Por José Miguel Cobián
Es de todos conocido que el Pico de Orizaba genera agua potable hasta para ciudades a 100 kilómetros de distancia o más. Las aguas alegres del Cerro de la Estrella brindan agua potable a toda la zona centro del Estado y llegan hasta el propio puerto de Veracruz y la ciudad de Boca del Río.
También hasta los funcionarios estatales saben que si se sigue deforestando esa montaña, vamos a padecer sequías y faltantes de agua en los próximos cien años en su zona de influencia. Así, cuando algún burócrata de cierto nivel le presta atención al problema de la tala clandestina, inmediatamente surge la esperanza de que en el corto o mediano plazo, habrá políticas adecuadas de eliminación de la tala clandestina, de reacomodo de actividades económicas para los naturales de la zona, que usan la madera para fabricar muebles de ínfima calidad o cajas de madera para frutas, y generar un amplísimo programa de reforestación que permita mantener tanto los glaciares que hoy están en vías de desaparición, como la retención de humedad y su concentración en los mantos freáticos de la montaña. Eso sin contar la destrucción del hábitat de especies únicas en la zona, tanto vegetales como animales.
Por eso molesta leer que se están aplicando aspirinas al enfermo terminal. Se habla de construcción de tinas ciegas para retener agua, y se habla de una inversión de la Comisión Nacional Forestal de tres millones ochocientos mil pesos.
Mientras los extranjeros estudian la flora del Pico de Orizaba, pues es única en cuanto a la altura en la que habitan algunas especies vegetales, y se planea utilizarla para terraformar el planeta Marte, los mexicanos seguimos olvidando nuestra responsabilidad con las futuras generaciones. Ya es tiempo de que el gobierno estatal y el federal se pongan las pilas y eviten de una vez la tala clandestina e inicien un programa serio y muy ambicioso de reforestación de el Pico de Orizaba.
Para bien o para mal, a la población en general no le importa lo que pase en la montaña. La ignorancia de los ciudadanos, y su permanente apatía los atan. Los gobiernos actuales y futuros habrán de sufrir el juicio de la historia, pues habrá un momento en el cual se diga: ¨En el año 2000 o en el 2011 pudimos haber hecho tal o cual cosa para prevenir la crisis generada por la falta de glaciares y la falta de árboles en el Pico de Orizaba¨. Entonces habremos de recordar los nombres de quienes gobernaron y no hicieron nada por prevenir un problema que día a día se torna más difícil de resolver.
Tristemente me consta que un funcionario de primer nivel, un secretario de estado, está muy interesado en la ecología, pero como su función no tiene que ver con esa área, seguramente poco podrá hacer para resolver este problema. A él si es que lee esta humilde columna, le pido que comente con su amigo, el Sr. Gobernador, la importancia de reforestar el pico de Orizaba y otras áreas importantísimas para los ecosistemas de Veracruz, y de ser posible, participar en un grupo intersecretarial para resolver de una vez por todas este gravísimo problema que se nos viene encima y que nadie ha intentado comenzar a resolver.
Mientras tanto, usted amable lector que superó el rechazo general de los mexicanos a leer líneas editoriales, también puede participar activamente transmitiendo este mensaje e informando a sus amigos y conocidos de un problema que nadie ni en el estado ni en la federación quiere enfrentar con todo el peso de la ley.
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