22 de octubre de 2012

AMENAZAS DE LOS CÁRTELES DE LA DROGA PROVOCAN QUE LOS PERIODISTAS HUYAN DE SUS HOGARES Y TRABAJOS


Por Holger Alava
Para agorarevista.com 
Periodistas sitiados: Al menos 18 periodistas han llegado a Ciudad México desde el 1 de enero de 2012, de acuerdo a Artículo 19, una organización que protege a los periodistas. [Ilustración: José Luis Polo]
A medio día, el editor en jefe de un periódico en un estado norteño manejaba camino a su oficina cuando se le atravesó una camioneta. Como a las tres de la tarde del 24 de septiembre de 2012, varios hombres armados con rifles bajaron de la camioneta y le apuntaron, recuerda el periodista. Los pistoleros le ordenaron que subiera al vehículo de ellos. El editor trabajaba en una región donde Los Zetas y los Cárteles de Sinaloa y Juárez luchan por el control de plazas para el tráfico de drogas. El periodista se dio cuenta que estaba siendo secuestrado por integrantes de uno de esos grupos del crimen organizado. "Me vendaron los ojos y me llevaron a algún lugar donde otros hombres, quienes también llevaban armas largas, se les unieron", dijo el periodista "Jorge Vargas".

Jorge Vargas no es el verdadero nombre del editor. Por razones de seguridad, solicitó que se le identificara con un seudónimo. También pidió que no se revelara la ciudad donde trabaja y que no se divulgara el nombre de su periódico.

Miembros del crimen organizado interrogan al periodista

Vargas se dio cuenta rápidamente de que estaba siendo secuestrado a causa de su trabajo. Además de ser editor de su periódico, también escribía artículos. Al momento de su secuestro, estaba investigando diez casos de secuestros o "levantones". Los secuestros habitualmente involucran una exigencia de rescate, en tanto que los levantones son una forma de represalia o intimidación.

Basado en las preguntas de sus captores, Vargas se dio cuenta de que estaba siendo víctima de un levantón.

'Me preguntaron por qué había reportado sobre los secuestros y levantones de algunos residentes de la ciudad y los pueblos vecinos, cuando ni siquiera los parientes de las 'víctimas' habían denunciado los casos a las autoridades", dijo Vargas. Uno de los casos que Vargas estaba investigando involucraba a dos agentes de la Policía que habían desaparecido, pero cuyos cuerpos fueron encontrados recientemente.

No era la primera que Vargas había sido levantado. Dos veces antes había sido secuestrado por miembros del crimen organizado, según precisó.

"'Me pidieron que dejara de escribir sobre ciertos temas, por lo tanto, debía tener cuidado de no mencionar nombres en ninguno de mis artículos", dijo Vargas.

Una golpiza y una advertencia escalofriante

Esta vez era diferente, dijo Vargas. Los miembros del crimen organizado lo mantuvieron cautivo por casi 24 horas. Lo golpearon, le ordenaron que dejara de trabajar para el periódico y que saliera de la ciudad de manera indefinida. "Me amenazaron con lastimar a mis dos hijitas y a mi esposa si no hacía caso de su advertencia", dijo Vargas. Poco después de las dos de la tarde, el 25 de septiembre, sus atacantes lo dejaron en una carretera en las afueras de la ciudad. Vargas caminó durante más de dos horas antes de encontrar alguien que le ayudara. El mismo día que lo liberaron, fue a la oficina principal de su periódico y explicó a la Junta Directiva de la compañía lo que había sucedido. Su empleo cesó en ese momento, dijo.

Cuatro días después, abandonó la región y buscó la ayuda de una organización que trabaja con periodistas en riesgo.

La intimidación a periodistas va en aumento

El número de periodistas que están siendo levantados y amenazados va en aumento, dijo Ricardo González, miembro de Artículo 19, una organización que protege a los periodistas. Muchos de tales casos no son reportados a las autoridades o la prensa, ya que las víctimas temen represalias de encargados de grupos criminales organizados, añadió.

"La búsqueda de justicia a menudo incrementa el riesgo y afecta inclusive a familiares y colegas", dijo González. Aunque denunciar los casos a las autoridades puede sentar un precedente, y hasta servir para desalentar a los criminales, en un número considerable de casos, como medida de protección, no se presenta ninguna denuncia ni se ejerce ningún tipo de presión.

Entre el primero de enero de 2012 y el primero de septiembre, por lo menos 18 periodistas se han mudado a la ciudad de México después de sufrir un ataque o amenazas en varias regiones del país, según Artículo 19, se informó enEl Universal . El número es en realidad más alto, puesto que la mayoría de los periodistas se han ido a diferentes regiones o pueblos, sin notificar a Artículo 19, reportó el periódico.

Cuando los periodistas huyen de sus hogares y sus trabajos, la cantidad de información que se transmite sobre las actividades del crimen, decrece, dijo González. Eso daña a los ciudadanos de las regiones plagadas por organizaciones del crimen organizado, añadió.

Señaló además que uno podría suponer que las amenazas a los periodistas se traducen en autocensura y por lo tanto, terminan dañando la transmisión general de información y a la población en general. La autocensura "daña la calidad de la democracia en México", destacó.

Secuestran a un periodista de Milenio

En marzo del 2010, Raymundo Pérez-Arellano trabajó como reportero para Milenio. Se fue a Reynosa, Tamaulipas, para informar sobre el secuestro de cuatro periodistas por parte de Los Zetas y el Cártel del Golfo.

Mientras estaba en Reynosa, Pérez-Arellano y su fotógrafo fueron secuestrados y golpeados.

"Inicialmente estaban confusos y pensaron que nosotros éramos los enemigos porque vieron que el vehículo rentado que usábamos tenía placas de Coahuila, y recibieron el dato de que sus enemigos habían enviado refuerzos de allí y de otros estados", dijo Pérez-Arellano.

Después de que les revisaran sus pertenencias y equipos de trabajo, los periodistas fueron golpeados a punta de pistola.

"Llévenselos y delen piso (mátenlos)", dijo el líder de los atacantes, según Pérez-Arellano.

Según relató, "finalmente no nos mataron, pero nos dijeron que no querían ver ahí a la prensa porque podría 'calentar' la plaza". Muchos miembros de los cárteles de la droga desean evitar informes de la prensa, que pueden llevar a un mayor despliegue de seguridad.

El hecho que no fuera un periodista local jugó a su favor, añadió.

"No siempre es el caso, pero los periodistas locales tienden a ser un riesgo mayor", concluyó. Los periodistas del estado les siguen en la línea, luego aquellos que trabajan a nivel nacional, y luego los extranjeros, ya que los cárteles no quieren la mala publicidad que les ocasionaría matarlos".

Más de cien ataques a periodistas en 2012

A nivel nacional, han habido 118 ataques contra periodistas y agencias noticiosas en 2012, según las estadísticas recopiladas por Artículo 19.

Algunos de los ataques han sido mortales. Únicamente en el estado de Veracruz, seis periodistas han sido asesinados en 2012.

A principios de agosto, efectivos de la Marina arrestaron a ocho presuntos miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación, vinculados a los asesinatos de tres periodistas y un cuarto empleado de un diario de Veracruz.

Se les acusó de la muerte de los periodistas Guillermo Luna, Gabriel Huge Córdova, Esteban Rodríguez y la empleada del diario Ana Irasema Becerra Jiménez.

Entre los sospechosos estaba Juan Carlos Hernández Pulido, presunto integrante clave del Cártel Nueva Generación Jalisco, también conocido como "La Bertha".

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