Desaparecidos, levantones, secuestros, mujeres humildes asesinadas, pobreza, miseria y desempleo atroz, todo esto contrasta con el discurso colorido del Gobierno del Estado, que solo ha seguido la misma línea del testarudo de Fidel herrera Beltrán.
Ante las cifras alarmantes de desaparecidos, solo causa tristeza que los gobernantes hayan dejado crecer a la delincuencia organizada en la entidad veracruzana. Han sembrado el terror y la ignominia de los poderosos ante una ciudadanía inerme, los criminales se pasean armados en el territorio estatal, como si fuera normal.
Tal parece que el combate a la delincuencia en Veracruz solo es una faramalla, el control de la droga la tienen los capos y se enriquecen en cada rincón de la entidad.
La aparición de al menos 116 cuerpos en fosas clandestinas en Tamaulipas hace pensar que al igual que en Veracruz falta una verdadera planeación para el combate del narcotráfico. En esta guerra se expone a los civiles y ni por parte de la delincuencia y ni por las fuerzas castrenses y policiacas hay respeto a la ciudadanía.
Ante esto es penoso que los veracruzanos tengan que caminar bajo el terror de morir bajo la refriega y de ser levantado por sicarios.
Pero es más lamentable que la vox populix reconozca que dentro de las instituciones se viene tejiendo una relación con la delincuencia organizada.
Nadie está a salvo de un atentado y especialmente los comunicadores en esta entidad. Esperemos que Javier Duarte De Ochoa ponga orden en la entidad o de lo contrario vamos a vivir peor que en cualquier país anárquico.
Veracruz es la imagen de lo que está ocurriendo en el país, fallan las instituciones y las estrategias, fracasan los gobiernos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario