A Juana la casaron de16 años con un chico al que llamaban el
hermoso, (Felipe El Hermoso) aunque no lo era. (Según los retratos, era más
bien feo).
El tipo se benefició desde el primer día de todas las damas
de la corte.
Juana se enfadaba lógicamente, porque exigía un respeto que a
ella no se le daba.
Ni como mujer, ni como reina, ni como esposa.
Y por eso la llamaban loca.
Cuando su marido murió, Juana reivindicó el trono de reina de
Castilla que a ella estaba destinado.
El rey Fernando, su propio padre, no quería que Juana reinara.
Así que decidió que estaba loca. Y la encerró.
Juana, además, aún era joven y muy bella.
El rey temía que volviera a casarse y contara con un hombre
que la apoyara en la lucha por el trono. Mejor encerrada.
Cuando su hijo Carlos fue a visitarla, dicen que ella
"le cedió graciosamente" el poder. ¡Mentira!
Carlos le obligó a firmar y la dejó allí: encerrada.
Juana era una mujer culta, que hablaba latín y escribía
poesía.
Pero la historia la ha llamado Juana la Loca y no Juana la
Prisionera.
Juana de Castilla es una de tantas mujeres a las que la
historia ha negado su verdadera voz.
La próxima vez que te llamen loca o loca del remate piensa
que loca es lo primero que se le dice a una mujer cuando la quieren silenciar.
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