Por José Miguel Cobián
Sí, no hay equivocación. El nombre de la columna de hoy es ¨Dos Títulos¨, y se debe a que pude haberla titulado ¨Las dos noticias¨ y también aplica otro título que pudo ser ¨del dicho al hecho¨. Vea usted porque:
El sábado 16 de abril de 2011, en la sección nacional, página 3b del Sol de Córdoba y del Sol de Orizaba aparecieron (en la misma página) dos noticias. La primera se refiere a la declaración de la titular de la PGR la Lic. Marisela Morales y sus palabras en una reunión en Yucatán con procuradores de los estados, y la segunda se refiere a la detención de 13 sicarios del Cártel de Sinaloa en Zapopan Jalisco. Voy nada más a presentar frases textuales de una y otra noticia antes de llegar a la conclusión.
Dice Marisela Morales: ¨ Debemos de defender la libertad de salir a las calles… Esa es la convivencia social armónica que deseamos tener y una vez obtenida, no perder… La solución de fondo a la problemática de la inseguridad debe partir de la plena vigencia del imperio de la ley, de una procuración de justicia sólida y contundente, así como un procedimiento penal eficaz y puntual… El fortalecimiento de las instancias ministeriales impacta en el corazón de cualquier acción de abatimiento a la impunidad… ahora debemos trabajar juntos en la construcción de u programa nacional contra el secuestro, así como en crear nuevos marcos normativos que mejoren la atención que brindamos a las víctimas y ofendidos.¨
La nota sobre la detención de los 13 sicarios dice: ¨Entre ellos había expolicías de Sinaloa, y varios que apenas hace unas semanas habían sido detenidos y ya estaban de nueva cuenta gozando de libertad… Dos de los ahora detenidos trabajaron en distintas corporaciones de seguridad, uno fue policía en el estado de Chiapas, otro fue policía auxiliar en la Dirección de Servicios Especializados de Protección en Culiacán y policía municipal en Navolato¨.
Marisela trae un muy buen discurso, sin embargo, mientras no exista un padrón nacional confiable tanto de delincuentes como de policías y los problemas con la ley que pudieran tener esos policías y miembros del ejército y la marina, siempre caeremos en la posibilidad de que las mismas fuerzas del orden sigan al servicio de ¨las fuerzas del mal¨, o participen directamente en ilícitos, como el caso de la muerte de los jóvenes en Cuernavaca o de los estudiantes del tec de Monterrey en Monterrey asesinados por el ejército.
Importa mucho el hecho de que la nueva jefa del ministerio público de la federación traiga ese discurso, pero también urge que con hechos comience a ganarse la confianza de la población. El combate a la impunidad debe comenzar en las propias fuerzas del orden, para evitar tanta violación a los derechos humanos de la inerme población, que cada vez con mayor insistencia exige la salida del ejército de las calles, pues lo considera tanto o más riesgoso que a los propios ¨malosos¨.
Como corolario, me gustaría comentarle a don Felipe Calderón que no se equivoque. La campaña de ¨No más Sangre¨, la de ¨Ya basta de Sangre¨, y la de ¨Estamos Hasta la Madre¨, todas han tenido eco en la población, porque cada vez es menos creíble su guerra contra el crimen organizado, pues no se toman las medidas correctas. Lo único que se hace es generar mayores molestias a la población con tanto cateo y tantas reglas en el sistema financiero, mientras todos sabemos que a quienes deberían de catear no los catean, y que esas reglas aplican para el grueso de la población pero no para los privilegiados y los ¨malosos¨ del sistema.
No queremos pactos con el crimen organizado, pero tampoco queremos una guerra a medias que no lleva a ninguna parte, salvo quizá, favorecer intereses oscuros que poco a poco iremos conociendo, pero que por favorecer a esos intereses se arriesga a toda la población, incumpliendo el gobierno con una de sus obligaciones básicas que es la de garantizar la seguridad de la población. Grave, muy grave, es que se perciba a las fuerzas del orden como un peligro mayor para la seguridad de la población que a los propios criminales, y esto debido a la impunidad con la que actúan, la falta de capacitación, los inexistentes trabajos de inteligencia, y sobre todo, que sabemos que en todo el mundo hay narcotráfico, pero no sucede lo mismo que en México, lo cual implica que algo se está haciendo mal en el país, mientras que en el extranjero sí saben como hacerlo.
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