¿Nepotismo? Es que Magdalena Robles, hermana de la secretaria de Desarrollo Social, es “asociada senior” del despacho Guerra Castellanos y Asociados que realiza trabajos de “comunicación estratégica” y “cabildeo” para PepsiCo.
La Cruzada contra el Hambre es el principal programa social del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. La persona que encabeza este esfuerzo, que todos deseamos resulte exitoso, es Rosario Robles, secretaria de Desarrollo Social.
La señora Robles viene de la izquierda. Presidió el PRD, fue jefa de gobierno sustituta o interina (cuando Cuauhtémoc Cárdenas, en el año 2000, buscó sin éxito la Presidencia de la República).
En la izquierda no pudo llegar más lejos por su participación en algunos escándalos muy lamentables, aquellos en los que el protagonista principal fue su pareja sentimental Carlos Ahumada, un constructor corrupto que, cuando dejó de ser favorecido por el gobierno del DF (en los tiempos de Andrés Manuel López Obrador) difundió varios videos, grabados en las oficinas del propio Ahumada, en los que este empresario entregaba dinero en efectivo a perredistas importantes.
Debido a los escándalos, Rosario Robles renunció al PRD, se alejó de la izquierda y se acercó a Peña Nieto cuando este armaba su equipo y su estrategia para llegar a Los Pinos.
No solo por su lealtad política, sino por su capacidad, que la tiene la señora Robles, Peña Nieto le dio la responsabilidad de dirigir la Secretaría de Desarrollo Social.
Una persona que ha enfrentado tan fuertes problemas de imagen como la señora Robles (la peor evaluada del gabinete de Peña Nieto, según una encuesta de Covarrubias y Asociados), que sobre todo es impopular en la Ciudad de México, estaba particularmente obligada a actuar con prudencia y austeridad.
Como la mujer del César, una figura política tan cuestionada tenía no solo que ser decente, sino parecerlo.
Pero Rosario Robles no aprendió de los golpes recibidos. Desde antes de que arrancara el gobierno de Peña Nieto, la ex perredista ya se deba aires de mujer poderosa y, por lo mismo, inmoderada.
En Milenio, diario en el que Robles colaboró hasta antes de ser invitada al gobierno de Peña Nieto, el columnista Joaquín López-Dóriga escribió: “La semana pasada, dos amigos comían en un restaurante de la Condesa cuando les pidieron que se cambiaran de mesa porque estaban en la favorita de quien estaba por llegar. Se pasaron a otra desde la que vieron sentarse a Rosario Robles, apuntada para la Sedesol. Y eso que no han comenzado”.
Ya como secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles asistió a la toma de posesión de Manuel Velasco como gobernador de Chiapas. Los que la vieron llegar, al aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez y al recinto en el que se celebró el evento, la describieron como “excedida, por lo menos, al rodearse de guaruras, con una escolta de camionetas impresionante”.
Hace poco menos de un mes, la señora Robles y el presidente de PepsiCo, Pedro Padierna, anunciaron que dos trasnacionales, la Pepsi y Quaker, participarán con “atole y galletas” en la Cruzada contra el Hambre.
El anuncio ha sido muy criticado ya que Pepsi es uno de los refrescos, el otro es la Coca Cola, que más han contribuido a la obesidad de la población mexicana.
Es que, no hay duda, el gobierno de México no debería asociarse, de ninguna manera, con empresas como Pepsi que buscan, con su “altruismo”, simple y sencillamente mejorar su imagen.
En el caso de empresas como PepsiCo ele gobierno debería, más bien, aumentarles los impuestos, por ejemplo resucitando el proyecto tributario de que paguen por todo lo que sus envases de pet ensucian en el campo, las playas y las ciudades mexicanas, o bien con un gravamen especial para usarlo en programas de combate a la obesidad, que siempre deben empezar por explicar con toda claridad, como se hace con los cigarros, que los refrescos son muy malos para la salud.
Además de eso, ahora se sabe, lo ha denunciado La Jornada, que el acuerdo entre la Cruzada contra el Hambre y PepsiCo “topa con visos de nepotismo”.
¿Nepotismo? Es que Magdalena Robles, hermana de la secretaria de Desarrollo Social, es “asociada senior” del despacho Guerra Castellanos y Asociados que realiza trabajos de “comunicación estratégica” y “cabildeo” para PepsiCo.
¿Es eso legal? Moral y ético tampoco.
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