Jorge Salazar Garcia.
07/10/2019
Para delimitar los alcances de lo que aquí se ha denominado “Crisis
climática mundial” se elaboró el siguiente concepto: Es la variación acelerada de la temperatura
promedio de la Tierra provocada por la actividad humana y cuyos efectos son el
desequilibrio de los
ecosistemas que sustentan la vida.
Vale aclarar antes que la evolución natural de la Tierra siempre trae
consigo alteraciones extremas en sus características físicas, incluida la
temperatura. Eso ha sucedido en las 7 glaciaciones, cuya duración se
estima en 100 mil años, interrumpidas por una etapa interglaciar de 10 mil años
aproximadamente. Por ejemplo, se afirma que durante la última glaciación,
concluida hace 12 mil años, se expandieron los glaciares y casquetes polares,
dando inicio a la etapa interglaciar actual cuya estabilidad térmica de 15ºC ha
permitido el desarrollo de las civilizaciones modernas. Es cierto, nos
encontramos relativamente cerca
del inicio de la octava glaciación, pero no necesariamente próximos a la
extinción de la vida humana tal como la conocemos. Y por supuesto, la
estabilidad de la temperatura global podría mantenerse en este siglo XXI siempre
y cuando el modelo industrial y agropecuario se modificara drásticamente con
ese objetivo.
Los expertos han calculado que una variación de ±1.5ºC modificará radicalmente
los ecosistemas sustentadores de la vida poniéndola en riesgo. Han probado que
la explotación irracional de la Naturaleza y la quema de combustibles fósiles
(carbón, gas y petróleo) están fracturando esa estabilidad térmica aumentando
la concentración de gases de efecto invernadero (metano, CO2, oxido nitroso,
clorofluorocarbono y ozono) en la atmósfera. De no parar o disminuir esas
emisiones, el incremento en la temperatura global promedio para el 2050 podría
ser de ¡2.6 a 4.8 ºC!
¿Cómo estamos?
Hasta 1980, la actividad humana y la recuperación del medio ambiente se
habían mantenido equilibrados. Para 2001, la huella del hombre (Antropoceno)
sobre el hábitat ya estaba excediendo en 21% la biocapacidad[1] del
planeta; es decir, los recursos naturales comenzaron a agotarse, las especies a
extinguirse y nuestro entorno a contaminarse en ese porcentaje, en algunos
casos, sin retorno.
El quinto informe del panel de expertos del IPCC[2],
por su parte reporta “más allá de
toda duda razonable que el clima de la Tierra se está calentando”[3]. Desde
mediados del siglo XX el aumento promedio de la temperatura de la superficie
terrestre ha sido 0.85 ºC como
efecto de la acumulación de gases de efecto invernadero. Algunas de
las consecuencias ya probadas, son el incremento de 1.3 a 3.6 mm anuales
en los niveles del mar, la alteración de los sistemas de agua dulce, su
disponibilidad y calidad, provocada por la alteración en los ciclos de lluvias.
Para evitar impactos cuyas consecuencias sean imposibles de controlar, el
calentamiento de la Tierra NO debe rebasar los 2ºC . Por esa razón la producción de Dióxido de Carbono
debe detenerse en 800 gigatoneladas (Gt). Hasta hoy la actividad humana ha
generado 500 gigatoneladas (mil millones de toneladas) de CO2, y el
15% y 40% permanecerá en la atmósfera durante mas de ¡mil años! El mismo
estudio, con una visión optimista, reporta que la humanidad podría permitirse
quemar otras 1000 Gt sin superar aquellos 2ºC. Sin embargo, tan sólo en al año
2010 se emitieron 49 Gt y esta cantidad, lamentablemente se ha estado
incrementado peligrosamente. Peor aún, eso no elimina la fuente original del
problema (modelo de producción capitalista) y la frontera del desastre se
alcanzaría a lo sumo en 20.4 años (como han transcurrido 9, realmente nos
quedarían 11.4); después de eso, el colapso total será inevitable.
Aún podemos hacer mucho,
no todo está perdido. Seamos parte de la solución involucrándonos en el rescate
del planeta.
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