Desde hace 10 años, se debate en Jalisco Inundar tres poblados que en
conjunto no suman más de 500 habitantes para dotar de agua a alrededor de 6
millones en dos grandes ciudades.
En China, el gobierno comunista construyó en 12 años la Presa de las
Tres Gargantas, que inundó 13 ciudades, cientos de pueblos y miles de aldeas.
Más de un millón y medio de personas tuvieron que ser reubicadas, se provocó la
extinción de especies y alrededor de mil sitios arqueológicos se perdieron.
Las presas y sus afectaciones son motivo de protestas y organización
popular en varias partes del mundo. Uno de los tópicos de fondo es la dicotomía
entre "progreso", por un lado, y la preservación del medio ambiente y
la cultura, por el otro.
Aquí ya desde hace una década Temacapulín, Acasijo y Palmarejo, los tres
poblados del municipio de Cañadas de Obregón que serían inundados, han estado
presentes en la agenda pública. El tema se politizó. Como el PAN aprobó la
presa y la cortina de más de 100 metros, el PRI se opuso, pero ahora ha
cambiado de postura. Enrique Alfaro también ha sido ambiguo, primero la
rechazó, luego abandonó la discusión y ahora la retoma para golpetear al
gobernador.
"Temaca" se convirtió en bandera de grupos ecologistas. Aunque
en realidad, hay que decirlo, la oposición a la presa "El Zapotillo"
nunca ha sido multitudinaria. La mayoría de la gente no sabe mucho del asunto o
no le interesa. Y, si hablamos de Guadalajara y su Zona Metropolitana, quizá
muchos estarían de acuerdo en inundar esos pueblos que no conocen si es que eso
les garantizará contar con agua potable.
Hay polémica, desde la ubicación hasta la altura de la estructura, así
como el destino del líquido, que sería en buena medida dirigido hacia León,
Guanajuato.
El abastecimiento de agua para grandes ciudades, así como la generación
de energía eléctrica, están detrás de proyectos como "El Zapotillo".
Las afectaciones ambientales y culturales están del otro lado. Aquí se trata de
tres pueblos, algunos con edificios con valor histórico. No son muchos
pobladores. Y habría que ver las consecuencias ambientales.
En México se construyen presas desde inicios del siglo XX. Actualmente
hay más de 100 en todo el país. La primera hidroeléctrica mexicana se inauguró
en 1905, la de Necaxa, en Puebla. La más reciente es "La Yesca" en
Hostotipaquillo, Jalisco, que por cierto tiene el doble de altura de lo que
tendrá "El Zapotillo".
El tema de las presas y sus consecuencias no fue nunca importante sino
hasta hace unos años, con el surgimiento de posturas políticas de corte
ecológico, no pocas relacionadas con el "New Age" y cierto
romanticismo, incluso "neohippie". Es innegable que las presas
acarrean consecuencias, a veces devastadoras, pero también es cierto que
"El Zapotillo" no es ni la única ni la más grande ni la más
amenazante. Hay que resaltar que su caso ha sido enturbiado por el oportunismo
partidista.
Pero el hecho es que los pocos cientos de habitantes de los tres
poblados poco o o nada significan para los personajes de la política local.
Ellos mismos se metieron en el berenjenal de oponerse a una presa construida
por la autoridad federal. A la hora de captar votos, parecía buena idea
"defender" a los pueblos de Jalisco. Pero ya en el gobierno, no
parece importar mucho, más bien resulta absurdo entorpecer una obra por lo
demás ya bastante avanzada.
No construir la presa ya no es opción. La obra va a más de la mitad. Y
reducir su cortina a 80 metros en lugar de 105 dejaría fuera a Guadalajara del
abastecimiento de agua, limitándola a la región de Los Altos y León. Son 30
años de dotación de líquido para ciudades y regiones muy importantes. ¿Qué
político preferirá salvar dos o tres pueblos y, al hacerlo, enfrentarse con la
federación y tener que decirle a la gente de Guadalajara que se ha eliminado
esa fuente de agua?
¿Se puede ser sustentable cuando
hablamos de 6 millones de personas, en un país de Tercer Mundo donde la mayoría
de los ciudadanos padece algún grado de pobreza? ¿Se les va a negar el agua o
la energía eléctrica? La mancha humana crece más rápido que los intentos
"ecologistas". La gente debe alimentarse, vestirse, contar con
servicios. Quizá llegue el momento en que por razones ecológicas la gente
proteste y muy duro. Pero no será para evitar la construcción de un embalse que
les llevará agua a su grifos.
Publicado por Carlos Delgadillo en 10:58
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