TOMADO DE : EL PIÑERO DE LA CUENCA
Luis Velázquez /Barandal
Veracruz. 09 de noviembre de 2015.-“La
gente sólo entiende a madrazos” .-PASAMANOS: Luego de que el presidente
municipal de Orizaba, el millonario Juan Manuel Díaz Francos, impusiera su
capricho con la estatua al dictador Porfirio Díaz Mori, quien tenía en el
castillo de San Juan de Ulúa su cárcel privada para “Matar en caliente” a los
enemigos y adversarios, una vez más ha expresado su personal estilo de gobernar
y ejercer el poder.
La semana anterior, en una reunión con los vecinos de la colonia “El Espinal”, el alcalde, fiel a su pasado inmediato que lo condena pues se ha caracterizado por utilizar el tolete y el garrote para acallar la protesta ciudadana, una vez más incidió en el asunto y acuñó la siguiente frase bíblica:
“La gente sólo entiende a garrotazos”.
Reiteró así a su manifiesta incapacidad para convencer a la población de unos servicios públicos que anunció pretende construir en la colonia.
Pero como los vecinos pusieran condiciones, entonces, el edil perdió el control.
Nada rara ni extraña resulta la actitud edilicia, cuando, por ejemplo, semanas anteriores, una de las madres de los 1,200 desaparecidos en Veracruz, Aracely Salcedo, encaró al gobernador y el señor Javier Duarte, en vez de detenerse a escuchar a la señora, siguió caminando sonriendo con sarcasmo, indiferente al dolor ajeno, valiéndole.
Es el mismo caso, por ejemplo, de cuando el secretario de Seguridad Pública acuñara la frase apocalíptica de “¡Pinches periodistas!”.
Y cuando la procuraduría de Justicia, ahora Fiscalía, rechazara que en Veracruz hay mujeres desaparecidas, porque todas huyeron con el amante en turno, mientras tampoco hay hombres secuestrados, porque todos se internaron en una granja etílica.
Es decir, en vez de que la actitud del alcalde de Orizaba constituya un hecho aislado, se trata de una característica sórdida de la elite política en el poder.
Cada alcalde tiene su librito represor
BALAUSTRADAS: Además de la estatua a Porfirio Díaz y el mirador,
el alcalde ha trascendido en Veracruz por su espíritu represivo y autoritario.
En otras ocasiones también ha recurrido al garrote como en el caso de los vendedores ambulantes, los pepenadores y la misma población civil a partir de los parquímetros, que constituyen, como se sabe, un negocio particular.
Y como se entiende que los municipios son libres, autónomos y soberanos, entonces, cada acalde aplica su ley con todos los agravantes.
Y más cuando el ORFIS, Órgano de Simulación Superior, y la Comisión de Vigilancia del Congreso, a cargo de un exconvicto del penal de Topo Chico, de Nuevo León, Francisco Garrido, disimulan la transparencia y la rendición de cuentas.
Por eso es que entre otras latitudes, los presidentes municipales han trascendido la barrera de la ley y convertido sus territorios en una hacienda porfirista.
Por ejemplo, el panista Omar Cruz, de Medellín, prófugo de la ley, acusado por la Fiscalía del asesinato del reportero y taxista, Moisés Sánchez Cerezo.
Pero además, confabulado con la policía municipal, aliada a su vez con los carteles.
Y el alcalde desaforado de Coatepec, Juanelo, acusado por la Fiscalía del crimen de su tesorero municipal, aliado, a su vez, con los policías municipales y los carteles.
Y el alcalde de Fortín, Armel Cid, a quien el Fiscal quiso desaforar acusado de golpear a mujeres quizá, acaso, como un preludio de “La prueba de embarazo” que ahora exigen a las mujeres en el CDE del PRI para un cargo de elección popular.
Y el alcalde de San Andrés Tlanelhuayocan, que enfrenta un desafuero por imponer su ley en el pueblo a base de pistolas y tiros.
Y el diputado local, Renato Tronco Gómez, quien también tiene un desafuero en marcha, acusado del asesinato de un regidor cuando fue presidente municipal de Las Choapas.
En tal contexto social, policiaco y político se ubicaría al presidente municipal de Orizaba con su experiencia de que “la gente solo entiende a garrotazos”.
