Peña y Rajoy se reúnen en España. Foto: Xinhua
Enrique Peña Nieto colocó en una charola la energía, el petróleo, la
construcción de infraestructura y otras áreas económicas y los fue a ofrecer a
España, país al que dijo que ayudará a salir de la crisis. El acento lo puso en
los hidrocarburos –sector que pretende “abrir” a comienzos del próximo año– y
en la infraestructura, áreas donde el empresariado español ya tiene metido un
pie y donde una pieza fundamental ha sido José Andrés de Oteyza, presidente de
la constructora OHL-México.
MADRID.- La mañana del lunes 15 Enrique Peña Nieto inició aquí su mensaje
definiendo cómo desearía la relación de su próximo gobierno con España y sus
empresas:
“Esta relación
México-España –que se ha venido consolidando a lo largo de los años– tiene
mucho más que dar, tiene mucho que deparar en el desarrollo y en el beneficio
de ambos pueblos. Vengo a reafirmar la voluntad política del gobierno que habré
de encabezar para intensificar los lazos de hermandad y de relación comercial,
de amistad con España” para que “se consolide aún más”.
Lo dijo en cónclave con 43 presidentes y altos ejecutivos de los mayores
consorcios españoles –prácticamente todos con presencia en México– a quienes
les anunció que impulsará una reforma energética que permita abrir Petróleos
Mexicanos (Pemex) a la inversión privada en exploración y explotación y que
seguirá alentando la inversión en infraestructura, aprovechando la Ley de
Asociaciones Público-Privadas –como lo hizo en su estado natal–, lo que sus
críticos en México califican como una “subasta salvaje del país” (Proceso 1773).
Al dar la bienvenida a
Peña Nieto a la reunión –que estaba agendada entre las actividades de su gira
europea– el embajador de México en España, el panista Francisco Ramírez Acuña,
la describió como “una reunión de buenos amigos”.
El priista desglosó
sus propuestas en esta suerte de paseíllo ante el empresariado español, en algo
similar a lo que hicieron sus antecesores priistas Carlos Salinas de Gortari y
Ernesto Zedillo o los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, prometiendo
apertura para nuevas inversiones.
Ahí ofreció el apoyo
de su futuro gobierno para que España salga de la crisis económica, enunciado
que repitió más tarde en sus encuentros con el presidente Mariano Rajoy y con
el rey Juan Carlos y el príncipe Felipe.
Pero no precisó cómo
lo hará.
No obstante la primera
señal favorable a España la difundió su equipo de transición la noche del
viernes 12, en un comunicado en el que respaldó el acuerdo de Pemex con los
astilleros gallegos para la construcción de dos buques-hotel.
El tema no fue
retomado por los medios impresos sino hasta el domingo 14, por la inusual hora
de difusión del comunicado.
Pero repitió el
mensaje el lunes 15, luego de su encuentro con Rajoy: “He comprometido que mi
gobierno habrá de continuar con las gestiones iniciadas por Pemex y los
astilleros de Galicia para los barcos-hoteles que se habrán de construir. Es
algo que Pemex está necesitando y creo que el acuerdo que se ha llevado a cabo
genera condiciones favorables tanto para los constructores como para Pemex.
“Los Churumbeles”
Ante los empresarios
dijo: “He propuesto impulsar una reforma energética y sobre todo una mayor
participación del sector privado en la exploración y explotación de Pemex”. Y
subrayó: “Nunca he postulado la privatización de esta gran empresa; por el
contrario, he señalado que el Estado debe mantener la propiedad y rectoría
sobre los hidrocarburos del país”.
Lo expuso teniendo a su lado a su colaborador Luis Videgaray, jefe del
equipo de transición, quien 11 días antes había declarado a The Wall
Street Journalque esa apertura de Pemex está “al alcance de la mano”.
Incluso adelantó que “con suerte, la haremos a principios del próximo año”,
dijo.
Peña Nieto aseguró que
con base en “experiencias exitosas” de otros países México podrá crear su
propio modelo “a partir de la participación del sector privado. No
privatización sino ampliar la empresa y desarrollar mayor infraestructura”.
También se refirió al impulso que piensa dar a las energías renovables, tema
del que habló en Alemania, el primer punto de su gira europea.
A los constructores
presentes Peña Nieto les anunció que impulsará una “mayor participación del
sector privado” en desarrollos de infraestructura. “Aquí hay empresas que
conozco, que han trabajado y realizado inversiones en infraestructura en el país.
Queremos alentar mayores inversiones para el desarrollo de infraestructura.
Tomemos ventajas de la Ley de Asociaciones Público-Privadas”, les planteó.
En la mesa había
representantes de la empresa que más contratos de obra obtuvo de Peña Nieto en
el Estado de México: Juan Miguel Villar Mir, presidente de OHL; José Andrés de
Oteyza, presidente de OHL-México y Emilio Lozoya Austin, quien renunció a
finales de agosto a su puesto en los consejos de administración y de auditoría
de OHL-México para asumir la vicecoordinación de vinculación internacional del
presidente electo.
En el libro El cártel español. Historia crítica de la reconquista
económica de México y América Latina (1898-2008) (Foca, 2011), Oriol
Malló describe a De Oteyza como “hijo de refugiados republicanos y ministro de
Patrimonio y Fomento Industrial en el gobierno de López Portillo, convertido en
presidente de OHL-México, que ganó para esta constructora española las
principales y más suculentas contratas para varios ejes, varios de pago que estaba
licitando el gobierno del Estado de México, un añejo bastión del PRI”.
Lo identifica como uno de los llamados “Churumbeles de López
Portillo” porque fue “un personaje decisivo en alguno de los más grandes
arreglos institucionales entre México y España desde fines de los años 70, que
se tradujeron en la multimillonaria inversión de Pemex en la refinería de
Petróleos del Norte (Petronor), en Muskiz, Bilbao”, plantea.
“De alguna forma, aquel personaje decisivo en los nuevos arreglos
institucionales entre España y México, José Andrés de Oteyza, inició desde 1978
una entente cordiale entre los altos funcionarios del INH
(Instituto Nacional de Hidrocarburos) y la tecnocracia mexicana, liason poco
explorada pero altamente redituable a futuro porque incluía variados negocios
en un terreno donde el Estado español dependía de la buena voluntad de sus
socios aztecas”, asegura el periodista catalán afincado en México.
En esta investigación el autor profundiza en las redes hispano-mexicanas y
de otros países latinoamericanos que “gracias a la cooptación, la corrupción y
la seducción” monopolizaron los mercados de la obra pública, agua, energía,
turismo, medios y telecomunicaciones, “redes de hispanidad que son hoy el
principal ariete contra el cambio y la soberanía en las Américas”.
(Fragmento del reportaje que se publica
esta semana en la revista Proceso1877, ya en circulación)
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