Por José Miguel Cobián
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@jmcmex
Recientemente leí una declaración de un senador Veracruzano, que sólo aparece en medios en fechas próximas a elecciones. Decía que el problema de México no es la inseguridad, sino la falta de empleo… Su análisis tan simplista implica que si se crean empleos se reduce la criminalidad, como si eso pudiera superar la mínima reflexión de un lector informado. A Dante le interesa simplemente golpear al presidente del empleo, y busca mediáticamente restarle simpatías a Don Felipe de Jesús, a cambio de decir tonterías… En su mente, Dante piensa que si todos los mexicanos estamos preocupados por la inseguridad, entonces lo que hay que hacer es recordar que no se cumplió la promesa del empleo y por ello Felipe es el responsable de la inseguridad.
Me gustaría recordarle a quien ya gobernó nuestro estado, que el verdadero problema de México (en mi humilde opinión) es la inseguridad el día de hoy, y sus orígenes, más allá de la falta de empleo de los jóvenes y la falta de movilidad social en nuestra economía, vienen desde mucho tiempo atrás, es decir de los tiempos en que el PRI gobernaba, pero (antes de que los panistas canten victoria), es importante recordar que la situación se agravó brutalmente a raíz del año 2000, cuando Fox y el PAN llegaron a la presidencia de la República, siendo el acabose en cuanto a este tema el gobierno actual, mismo que año con año supera sus propios records de inseguridad, de muertes, de desaparecidos y de desinformación (pues no se cuentan todos los cadáveres).
La Impunidad implica que quien comete un acto ilícito no será castigado, es decir, sus actos quedarán impunes, y de eso sabe mucho Dante. La corrupción es un cáncer que corroe las entrañas de todo el tejido social nacional. La búsqueda de la obtención de un dinero mal habido es un verdadero deporte nacional, practicado con singular alegría en el sector público y en sus cómplices en el sector privado.
Si en México se aplicara la ley y se persiguiera de manera eficiente a quienes la violenten, México comenzaría a vislumbrar un nuevo futuro, de beneficio para todo el país, para sus habitantes, especialmente esos 52 millones de pobres que debieran tener una vida mejor, pero que debido a la corrupción e impunidad cada día están más fregados.
Dante como buen político sabe que estos dos temas, la corrupción y la impunidad son tabúes, y no los puede tocar, porque de inmediato le recordarían hechos de su cuatrienio, y actividades posteriores.
La clase política nacional no ha querido combatir estas dos lacras sociales, pues consideran que perderían sus grandes beneficios económicos y podría llegar más de uno a ser perseguido y encarcelado debido a su perpetua adhesión a este par de pecados sociales. Así ha sucedido también con los gobernantes en turno. Hoy sabemos que se combate al crimen organizado (cuando menos a una parte), pero ese combate se lleva a cabo a medias, no se aplican todas las medidas, incluidas las financieras, lo que lleva a la conclusión de que es una guerra parcial y sin interés del gobierno de lograr la victoria.
Por increíble que parezca, aún en guerra, el gobierno actual busca que dicha guerra le deje beneficios políticos y económicos a los que hoy están en el poder. Y la población, tan distraída con la noticia del día, se olvida de lo verdaderamente trascendente.
Así, poco a poco, vamos entrando a una nueva guerra de lodo y desinformación para tener distraída a la población, mientras que la Corrupción y la Impunidad (así con mayúsculas pues mayúsculo es el problema que causan), se pasean por todo el territorio nacional.
En cuanto a impunidad, saber que el 98% de los delitos reportados a las autoridades ministeriales quedan impunes, es tan escandaloso que nadie se asombra, pues así llevamos mucho tiempo, y con nuestra cotidiana distracción, seguimos sin exigir a la autoridad que reduzca esos índices, que demuestran que el gobierno no cumple con su parte en el pacto social, en particular con al de otorgar seguridad jurídica, regular las relaciones entre los particulares y administrar justicia.
La Corrupción es un mal endémico en nuestro país, al grado que muchos estudiosos afirman que no funcionaría como tal si no hubiera corrupción. Todos los mexicanos sabemos que México es uno de los países más corruptos del planeta, y que en los análisis internacionales no resulta así, porque sabemos cómo hacer las cosas. Sin embargo, la corrupción es un cáncer social que mientras la población no quiera enfrentarlo, y el gobierno no se decida a erradicarlo, seguirá erosionando nuestra sociedad, hasta llegar a límites dónde la respuesta social sea otra, ya sea una revolución armada, una ola de protestas pacíficas o una dictadura. Hay fuerzas poderosas que buscan que cada una de ellas se lleve a cabo, pues dependiendo del grupo, beneficiaría a unos cuantos y como siempre, perjudicaría a las mayorías. El futuro dirá cuál es la triunfadora.
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