Ante los
sucesos violentos que han acaecido en Veracruz en la administración de Javier
Duarte de Ochoa, la filóloga e investigadora de la Universidad de Granada
(UGR), María José Cano Pérez, expresó que dicho exacerbamiento no es propio de
un Estado democrático, sino de una dictadura.
Cuestionada
en torno al caso del multihomicidio en la colonia Narvarte, donde se ha
señalado a autoridades de gobierno estatal, además de la brutal golpiza por
parte de encapuchados a los estudiantes de la Universidad Veracruzana (UV),
dijo que tales acontecimientos recuerdan a la que en su momento fuera la España
de Franco, régimen caracterizado por la represión política y económica de los
opositores.
“Me deja extrañada, es propio de una dictadura no de un sistema
democrático que hay aquí (en México), yo recuerdo eso cuando era joven en la
época franquista, entonces algo está fallando, porque allí sí escuchabas normal
que entraban unos matones a disparar y matar en un despacho de abogados
laboralistas, pero hoy en día eso es inconcebible”, comentó para La Jornada
Veracruz.
Añadió que,
por tanto, es necesario analizar el tipo de presiones que existen sobre el
sistema policiaco del estado ante la posibilidad de grupos extremistas, y
objetó cómo en la República y en Veracruz no ha caído todo el peso de la
justicia contra los responsables de dichos ataques.
Por otro
lado frente al enorme reto que representa para la academia la sociedad
veracruzana debido a la gran apatía, aislamiento y desinterés que impera en la
mayoría de los ciudadanos para involucrarse en la agenda democrática no
electoral, (La Jornada Veracruz 10/08/15) Cano Pérez estimó que para incentivar
la cooperación es necesario, en primera instancia, ahondar en las razones por
las que no hay reacción social.
La
investigadora sentenció que la carencia de participación de los veracruzanos
puede derivarse del temor de una sociedad ante la figura autoritaria del
gobierno en turno.
“¿Cómo voy a
salir como ciudadano a protestar si la justicia no me va a apoyar, si me van a
detener, si voy a ser yo el delincuente? Entonces hasta que no estemos en
confianza con una justicia independiente no habrá alto a la impunidad, y se
puede conseguir porque por ejemplo sucedió con la mafia siciliana que mataba a
los jueces y hoy en día no es la misma al instaurarse la justicia como la
conocemos, pero tienen que ser los mismos gobernantes quienes apoyen la
justicia independiente”, remarcó.
Para
ejecutar estos planteamientos reconoció que sería necesario realizar los
ajustes legislativos y acotó que mejorar la efectividad de la justicia es
imperioso para poder resolver los conflictos derivados de la violencia a través
de la conciliación.
Consultada
con respecto a la premisa que expresó durante la conferencia magistral
“Cultura, conflictos y paz”, en donde cita el significado del Capítulo 57 del
libro bíblico de Isaías, que indica “no hay paz sin justicia” (también Isaías
32:17), y recordando que en la gestión del gobierno del estado actual ha
empeorado la eficiencia de la justicia en Veracruz (La Jornada Veracruz
14/09/15) Cano Pérez enfatizó que es necesario que exista un sistema de
impartición independiente del Estado.
Asimismo,
debido a que la Iglesia representa la institución en la que más confían los
veracruzanos (La Jornada Veracruz 10/08/15) la hebraísta y docta también en
temas de religión hizo un llamado a dicha organización para utilizar su amplia influencia
en la sociedad a modo de estimular la participación de la ciudadanía para el
bien común.
Educación,
respuesta a la violencia del Estado
En su
ponencia, María José Cano expuso que si bien existen factores como la violencia
estructural, donde el Estado vulnera a los habitantes, el camino de la
cooperación y educación conducirá a hacia una cultura de la paz, donde si bien
perfeccionar el concepto llega a ser utópico, se puede incidir en las nuevas
generaciones como una vía menos nociva para solución de conflictos.
En el marco
de los Diálogos interdisciplinarios por la paz, organizados por la Universidad
Veracruzana, la investigadora manifestó que el enfoque global de la
investigación es a través de un proceso dinámico que sufre modificaciones con
el lenguaje.
Cano Pérez
afirmó que los cambios cualitativos en el dominio social se vinculan con la
desigualdad como nutriente de una población vulnerada a través de la privación
de sus derechos humanos, donde las carencias principalmente económicas
destacan.
La académica
expresó que después de la Segunda Guerra Mundial el esquema globalizado de las
políticas para la colaboración contra la violencia se traducen a la
incorporación en el trabajo con organizaciones no gubernamentales (ONG) y
Asociaciones Civiles (AC); nuevas formas de cooperación en ayuda humanitaria
que comprometen a la academia en materia educativa dirigida a la promoción de
la paz.
Es así como
la migración y la formación de guetos en distintas zonas del mundo coadyuva en
la creación de rasgos de identidad cultural apartada que, por su mismo carácter
de aislamiento, pueden provocar situaciones de violencia extrema, tal es el
caso dijo, de la relación entre el terrorismo y el fundamentalismo religioso.
De esta
forma señaló, es necesario el reconocimiento de los otros como individuos para
hallar valores compartidos entre distintas culturas, puesto que todas cuentan
con aparatos intermediarios opuestos a la violencia.
De allí que
la filóloga planteó encontrar “solidaridad universal” para la cooperación en
diferentes ramas del conocimiento, encauzadas a la ética en la educación para
transformar en favor del estado de paz la organización social y apelar a la
cortesía, entendida como el respeto hacia los demás, recurrir a la otredad para
conducir a cambios.
Sin embargo
Cano Pérez puntualizó que la metamorfosis favorable de dichas propuestas se
vislumbra a mediano y largo plazo, por lo que requiere del cometido docente,
“el sueño de la razón produce monstruos”, sostuvo al evocar a Francisco de
Goya.
Por último
agregó que hay un sector importante de la sociedad que está apostando por la
cultura de la paz y es por tanto menester brindarle respaldo al intercambio
académico para conducir a ella, como conciliación entre sectores y eliminación
de violencia estructural, sobre todo, entre la juventud.
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