7 de marzo de 2011

El PRI y la naturaleza afrodisíaca del poder


Por Carlos Heredia Zubieta
La toma de protesta de Humberto Moreira Valdés como nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el 4 de marzo en Querétaro, fue faraónica, a la vieja usanza del ‘partidazo’.

No hay mayor afrodisíaco que el poder. Los priístas otean en el horizonte el retorno a Los Pinos y se aprestan a recuperar lo que fue suyo.

Sin duda, los priístas siguen siendo quienes mejor manejan el lenguaje simbólico del poder. Defienden los intereses de los oligopolios económicos y de los jerarcas de la política, pero al mismo tiempo ‘salpican’ hacia abajo, sin los aires de superioridad moral y racial de los panistas o los desplantes justicieros de la izquierda, que difiere en el discurso pero en la práctica adopta los usos y costumbres del priísmo.

La gran ventaja de los priístas es presentarse como lo que son: ni santones ni redentores, sino políticos pragmáticos que se acomodan y enfilan las velas para donde sopla el viento. Su lema es: lo que ves es lo que obtienes.

Cuando Luis Donaldo Colosio Riojas acusó de hipócrita a la Fundación Colosio del PRI por usar el nombre de su padre para fines personales, la respuesta priísta fue que ‘platicarían’ con el hijo del asesinado candidato presidencial. De renovación, nada.

Sin embargo, del plato a la boca se cae la sopa. Habremos todavía de transitar por la etapa del ‘fuego amigo’ priísta, que suele ser feroz y despiadado.

El margen de ventaja de Enrique Peña Nieto está construido con base en el manejo de Televisa, que difunde al mexiquense a toda hora en la pantalla chica, pero la perspectiva de contar con un presidente tutelado por Televisa no parece muy halagüeña para algunos viejos lobos de mar del tricolor, ni para ciertos capitanes empresariales a quienes ese escenario les pone los pelos de punta.

En la ruta hacia el 2012, el PAN y el PRD tendrán que convencer con candidatos y plataformas que no reproduzcan las pautas de ‘el pequeño priísta que todos llevamos dentro’, como solía decir el propio Felipe Calderón. De otra manera, le darían al electorado sobrada razón para preferir al original frente a las malas copias.

*Profesor Asociado del CIDE.

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