Los de abajo
EZLN: GIRA MUNDIAL
Gloria Muñoz Ramírez
Van a cumplir 27 años
de vida pública y 37 desde que se conformaron como comunidades zapatistas
organizadas, y no han dejado un solo momento de irrumpir en el escenario
político con iniciativas que las alejan de la victimización y las colocan en la
ofensiva.
Sus propósitos son
claros. Alguna vez dijeron que los gobiernos no necesitaban servicios de
inteligencia para conocer sus pasos, pues en sus comunicados los hacen
públicos. El problema es que no les creen. Es decir, prefieren averiguar qué
hay detrás de las intenciones declaradas, qué esconden, qué no dicen. Cuando en
realidad explican con detalle lo que habrán de hacer.
En estas casi tres
décadas no siempre han acertado, es cierto, pero nadie, ni siquiera sus
enemigos, pueden escatimar al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)
su esfuerzo incansable por continuar su lucha con todo en contra.
Lejos están de
conformarse con los logros de la autonomía en sus más de mil comunidades, donde
han construido con éxito probado un sistema propio de gobierno, justicia,
educación, salud, comercio y comunicaciones, inédito en el mundo, que en su
conjunto representaría para cualquier organización su aporte histórico a la
lucha por un mundo menos desigual, más justo y democrático. Pero no. Tercos
como son, insisten en aliarse con los desposeídos de México y del mundo, y en
luchar juntos contra el sistema capitalista, contra la represión y la muerte.
Insisten en la defensa de los recursos naturales, en denunciar el asesinato de
quienes los defienden, en aliarse con las luchas de las mujeres contra el
feminicidio y por la libertad de decidir sobre sus cuerpos.
Los zapatistas vuelven
a navegar. No será la primera vez que crucen el Atlántico, pero sí la primera
gira por el mundo que se iniciará justo en Europa. No viajarán solos.
Sus iguales del
Congreso Nacional Indígena zarparán con ellos. El camino es aún más incierto y
peligroso que el 1º de enero de 1994, pero, como siempre, vuelven a desafiarlo
todo, poniendo el cuerpo por delante en un mundo más violento y fascista que el
de hace dos décadas.
¿A quién le importa que
un pequeño, pequeñísimo, grupo de originarios, de indígenas, viva, es decir,
luche?, se preguntan.
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