Algunos podrán pensar que la disolución de la UNOPII es una derrota al movimiento y muchos dirán que esa es la prueba de que la izquierda independiente no puede avanzar y construir, pero nosotros decimos que no. Nosotros decimos que tenemos 25 años de construir día con día, un futuro al que aspiramos, un futuro que queremos para nuestros hijos. Y 25 años de experiencia nos dicen que a veces uno se cae, pero que hay que levantarse, que a veces las cosas no salen como uno quisiera pero que hay que volverlo a intentar una y otra y otra vez, hasta que las cosas van siendo como uno realmente las quiere.
—Enrique Reynoso, 30 de Mayo 2015
30 de mayo del 2015, 1er Congreso Extraordinario y VII del Frente Popular Francisco Villa Independiente (FPFVI). Decenas de delegados y delegadas de todos las comunidades del frente fueron llegando de las distintas comunidades de la organización. Se dio a conocer la problemática por la que atravesaba la Unidad Nacional de Organizaciones Populares de Izquierda Independiente (UNOPII), proceso organizativo en el que desde hacía 15 años coincidieron la UCOPI de Guanajuato, la OCEZ-DI de Chiapas y el FPFVI del Distrito Federal.
Al iniciar el congreso se leyeron los comunicados y propuestas, que frente a la problemática interna de la OCEZ-DI de Chiapas, necesitaban el análisis y ratificación del congreso para dar por concluido el proceso organizativo de la UNOPII, al que por tantos años se le había apostado no como una simple alianza estratégica, sino como la idea de consolidar una unidad orgánica nacional.
Durante el congreso se instalaron tres grandes mesas de trabajo, la primera el análisis de la realidad, la segunda sobre el proyecto nacional y la tercera de los proyectos del Frente. En la mesa dos, donde se discutió el proyecto nacional se ratificó la disolución de la UNOPII y se configuró la nueva propuesta de nombre para la organización. Finalmente, al día siguiente en plenaria, estos acuerdos fueron ratificados por todos los asistentes y al darse por clausurado el VII congreso del FPPFVI, se terminó también una etapa de su propia historia y continuaría una nueva, ahora bajo el nombre –por supuesto villista– que los seguirá representando.
Así, desde este momento surge la Organización Francisco Villa de Izquierda Independiente, con estas nuevas siglas que hacen a un lado la política electorera de los otros frentes. La OPFVII continúa reivindicando la lucha villista –que representan no sólo al nombrase así– sino con su historia de 26 años de lucha, con la más dura, la más pesada, la del día con día, construyendo comunidad, construyendo acuerdos colectivos, construyendo identidad, construyendo autonomía.
El país se resquebraja. La política capitalista de la violencia, es decir la necropolitica –a veces con rostro de narcotráfico, a veces con rostro de militares, otras tantas de saco y corbata firmando acuerdos que asesinaran lentamente con políticas de estado a millones de mexicanos–, orilla cada vez más a los pueblos y organizaciones a entrar en ese mismo círculo de violencia y muerte. Sin embargo, la OPFVII continúa apostando y trabajando con todos sus esfuerzos por construir en sus comunidades urbanas un proyecto de vida a través de la educación, la cultura, salud, comunicación, justicia, educación entre otras áreas que trabajan a través de comisiones.
La agresión que se mantiene impune
7 de noviembre de 2013, delegación Tláhuac, Ciudad de México. «Al medio día escuchamos gritos y ráfagas de disparos, como metralletas, nos alarmamos porque comenzó a sonar la alarma vecinal y no sabíamos, qué estaba pasando. Cuando nos asomamos, ya había cientos de granaderos en la calle». Es el testimonio de los vecinos de Tláhuac, tras los hechos violentos que se registraron en la colonia Miguel Hidalgo, calle Francisco Landino, en el predio marcado con el número 4b, cuando al medio día, grupos encapuchados que portaban armas largas, invadieron el lugar haciendo detonaciones de las armas de fuego de alto calibre que portaban y golpeando violentamente a quienes allí se encontraban –aproximadamente 10 personas entre hombres y mujeres. De acuerdo con los testimonios, fue cortado el alambre de púas de la barda, el grupo armado ingresó, amagó a las familias que encontró y además de ser amarrados, se les colocó una bolsa negra en la cabeza, para posteriormente interrogarlos y amenazarlos.
«Teníamos miedo, nuestros hijos estudian en el kínder que está en frente de ese predio, cuando llegamos, la policía no nos permitió ingresar a la calle y querían que nos retiráramos. Pero no sabíamos si nuestros niños estaban bien, nos angustiamos. Ninguna autoridad quiso decirnos absolutamente nada e insistieron una y otra vez que nos fuéramos del lugar», —relata el testimonio de algunos padres de familia, cuyos hijos estudian en el colegio particular Acrópolis, donde se imparte kínder, pre-primaria y primaria.
NOTA
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