La derrota que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez y su grupo cercano sufrieron a nivel nacional luego de que su candidato, Porfirio Muñoz Ledo perdió la tercera encuesta del INE para la dirigencia nacional de Morena, y la destitución de la ahora ex presidenta del Poder Judicial del Estado, Sofía Martínez Huerta - recomendada de la familia del mandatario - además del escándalo que este hecho ha provocado en el país, significaron un doble golpe político contra el titular del Poder Ejecutivo Estatal. En ese sentido, la vergonzosa destitución de la Presidenta del Poder Judicial reveló la evidente intromisión del secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, y del presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, Juan Javier Gómez Cazarín, en los asuntos internos de un Poder autónomo encargado, nada menos, que de la impartición de justicia, pero ese burdo golpe de estado también le pegó y debilitó aún más al inexperto gobernador Cuitláhuac García Jiménez, pues es un secreto a voces que Martínez Huerta habría llegado al cargo recomendada por los padres del mandatario, con quienes la abogada mantiene una amistad de años.
En ese sentido, la
caída de la Presidenta del Poder Judicial significó un golpe certero al gobernador
y su familia. Y aunque la actuación de Martínez Huerta había dejado mucho qué
desear, pues además de su improvisación y falta de experiencia habría incurrido
en actos de nepotismo, al meter a sus dos hijos y a su nuera a la nómina, la
forma como fue defenestrada habría sido rudeza innecesaria, muy propia del
estilo de Cisneros Burgos y Gómez Cazarín, quienes utilizaron para sus fines al
Secretario General del Congreso, Domingo Bahena Corbalá, y al consejero
Humberto Oliverio Hernández Reducindo, integrante del Consejo de la Judicatura,
quien denunció un presunto manejo irregular de 60 millones de pesos destinados
para la compra de insumos para hacer frente a la pandemia de COVID19. Y es que,
los detractores de la ahora ex presidenta señalaron que en los tribunales y
juzgados no hay ni gel antibacterial, ni ninguna otra medida para evitar
contagios que comprobaran el gasto del dinero, pese a que éste se había
esfumado.
Por otro lado, Martínez
Huerta tampoco controló el escandaloso derroche de recursos de su hijo César
Díaz Martínez a quien colocó en el área de Comunicación Social del Tribunal,
además de que también hizo funcionario a su otro hijo Guillermo Benjamín Díaz
Martínez, y a su nuera Mayra Angélica Martínez Juárez a quien puso como
secretaria de Acuerdos. Pese a ello, y bajo el principio de que en política la
forma es fondo, el golpe en contra de la señora magistrada también le pega a la
familia del Gobernador, que la recomendó para ese cargo y revela la soterrada
lucha de poder que prevalece en el Gobierno de Veracruz, sin que haya nadie
capaz de poner orden.
En ese tenor, hay
quienes dicen que en el contexto de la lucha por el poder que prevalece en
Veracruz, con la acción de referencia perdió el Tribunal Superior de Justicia,
lo que resulta muy grave por ser el órgano encargado de la impartición de la
justicia, pero también perdió el grupo del Gobernador del Estado, mientras que
el ganador fue el Grupo del secretario de Gobierno, lo que de paso sigue
exhibiendo realmente quien manda en Veracruz.
Y es que, habría que
recordar que otros funcionarios vinculados al Gobernador también han salido del
gabinete en medio de escándalos similares, como la ex secretaria del Trabajo
Guadalupe Argüelles Lozano; la ex directora del DIF estatal Verónica Aguilera y
ahora Sofía Martínez Huerta la amiga personal de su familia. Así las cosas, hay
quienes dicen que la maniobra que le fabricaron a Martínez Huerta para quitarle
el control del TSJ también la podrían aplicar al propio mandatario para sacarlo
del Poder Ejecutivo. Dicen que ese sería el siguiente paso del grupo que ha
tomado por asalto el gobierno de Veracruz. Vaya caso.
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