó.
Su “salida” del PRI
“(Al PRI) Solo lo abandonaré cuando me corran” —Manuel Bartlett en 2012.
Sus épocas tricolores quedaron atrás. Ahora, ya forma parte de otro partido, total, la edad no es impedimento pa’chapulinear. Es más, es hasta de los fundadores del Movimiento de Regeneración Nacional.
La cosa es que su “salida” del PRI no ha sido fácil. El camino de despedida es como ir a rehabilitación, como decía Jesús Robles Maloof: “el priismo no se quita. Es crónico e incurable”. Y como ejemplo, apenas pasaron las elecciones de 1988, los premios priistas convencieron a Bartlett de mantenerse en partido.
Salinas anunciaba su nuevo gabinete y qué creen: Bartlett era el secretario de Educación. Luego, a los cuatro años, como la cosa no funcionó, su “mortal enemigo” le ofreció ser embajador en París. Nada mal.
Sin embargo, Bartlett cuenta que no aceptó ese trabajo; en lugar de eso, exigió que lo pusieran como candidato a gobernador en Puebla. Al término de su mandato poblano, hizo su luchita para llegar a la presidencia. Obvio, bajo la bandera tricolor. Y no, no nos referimos a la de México.
Como recordaba Grecko, “Bartlett es un PRInosaurio que vive en nuestra mente”.
Y las que faltan
A Bartlett se le acusa de orquestar fraudes estatales —hay uno en Chihuahua en el 86 que le llaman ‘fraude patriótico’— y también lo tienen en la mira como uno de los principales represores de los movimientos sociales, como el del CEU en la UNAM.
A eso, súmenle que en su sexenio como secretario de Gobernación se juntaron como 200 periodistas muertos y varias, varias, historias más.
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