11 de octubre de 2019

PACHA, CAMINO AL INFINITO




PACHA, CAMINO AL INFINITO

BOLIVIA ES SINÓNIMO de movimientos políticos y sociales. Mineros, estudiantes, cocaleros, vendedores, indígenas, campesinos, hasta los limpiabotas o boleros están organizados en torno a demandas económicas principalmente. Bolivia, pueblo altamente politizado, en el cual sus habitantes defienden sus intereses mediante la organización de masas, y los poderosos y su gobierno responden con represión y brutalidad.
ESTE ES EL ESCENARIO de un film en el cual un pequeño lustrador de calzado a partir del robo de uno de sus zapatos cuando duerme en una banca y de la pérdida de su cajita de grasas y utensilios de trabajo robada durante una cascarita de futbol en Plaza Murillo, deambula entre onirismos sin saber si está vivo o muerto, vive una vida de sueños acaso vuelto a la realidad con una proclama de vanguardia obrera: “Pueblo despierta”, que choca con el lema de agencia turística “El viaje de tus sueños”.
LA PELÍCULA DE HÉCTOR “Pacha, camino al infinito”, 2011, una producción boliviana/ mexicana, que enseguida nos lleva a reminiscencias del neorrealismo italiano de “El limpiabotas”, y la parte final de “Milagro en Milán”, ambas de Vittorio de Sica, tiene como protagonista al aymara Tito que, con cierta resonancia Rulfiana, al igual que Juan Preciado el personaje de “Pedro Páramo”, sucumbe en el último tercio de la película, desangrándose a la manera del Comandante Guevara pero se levanta para recordarnos las conocidas infamias del mundo (Vietnam, Irak y otras) a través de lancetazos en montaje vértigo.
PACHA NOS INTRODUCE, con alucinante música vernácula y dramática que acentúa la cruda realidad de la pobreza y con correspondencias revolucionarias, al país de los oprobios, las injusticias y las desigualdades, donde el Che fue asesinado, convertido en auténtico símbolo de lucha para todos los activistas, y que aquí aparece plasmado en el cajoncito del limpiabotas como estampa divina, lo mismo ocurre con el uso del pasamontañas y su vinculación con el EZLN y los boleros andinos.
AQUÍ SURGE UNA DUDA, ¿el uso del pasamontañas es una prenda utilizada para ocultar la calidad ínfima, humillante, la última escala social de los trabajadores? Si así fuere sólo en Bolivia ocurre este fenómeno pues ni en Italia (“El limpiabotas”), en México (“El bolero de Raquel”) o en otros países, el lustrador de zapatos tiene connotaciones hirientes, y pienso en los boleros de Texcoco que se muestran tan orgullosos de su trabajo "dando grasa" a los parroquianos, O pienso en Rico Mac Pato que comenzó su fortuna como bolero, O en Miguelito el personaje de "Coco", que combina su afición al canto con su oficio de bolero.
ME DA LA IMPRESIÓN que su uso va más por el lado ideológico y de identidad que el de ocultamiento de personalidad. Hay una escena donde un lustrador maduro que tiene en su cajón de grasas, trapos, cepillos y pinturas, las imágenes de varios héroes nacionales, aunque al interior se pergeña la silueta de Evo Morales (la película es antes de Evo), el bolero no lleva máscara alguna y tan digno como el que más. Por otro lado, la inmensa mayoría de los boleros son jóvenes. En rigor, no pienso que las máscaras sean para ocultar sino para conferirse identidad.
EN TODO CASO EL PASAMONTAÑAS, desde el punto de vista del director, se convierte en testimonio vivo de la lucha organizada encarnada de una u otra manera en Tito, el niño descalzo que deambula en los sueños intentando recuperar un zapato y su cajoncito de bolero, a veces solo, otros conducido por una chola misteriosa, en rigor, una parca, la muerte, recorriendo los paisajes más hermosos de Bolivia como el Salar de Uyuni, el Lago Titicaca o los litúrgicos senderos incas en las montañas. Él nos recuerda que el país andino es mucho más que paisaje, y sí, mucho más que el paisaje de la miseria es la nación de la organización y la lucha, de la rebeldía y la conciencia popular, no importa quien muera lo que vale es la resistencia social que anuncia que va llegando el poder del pueblo en medio de gases lacrimógenos, represión y muerte.
"PACHA" UN FILM CUYA ESTRUCTURA rompe con las categorías de espacio/ tiempo, por más que se sitúe en el entramado de la “Guerra del gas”, es la mirada de un mexicano con fuerte carga zapatista mostrada al final del film cuando un granjero hace explícito al llamar al protagonista “Zapatista”, en tres vertientes, por lustrador de zapatos, por el movimiento del EZLN y por su emblema más conocido el pasamontañas.
ES COMPRENSIBLE QUE el director nos de apenas una visión epidérmica de la realidad boliviana, sin embargo esto es lo valioso y atrevido, interpretar una realidad distinta desde los cánones de la militancia política mexicana. Habría que ver cual fue la recepción de los cinéfilos bolivianos al film de Héctor Ferreyra.


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