Por: José Miguel Cobián
Hay mucho más de fondo en las declaraciones de los departamentos de estado y seguridad nacional de Estados Unidos de lo que aquí en México hemos querido reconocer. Nuestro país es un caldo de cultivo natural para problemas políticos y sociales, e incluso revueltas armadas o pacíficas, debido al manejo de la economía de los últimos 30 años, que ha permitido el empobrecimiento de más de cincuenta millones de mexicanos y el enriquecimiento de unas cuantas familias que son las que explotan el país a su antojo y acumulan ingresos multimillonarios anualmente. Para muestra están las cifras del INEGI que muestran que el 0.1% de la población acumula el 16% del ingreso nacional. Y de allí el siguiente nivel lo determina como el 10% de la población que acumula el 20% del ingreso nacional. Con lo que tenemos que el 10.01% de la población se lleva el 36% de la riqueza del país.
Quizá hoy los grupos de narcotraficantes no han necesitado crear una base de apoyo social más allá de la red de protección mediante apoyos económicos a las comunidades que los rodean. Y esto se debe a que cuentan con el apoyo de funcionarios públicos, locales, estatales y federales que les protegen en sus actividades, pero si en un futuro la política antinarco del gobierno federal comenzara a tener éxito, entonces los grupos criminales tendrían la opción de atizar el descontento de esas grandes masas de desposeídos creando un problema de insurrección armada, o cuando menos problemas políticos mucho más graves que los actuales, los cuales tendrían distraído al gobierno y a los órganos de control llámense policías o fuerzas armadas. Esta evolución ya se dio en Colombia, y se dio también en Afganistán, dónde la disputa por el control del abasto de drogas para los mercados mundiales se da entre bandas de insurrectos como las FARC o los talibanes, y quienes controlan el abasto para el mercado americano, entre otros la propia agencia central de inteligencia. Dirás amable lector que estoy exagerando, pero te ruego recuerdes el asunto Irán-Contras en el que se descubrió que la CIA apoyaba a narcotraficantes a cambio de que éstos proporcionaran armas y dinero a la contra nicaragüense, asunto en el cual Yucatán y Veracruz tuvieron papeles importantes pues en el primero había un centro de acopio de drogas y armas, las primeras para su distribución al norte, y las segundas para su envío al sur. Mientras que en Veracruz tuvimos un centro de entrenamiento disfrazado de rancho ganadero.
Si a algún grupo criminal se le ocurriera trabajar a fondo con los estratos sociales más bajos, la situación en México se puede complicar muy rápido. Ya tuvimos un primero conato con el levantamiento zapatista, pues hoy sabemos que hubo armas también en otros lugares como las sierras de Veracruz, aunque la población no quiso sumarse y eso evitó un problema mayúsculo.
Sin embargo, a pesar de la experiencia previa, tanto en México como en el extranjero, las condiciones de abuso y falta de oportunidad para los más pobres entre los pobres, prevalecen. Aquéllos que explotaban al país en exceso lo siguen haciendo, y los niveles de vida siguen bajando, generando aún más descontento social y con ello un caldo de cultivo cada vez más explosivo para generar un estallido social.
Hace poco escuché a alguien muy cercano decir que era una pena que un país tan rico como México estuviera hecho ¨mierda¨ por culpa de los mexicanos, y por ello no diera oportunidad a sus propios ciudadanos a aplicar sus talentos y a desarrollarlos en beneficio propio y del país. Indigna el saber que hay tanto mexicano talentoso en las distintas ramas del arte, de la ciencia, de la tecnología, y de los distintos campos de negocios, desde el campo hasta la ciudad, y que no pueden ni siquiera aplicar sus talentos, pues nadie los apoya, nadie los valora y no hay quien pague por el uso de ese talento, y por ello tienen que conformarse con malos empleos, mal pagados y en dónde su vocación no los llama, pues no tienen otra opción. Aún cuando son de los afortunados que tienen trabajo, viven frustrados porque no pueden hacer aquello para lo cual nacieron.
Mientras tanto, la clase gobernante –ayer en voz de los coordinadores de diputados del PAN y PRD- siguen discutiendo pendejadas. En este caso afirmando que si a los gringos les preocupa que sus armas no se usen para matar gringos, debieran de evitar que estas armas lleguen a México. Tontería porque se les olvida que es el gobierno mexicano el que no hace el mínimo esfuerzo para evitar que las armas americanas lleguen a nuestro territorio, y también es nuestra responsabilidad. Y también tontería porque ahí había una vena para explotar contra las críticas de los americanos: A los gringos no les molestan los 35,000 muertos mexicanos con sus armas, pero si les duele un gringo muerto; y también tontería porque hay temas más urgentes e importantes, el problema es que no hay políticos que sean hombres de estado, sino simples oportunistas buscando su bien personal y de grupo.
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