Fernando Inés Carmona - miércoles, abril 27, 2011
Orizaba, Ver.- Los dirigentes sindicales del país han hecho de la representación sindical un patrimonio familiar. Desde ahí negocian cargos de elección popular o puestos públicos, incluso para sus familiares. Se ha perdido la esencia de la lucha obrera en México, refiere Enrique Hernández Olivares, dirigente de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) y a la vez consejero obrero ante el cuerpo de gobierno del IMSS.
Señala que este tipo de vicios se registran en sindicatos con una membresía bastante grande, en donde los líderes nacionales manejan grandes cantidades de dinero. “Desde ahí se consiguen recursos económicos así como cargos públicos o de elección popular, incluso no sólo para ellos sino también para su parentela. Se mueven cantidades millonarias de dinero”.
Estas condiciones en las que se encuentran los sindicatos hacen que en los procesos electorales internos sean una cena de negros, “en cada cambio de comité, es una lucha tremenda por el interés que hay, uno tiene que ser respetuoso de la autonomía de esos sindicatos, pero sí, los que están al frente de éstos mueven mucho recurso”.
“Hay diversos factores –aduce– que ahora deben ser analizados por los mismos obreros antes de decidir qué hacer con la organización sindical: Esto tiene que ver la honestidad del dirigente, y si no lo es la probabilidad de que se haga de dinero en grandes sumas es tremenda”.
Aquí hay dos caminos, explica, que el líder vaya por el sendero de la honestidad y por eso sea reelecto, o en su defecto, que lo vuelvan a escoger por un periodo más porque compró los votos con los recursos que ya mal consiguió.
Reconoce que los sindicatos nacionales, como lo es el de los trabajadores petroleros, del seguro social, el mismo magisterio, son sindicatos grandes en donde se manejan grandes cantidades de dinero y que nadie supervisa y que no hay cómo hacerlo.
Admitió estar de acuerdo con la pretensión que contiene la reforma laboral que, entre otros puntos, intenta supervisar el manejo económico que se les da a los sindicatos. “Nosotros –en la CROM–, estamos de acuerdo en que se auditen los sindicatos, pero rechazamos aquellos planteamientos que nos indique que intentan afectar los derechos de los trabajadores. En eso no estamos de acuerdo”.
“En la CROM estamos de acuerdo en todo lo que signifique transparencia, legalidad, pero que no perjudique al trabajador, sino, al contrario, que lo beneficie.
“Cuando la institución correspondiente lleve gusto que nos analice y supervise, tenemos sindicatos, son muy modestos, algunos que aportan sólo 100 pesos al menos, yo les he dicho a mis compañeros que no tenemos nada que pelearnos, porque no hay nada que robarse.
“En la CROM –continúa– estamos trabajando para la capacitación de cuadros sindicalistas nuevos, en donde lo que prevalezca sea la defensa de los derechos de los trabajadores y no utilizar las organizaciones como trampolín de aventuras políticas”.
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