15 de diciembre de 2011

Galopante corrupción e impunidad recorre la República

Sin desprendernos del “sospechosismo” de la narcoelección en México, una nueva andanada político- mediática se cierne en el horizonte nacional; se trata de las cuestionables finanzas de los estados de la República, que de acuerdo a la calificadora Moody´s las debilidades estructurales y los riesgos crediticios de las entidades –ante el previsible aumento del gasto público y el derroche de los escasos dineros en tiempos electorales- representan un verdadero foco rojo, toda vez que significaría un severo riesgo en todo el proceso electoral de 2012, debido a que representan la sepultura de la vilipendiada democracia mexicana, sobre todo porque lesiona la credibilidad social hacia los candidatos y sus partidos.

Advertencia que va al centro del deterioro general de los estados: sus finanzas, pues exhibe el andamiaje político electoral de los “virreyes regionales” que malgastando los exiguos dineros en populismo y dadivas, sin invertir en infraestructura ni generación de empleos; todo en aras de mantener sus cotos de poder a como dé lugar, imponiendo a un sucesor a modo para que les limpie las espaldas por el cochinero económico que van dejando en sus entidades, muchas zonas del país ya recienten los efectos de la hambruna y la crispación social, ya que bajo amañados ardides electoreros prometieron y cuando llegaron a ser gobierno fue imposible sostener sus pregonadas ayudas, por falta de recursos.

Problema que se agudizó a partir de la alternancia del 2000, cuando los neo caciques quedaron a su libre arbitrio al dejar de ser el Presidente de la República su máximo líder de partido (PRI) y pudieron designar libremente a familiares y amigos en cuestiones administrativas, con lo que se robusteció la corrupción e impunidad. Por ello este cáncer fue escalonando en la última década, ya que al perder la férrea disciplina dictada por Los Pinos se convirtieron en una especie de virreyezuelos que se sirven del presente y empeñan el futuro de sus súbditos (conciudadanos), pero aquí cabe preguntarse: ¿cuál es el nivel de participación y complicidad de Ernesto Cordero, responsable entonces de la hacienda pública?

Por ejemplo, en 2010 el endeudamiento de las entidades y municipios de México sumó 314,935 millones de pesos, que representó el 56% de los ingresos anuales para los estados; es decir, la mitad de los ingresos ya están comprometidos, antes de ser ejercidos, lo que limita el margen de maniobra de los gobiernos locales, con el consecuente detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos. Lo peor es que estas cifras son aproximadas, pues no se sabe con exactitud el monto total de los préstamos a ellos, ya que a septiembre de 2011 las obligaciones financieras de las 32 entidades federativas ascendieron a 358,501 millones de pesos que equivalen a una tercera parte de las participaciones federales en 2011.

Un estudio legislativo da cuenta que los estados que registraron ante Hacienda un mayor crecimiento de sus pasivos, desde 2005 a la fecha son: Coahuila, con 19,465%; Nayarit, con 2,159%, y Chihuahua, con 1,128%. En el caso de Coahuila, Humberto Moreira tuvo que renunciar a la dirigencia nacional del PRI, empero a nivel estatal está bien resguardado por su hermano que le sobrevino en el Gobierno; otro es el ex mandatario de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán al cual le acaban de revivir sus nexos con el Cártel del Golfo, mientras que la oposición lo demando por elevar la deuda 900 veces en comparación con la que heredó de Miguel Alemán, para ubicarla en 60 mil millones de pesos.
 
De igual forma, la deuda de Quintana Roo representa el 170% de las participaciones federales; Nuevo León, 166%; y Sonora, casi el 133%; así que ni entregando el 100% de lo que les da la federación al año podrán sanear sus finanzas. Ahora bien, el problema del endeudamiento estatal no es nuevo sino que lo lamentable es el nivel de corrupción, impunidad y cinismo de quienes se ofrecieron gobierno con responsabilidad al pueblo, dinamitando el frágil sistema electoral ya que cómo volver a creer y, más aún, votar por candidatos y partidos que una vez en el gobierno su ambición los llevó a diseñar intrincadas formas para desviar los recursos públicos, de ahí el alto abstencionismo electoral.
 
Ahora bien, en justicia pocas entidades han logrado bajar sus pasivos como Sinaloa y el DF; en este último caso, en términos reales desde 2004 disminuyó un 3.4%, a pesar de ser la entidad más castigada año con año en las participaciones federales y con los escasos recursos se financian obras como la línea 12 del Metro; se amplió la seguridad pública y los más de 450 programas sociales que hacen de la Ciudad de México un mejor lugar para vivir, tal y como los constatan habitantes y organismos internacionales. Y es precisamente por ello que como dictó el salmista Agustín: “Ningún hombre de bien debería de morir sin antes haber ganado una batalla a la impunidad, corrupción y desigualdad… ¿Quién se apunta?

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