En otras ocasiones también ha recurrido al garrote como en el caso de los vendedores ambulantes, los pepenadores y la misma población civil a partir de los parquímetros, que constituyen, como se sabe, un negocio particular.
Y como se entiende que los municipios son libres, autónomos y soberanos, entonces, cada acalde aplica su ley con todos los agravantes.
Y más cuando el ORFIS, Órgano de Simulación Superior, y la Comisión de Vigilancia del Congreso, a cargo de un exconvicto del penal de Topo Chico, de Nuevo León, Francisco Garrido, disimulan la transparencia y la rendición de cuentas.
Por eso es que entre otras latitudes, los presidentes municipales han trascendido la barrera de la ley y convertido sus territorios en una hacienda porfirista.
Por ejemplo, el panista Omar Cruz, de Medellín, prófugo de la ley, acusado por la Fiscalía del asesinato del reportero y taxista, Moisés Sánchez Cerezo.
Pero además, confabulado con la policía municipal, aliada a su vez con los carteles.
Y el alcalde desaforado de Coatepec, Juanelo, acusado por la Fiscalía del crimen de su tesorero municipal, aliado, a su vez, con los policías municipales y los carteles.
Y el alcalde de Fortín, Armel Cid, a quien el Fiscal quiso desaforar acusado de golpear a mujeres quizá, acaso, como un preludio de “La prueba de embarazo” que ahora exigen a las mujeres en el CDE del PRI para un cargo de elección popular.
Y el alcalde de San Andrés Tlanelhuayocan, que enfrenta un desafuero por imponer su ley en el pueblo a base de pistolas y tiros.
Y el diputado local, Renato Tronco Gómez, quien también tiene un desafuero en marcha, acusado del asesinato de un regidor cuando fue presidente municipal de Las Choapas.
En tal contexto social, policiaco y político se ubicaría al presidente municipal de Orizaba con su experiencia de que “la gente solo entiende a garrotazos”.
El mundo sórdido de Orizaba
ESCALERAS: El ciudadano común percibía que tales tiempos
sórdidos de la política estaban superados, pero, bueno, por menos, mucho menos,
vecinos de Puebla, el estado de México y el Distrito Federal han linchado a 61
personas como el último recurso que la autoridad ha dejado cuando se cree dueña
única y absoluta del poder.
Y más, como en el caso de Orizaba, donde además, y por cierto, una chica fue asesinada de veinte puñaladas, lo que expresa un Estado de Derecho rebasado por completo, y en donde, y por si fuera poco, se han registrado noventa secuestros y desapariciones en la región como bien lo han documentado las ONG y los colectivos de feminicidios, entre ellos, el de Fernanda Rubí Salcedo, cuando tenía 21 años.
Y ni se diga el secuestro y asesinato de la sobrina del arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios.
Y el plagio de la hija del ex diputado local y líder electricista, Víctor Trujeque.
Tal cual, ninguna culpa tienen los vecinos de la colonia “El Espinal” de la incapacidad del alcalde para convencer a partir del diálogo, el argumento y la razón, mientras, en contraparte, la población está expuesta a la inseguridad, pues aun cuando la tarea es del gobierno del estado y la federación, también los ediles son corresponsables.
Y más, como en el caso de Orizaba, donde además, y por cierto, una chica fue asesinada de veinte puñaladas, lo que expresa un Estado de Derecho rebasado por completo, y en donde, y por si fuera poco, se han registrado noventa secuestros y desapariciones en la región como bien lo han documentado las ONG y los colectivos de feminicidios, entre ellos, el de Fernanda Rubí Salcedo, cuando tenía 21 años.
Y ni se diga el secuestro y asesinato de la sobrina del arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios.
Y el plagio de la hija del ex diputado local y líder electricista, Víctor Trujeque.
Tal cual, ninguna culpa tienen los vecinos de la colonia “El Espinal” de la incapacidad del alcalde para convencer a partir del diálogo, el argumento y la razón, mientras, en contraparte, la población está expuesta a la inseguridad, pues aun cuando la tarea es del gobierno del estado y la federación, también los ediles son corresponsables.
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