Perfilando
Por Iván Calderón
No hace falta
decir que la vida pública de Miguel Ángel Yunes Linares se encuentra plagada de
escándalos.
Existen tantos,
que no se sabe el orden de importancia jerárquico entre cada uno de ellos.
Desde su
cuestionada relación con Succar Kuri y Kamel Nacif, pasando por los demonios
del edén de Lidia Cacho, la pedofilia, y pornografía infantil, hasta sus recientes
señalamientos por enriquecimiento inexplicable e ilícito, no existe manera de
clasificación.
Vaya, el líder
del clan de Boca del Río es todo un estuche de monerías.
Miguel Ángel,
desde siempre ha estado en el ojo del huracán.
Esto no es nada
nuevo.
Incluso, en su
pasado priista, en los tiempos de Patricio Chirinos Calero, mucho se habló de
sus creídas visitas a una casa en Tempoal, donde se practicaban sendas orgias,
o de las múltiples desapariciones forzadas que se tendieron en el estado.
Ni que decir de
la represión a grupos indígenas veracruzanos, o el acoso a periodistas.
En sí, un
infalible período de terror en Veracruz.
La historia de
Yunes Linares está rebosada de prepotencia, perversiones, violencia e
impunidad.
Y a pesar de esto,
argumenta, que todo es producto de un convencional golpeteo político.
Irónico y
avieso.
Yunes, bajo el
manto de una indecente desfachatez se alude atacado, precisamente en los
tiempos previos al cambio del gobierno estatal, donde es tan significativo
enturbiar las aguas del río.
Pero no es la
primera vez que este personaje se ha victimizado.
Le
explico.
Luego que el
mismo Succar Kuri, según fuentes periodísticas, aceptó sostener amistad con el
ex director del ISSSTE, este mismo exhibió documentos que lo exoneraban de este
penoso caso, aún cuando no existía una sentencia.
Esta historia,
se repite en la actualidad.
Sin existir un
proceso, Yunes da palos de ciego, buscando desvirtuar sus asequibles
responsabilidades.
Y es que pese a
que Miguel Ángel Yunes Linares ha mantenido fundadas sus intenciones de
gobernar a Veracruz, su mismo pasado lo detiene.
Sean verídicos
o no, tantos pecados y señalamientos, la presunción de inmoralidad e
indecencia, y hasta aquella ingeniosa campaña negra de “Déjame Acariciar a tu
hija”, lo ubican al borde del abismo.
Es cierto, aún
no se evidencia nada, pero en el ideario colectivo, a Yunes Linares lo rodean
sentimientos perversos, y una posible fortuna de más de 100 millones de pesos,
que de demostrarse, serán difíciles de comprobar.
Hay que
decirlo, con todo y que Yunes Linares pretende ser nuevamente candidato a la
gubernatura por el Acción Nacional, demostró ser ya un candidato perdedor.
A Yunes, su
misma historia lo persigue, y si el PAN de Veracruz desea contender
verdaderamente para el próximo año, deberá de buscar algún otro activo con
honor, prestigio y decoro que encabece perfectamente los ideales de sus
fundadores.
Yunes Linares,
ya está muy quemado.
La verdad.
@IvanKalderon
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