Por José Miguel Cobián
La zona centro del estado de Veracruz se colapsó por la explosión de una alcoholera, la cual está a pie de autopista, de la más importante por su flujo de mercancías, la México-Veracruz.
Cualquier país civilizado (favor de notar la insistencia en que México no es un país civilizado), tendría planes de contingencia. Las distintas corporaciones de auxilio tendrían la capacitación adecuada para tomar las mejores medidas dadas las circunstancias. En las dependencias de protección civil y en bomberos, habría la suficiente capacitación para saber como enfrentar un siniestro como el que pasó. Habría rutas alternas para los transportes de carga, sobre todo porque transportan material peligroso. Los policías de caminos (hoy PFP) sabrían que hacer ante una contingencia, y afectar lo menos posible al resto de la población. Las autoridades tendrían información inmediata y fidedigna.
Ahora pasemos a analizar lo que pasó en nuestro querido México y en particular en nuestro estado de Veracruz. El tráfico en la autopista fue bloqueado una hora después de iniciado el incendio, a pesar del riesgo de explosión de un millón de litros de material inflamable, lo cual implica que la PFP no supo como reaccionar de inmediato, a pesar de que el siniestro ocurrió a unos pasos de sus instalaciones. Como detalle, al comandante de la PFP se le sugiere que la próxima vez que algo parecido suceda, se organice de inmediato para que los vehículos de carga se estacionen en el acotamiento en una sola fila, sin estorbar el resto de la circulación y coordinarse de inmediato con los agentes de tránsito del municipio por el que se deba circular para hacer lo más fluida posible la circulación y proteger vidas y gentes. Eso de circular por Orizaba vehículos de carga con sustancias peligrosas fue una decisión terrible, que pudo causar desgracias mayores, y que el Todopoderoso decidió mirar con benevolencia la incompetencia de las autoridades.
Los distintos grupos de auxilio llegaron ¨a la mexicana¨, es decir ¨a echar montón¨, sin una coordinación adecuada, sin saber qué hacer, desperdiciando recursos valiosos y poniendo en peligro a todos a su alrededor. En estos casos lo correcto es establecer un mando único, y quien llegue a apoyar se somete a la decisión del que sabe. De manera absurda se trataba de apagar un fuego inapagable, cuando en realidad lo correcto era proteger al tanque grande y esperar a que se consumiera el producto flamable. Lamentablemente ya tenemos experiencia de que la buena voluntad no basta, también hay que saber que hacer. Esto demuestra que a más de 120 días de iniciado el nuevo gobierno, la protección civil no ha recibido la adecuada atención del secretario de gobierno, lo cual puede justificarse porque no hay un atlas de riesgos actualizado, desgraciadamente es su responsabilidad desde el primer día en que asumió su puesto. Si hubiera sucedido una desgracia mayor, el responsable hubiera sido él, a pesar de no tener vela en el entierro. Lástima que no cuente con asesores adecuados que lo apoyen. Dentro del mismo tema de protección civil, vimos que no hubo un manejo adecuado y rápido de la evacuación alrededor de la zona cero. No se estableció protección para los bienes abandonados con prisa, hubo personas que se negaron a evacuar, y el proceso se llevó a cabo en medio de un caos generalizado. Un día después del percance, el secretario de gobierno no tenía información fidedigna para declarar el origen del problema. Pero los cuerpos de auxilio están perfectamente enterados de que fue un problema generado por una chispa de una pipa que no estaba debidamente ¨aterrizada¨ o protegida para realizar maniobras en zona tan peligrosa y así lo han declarado a los medios de comunicación.
Hoy más que nunca se establece la necesidad de rutas alternativas para circular entre Córdoba y Orizaba, así como también entre Fortín y Córdoba. Solo en un país africano atrasado como México existen únicamente dos opciones y cuando una colapsa, la otra se satura inmediatamente. Urge atención de autoridades federales y estatales. El único funcionario que mencionó este problema de inmediato fue el diputado federal Fidel Kuri. Desde aquí un reconocimiento.
La respuesta del gobernador del estado y del diputado local Tomás López Landero fue contundente. Todo el apoyo y todos los recursos disponibles, igual que la de los municipios aledaños. El problema es que sin capacitación, sin información, sin coordinación, el trabajo no se realizó de manera eficiente, al contrario, se hizo lo que se pudo a la ¨mexicana¨, es decir, ¨al ahí se va¨, y ¨a ver como sale¨, por la falta de conocimiento y previsión, por la falta de un manual que indique que hacer en cada uno de los riesgos que se pueden presentar en el estado, y obviamente por ignorancia y desconocimiento de todos aquéllos que heroicamente hicieron lo que ¨a su buen saber y entender¨ debían hacer, aunque lo que hicieran fuera un error.
Material humano hubo en abundancia, buena voluntad también, faltó previsión y visión por parte del nuevo gobierno y del responsable de protección civil. Ojalá y el secretario de gobierno le ponga las pilas a su subordinado para que a la brevedad se hagan las cosas de manera profesional, acorde a lo que requiere Veracruz y los veracruzanos.
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