Por José Miguel Cobián
Como ejercicio intelectual disfruto cada semana analizando quien y con qué, hizo el ridículo en la semana. Normalmente las nominaciones tienen que realizarse en viernes y el sábado tengo ya los resultados finales, sin embargo, ahora ya tengo definidos los triunfadores a nivel internacional, nacional y estatal, aunque el nacional ya fue nominado desde la semana pasada.
A nivel internacional el país hizo el ridículo al enviar 17.3 toneladas de ayuda a Japón. Es lo mismo que se obtuvo de una colecta el año pasado coordinada por quien esto escribe, para apoyo de los damnificados por los huracanes, y alcanzó para apoyar a medias y por un día a una colonia que estuvo bajo dos metros de agua en Veracruz. Un país como México que cada vez que ha sufrido una catástrofe ha recibido el apoyo solidario de Japón, corresponde con una cantidad ridícula de apoyo. Para que se dé una idea, esa ayuda equivale a 17 mil botellas de agua de un litro, lo cual para la población de cualquier ciudad de Japón no alcanza para nada. Un buen apoyo de un país bárbaro y tercermundista como el nuestro debía ser de alrededor de 500 toneladas de ayuda cuando menos, y así apenas corresponderíamos en una mínima parte a lo que Japón nos ha apoyado. Los que participamos en clubes rotarios conocemos del altruismo y desprendimiento de los japoneses y nos avergonzamos de este anuncio mediático. ¿Acaso no se dará cuenta el gobierno de que nos hace caer en el peor ridículo a todos los mexicanos?
A nivel nacional a pesar de la mención honorífica que se lleva el gobernador de Chihuahua, y de la mención especial que se llevan los organizadores de la fallida consulta en el estado de México, pues sólo votó el 2.34% del padrón, lo cual implica que a los mexiquenses les importó un triste rábano la consulta del PAN-PRD, creo que el premio se lo llevó Manlio Fabio Beltrones, pues una vez analizada su propuesta fiscal, se llegó a la conclusión de que incluso otorgando al PAN lo que siempre han buscado que es el IVA en alimentos y medicinas, ni siquiera los propios panistas la apoyaron y tampoco los priístas, y es que no está bien estudiado el asunto y la baja en la tasa de ISR para empresas resulta absurda, bajar del 30 al 25% la tasa máxima no resuelve los problemas de recaudación, y menos cuando no se busca en esta propuesta reducir la evasión y elusión fiscal de las grandes empresas de México que pagan únicamente el 1.74% de sus ingresos como impuesto sobre la renta. Está claro que antes de hacer pagar a la población IVA en alimentos y medicinas, la primera etapa debe buscar que las grandes empresas de México, esas las de los privilegiados del sistema, las que ganan miles de millones de pesos cada año, paguen un impuesto sobre la renta justo y equitativo. Noticias como el aviso de Felipe Calderón sobre cuanto pagan estas empresas, lo único que hace es estimular al resto de los mexicanos a no pagar impuestos, pues si el SAT y Hacienda no hacen su tarea, no se vale que los asalariados paguen más impuesto sobre sus utilidades, que las grandes empresas del país. La reforma fiscal de Manlio, quien busca a toda costa verse presidenciable y hacer sombra a Peña Nieto, está muerta y con costo político para su promotor. En lugar de beneficiarlo lo perjudicó. Tanto como lo perjudica el no tomar partido sobre lo propuesto por César Duarte, pues en lugar de criticar su propuesta de la ¨leva¨ forzada a los ninis, utiliza la retórica para no decir ni si, ni no, sino todo lo contrario, y escurrir el bulto. México no requiere un presidente que no tenga valor o no se enfrente a los hechos directamente.
El tercer ridículo, ahora a nivel estatal, surge al esparcirse la noticia de que en el centro estatal de cancerología compró y administró a sus pacientes Trastuzumab fabricado por laboratorios Roche y cuyo nombre comercial es Herceptin PIRATA. Es decir administró una droga que se utiliza en como segunda trinchera contra el cáncer, pero que no llevaba el ingrediente activo correcto, ni había sido fabricado por los laboratorios que supuestamente lo proveyeron. Esto significa que a los pacientes que lo requerían se les administró un placebo (en el mejor de los casos) o una sustancia tóxica (en el peor), pero no el medicamento adecuado para frenar el avance de su cáncer ya de por sí avanzado (pues para ello se usa el Herceptin), y por lo tanto se jugó con la vida de estos pacientes y en muchos casos, seguramente por haber administrado el medicamento pirata y no el adecuado, sin ningún otro tratamiento, los pacientes empeoraron y aceleraron su proceso hacia la muerte o ya murieron. Un asunto de suma importancia y muy delicado al que seguramente el gobernador Javier Duarte y su equipo habrán de prestarle mucha atención y llegar hasta las últimas consecuencias, pues prácticamente se condenó a muerte a muchos pacientes (todavía no se sabe a cuántos), y todo por un negocito de algún funcionario del sexenio pasado.
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