Fernando Inés Carmona
Orizaba, Ver.- El Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) no sólo rescató financieramente a los banqueros del país, sino que salvó de la quiebra a organizaciones de transportistas de carga, como la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar). Ahora consorcios camioneros explotan vehículos “que fueron pagados con el dinero de los mexicanos”. El TLC permite el tránsito, en México, de camiones con placas de Estados Unidos, “y agrava el desplazamiento de camioneros nacionales”.
La realidad del camionero nacional es difícil, reconoce Rafael Ortiz Pacheco, presidente de la Alianza Mexicana de Organizaciones de Transportistas AC (Amotac), pero a la vez le recuerda al presidente de la República, Felipe Calderón, el compromiso que hizo de no permitir que al Fobrapoa fuera a parar la deuda que tienen los camioneros “de grandes consorcios del país”.
“Cuando él era secretario (de Economía) se comprometió a no permitir ese tipo de rescate bancario. De pronto cambió de opinión. Ahora no quiere abrir la lista de beneficiados con ese tema”, señala.
Pero el origen de este problema, explica, es que en los finales de los 90 e inicios de 2000, “muchos camioneros, afiliados a organizaciones de transportistas, compraron camiones pero no pudieron pagarlos. Es entonces cuando el gobierno federal los integra al rescate bancario y hay empresas que no pagaron un solo peso”, revela.
Expone que hubo empresas, de apenas cinco o 10 camiones, a los que sí se les exigió el pago correspondiente a la deuda: “al hombre camión sí se le exigió el pago, al empresario más pobre, y esto repercutió en que empresas afiliadas a la Canacar, como Castores, Gamma, ADO se beneficiaran porque no pagaron ni un solo vehículo, que ahora los siguen explotando y obteniendo provecho económico”, acusa.
Con estas condiciones, refiere, salieron beneficiados, porque a más de trabajar los camiones, “los camioneros tienen sus facturas, sin mayor problema. Se fortalecieron las empresas camioneras”.
El dirigente camionero explica que después de ese rescate, ya en el gobierno de Vicente Fox, “se hizo otro rescate bancario –en este caso camionero–, exclusivamente para socios de Canacar y no se les dio la oportunidad a ningún camionero que no fuera de esta organización”.
Dice: esto fue enriquecer al más rico y empobrecer al más pobre. Hoy tenemos empresas tremendas de transportistas de pasaje y de carga que poseen una de las tropas más grandes y más modernas pero ha sido a costo del pueblo mexicano”.
“Bastaría, para quitarme lo embustero, abrir el Fobaproa para que vieran qué empresas están ahí, como ADO, Castores, TUM, Transportadora Nieto, Gamma, Egoba, muchas de las empresas afiliadas a Canacar son los beneficiados”.
En contra parte, “hay empresas muy pequeñas con apenas cinco o 10 camiones, de modelo muy atrasado que la misma Secretaría de Comunicaciones y Transportes las está ahorcando y exigen que los vehículos sean retirados porque argumentan que son inseguros”, expone.
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