6 de abril de 2013

EL FUTURO DE MÉXICO SUMIDO EN LA MISERIA


Si la mitad de los 52 de millones de mexicanos que viven en situación de pobreza extrema en el país –lo que incluye además al grupo que no tiene incluso acceso a alimentos– son menores niñas, niños y adolescentes, México tiene ante sí un futuro mucho más complicado del que ahora se vislumbra. 

La Cruzada contra el Hambre dispuesta por el Presidente Enrique Peña Nieto como eje social de su gobierno no los ha mencionado, pero estas nuevas cifras demandan un reajuste inmediato de prioridades, si lo que de verdad se busca es “mover a México”. De acuerdo con el Informe Pobreza y Derechos Sociales de Niñas, Niños y Adolescentes en México, elaborado por el Fondo de las Naciones Unidades para la Infancia (Unicef), esos 21.4 millones de menores de edad representan más de la mitad del total de 39.2 millones de personas que se contabilizan en el país dentro de ese segmento. 

En otras palabras, el informe revelado el pasado 3 de abril por la Unicef, y en el que también participó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), confirman que la situación de pobreza en el país no sólo es crítica, es también vergonzosa e inaceptable si, como ha repetido Peña Nieto, se pretenden sentar las bases para un futuro de equidad. Además, este escenario es aún más extremo en las comunidades indígenas del país. 

Amnistía Internacional alertó que en esas poblaciones siete de cada 10 menores viven en condiciones de pobreza y sólo uno de cada 10 vive sin las carencias medidas en el informe realizado por la Unicef. Se trata de menores y jóvenes que no tienen acceso a la educación y a la salud, pero menos aún a la seguridad y la justicia, todos éstos derechos que debe garantizar el Estado, son precisamente las funciones elementales que le toca cumplir. 

El que no estén garantizados y, además, se agraven día a día por la ineficacia y falta de voluntad de los gobernantes, los condena a vivir toda su vida en la pobreza o, incluso, a morir en la infancia por falta de alimentos, con lo que también el bono demográfico de México se deteriora rápidamente. 

El representante en México de Amnistía Internacional, Daniel Zapico Alonso, lo dijo muy claro en la declaratoria de alerta al gobierno mexicano que lanzó esa organización: “La pobreza no es inevitable, es resultado de decisiones que personas toman sobre la vida de otras personas. Es el resultado de políticas públicas que durante décadas han condenado cada vez a más millones de personas en México a vivir bajo los devastadores efectos de la pobreza”. 

Pero si la Cruzada Contra el Hambre no detalla ni pone énfasis en este segmento con acciones específicas para abrir nuevas alternativas a la niñez y juventud mexicana, incluyendo y dejando participar a la comunidad en general, poco o nada se logrará y pasará a ser otro programa –otro de tantos– de ayuda asistencial. Está en riesgo el futuro del país y la pobreza debe verse como otra forma de violencia en contra de los menores en México. ¡Feliz fin de semana!

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/06-04-2013/13594

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