9 de septiembre de 2014

QUÉ VERGÜENZA, PERO ESA ES LA VERDAD


Por: Alejandro Páez Varela
Insistentemente se dice que un ex periodista que reparte dinero entre reporteros los ha estado grabando mientras reciben el chayo. Este personaje trabaja para un alto funcionario del Gobierno del Distrito Federal (GDF), de acuerdo con varias fuentes; se jacta de que nadie se resiste a un cañonazo de lana y que, cuando sea necesario, usará ese testimonio vergonzante. 

Se lo contaba a un amigo periodista de un diario en la Ciudad de México y me decía, y yo concordaba con él: “Ojalá y un día le dé send por error y se divulguen todos los videos”. Ojalá, sí. Y qué vergüenza que esto pase, como me dicen que pasa, en un gobierno de izquierda. Si a eso usted le agrega que ayer se robaron urnas, acarrearon votantes y pagaron votos durante las elecciones internas del Partido de la Revolución Democrática (PRD), la desilusión es mayúscula: qué izquierda ni qué ocho cuartos; bola de corruptos y vividores, qué. 

Y se quejan de los priistas; y se atreven a llamarlos como les llaman, en tiempos electorales. Ambos eventos, la supuesta compra de periodistas y la corrupción electoral, permiten entender por qué el país está como está. 

Hace comprensible por qué el gobierno federal y el Congreso (con mayoría priista) no ha apurado la prometida Comisión Nacional Anticorrupción y ni siquiera se ha puesto titular a la Secretaría de la Función Pública. La oposición, que se supone debe poner el ejemplo, es igual que el PRI. Son igualitos, todos. Viven para comprar y ser comprados. 

No importa que millones de mexicanos estén en la miseria; no importan que la desigualdad o que la entrega del país. México entero está en manos de una misma clase de malvivientes grotescos. Me daba risa Gustavo Madero cuando, la semana pasada, decía que la prensa le inventa escándalos al PAN. “Nos tendieron una celada”, señalaba por su parte Luis Alberto Villarreal en referencia a los videos donde se le ve contento, descamisado, cantarín, bailando a gusto con mujeres que, se puede suponer, ejercen la prostitución. Panistas alentando la prostitución. O panistas alentando la prostitución gracias al dinero que reciben, ilegalmente, de los moches. “Nos inventan escándalos”, “nos tendieron una celada”. Ja, ja, ja. 

Me duele la panza. Corruptos, qué. Lo que no quisieran es que la prensa les sacara los trapitos para vivir pocamadre: de teibol en teibol, de cobro en cobro, construyéndose castillos y alimentando las cuentas de banco con dinero público. Eso quisieran. “Nos tendieron una celada”, decía Villarreal. Qué vergüenza. ¿Quiere reírse en serio? La frase completa de Madero es: “Cobardes difamaciones sin voz y sin rostro para alimentar esta política del espectáculo y de la trivialización, en donde lo que nos menos importa son las posiciones ideológicas, políticas”. Aplausos. Y carcajadas. Es decir: lo que menos le importa a los detractores del PAN son “las posiciones ideológicas”. ¡Pues cuáles! Las posiciones en la cama, será. Qué vergüenza. Mejor que cierre la boca y asuma que están hundidos, junto con todo el país, en una crisis de las deadeveras. *** No recuerdo, en mi vida como periodista, un momento tan oscuro como el que estamos viviendo. 

Donde le pique uno, sale pus: en la prensa, en el gobierno, en los partidos, en las cámaras, en la iniciativa privada. Corrupción a pasto. Que si el Consejero de Presidencia que es consejero de Iberdrola; que si el Gobernador que se volvió archimillonario de la noche a la mañana; que si los secretarios, que si los amigos de los secretarios, que si todos. Digo, los indicadores lo dicen; dicen que estamos ahogándonos en corrupción; pero no es lo mismo cuando brota en las calles, cuando uno lo escucha. Me contaban de un alto funcionario del DF al que le dicen “Don King”. ¿Por qué?, pregunté, iluso. “Don quingce por ciento”, me respondían. 

De norte a sur hay anécdotas. Digo momento oscuro, porque incluso investigar, con tanto organismo de transparencia que pagamos con impuestos, es complicado. Eso le decía a otro amigo: “Hasta con las herramientas de transparencia se dificulta documentar lo que está pasando”. Me respondía: “Es que las herramientas de transparencia simulan transparencia; son para lavarle la cara a los que están en turno”. 

Y sí, así es. Mi mayor desilusión es, honestamente, con el PRD y el PAN. Periodistas corruptos hay siempre; y brincan como hongos en cuanto ven el sobre. Pero el rol de esos partidos era poner un freno, hacer la diferencia, conducir al país a un cambio. Y no. No hay cambio. Hay más de la misma mierda. 

Esa es la verdad. Eso es lo que veo como ciudadano: más y más mierda. Disculpen que use palabras fuertes pero para la mierda no hay sinónimo (o los que hay no encierran el concepto completo). La mierda es la mierda, y qué le vamos a hacer. Ni modo de disfrazarla. 

Ni modo de ponerle flores y perfume. Mierda es mierda, ciudadanos; y estamos con ella hasta el cuello. Qué vergüenza, pero esa es la verdad. (Mi ejemplo favorito de momento oscuro: ¿Y la declaración patrimonial del Presidente Enrique Peña Nieto como pa’ cuándo?)


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