JAVIER DUARTE DE OCHOA, GOBERNADOR OLIGOFRENICO...

++++ DUARTE UNIFICA CRITERIOS EN MEDIOS NACIONALES.

++++ LA PUNTILLA DE MANLIO FABIO.

JAVIER DUARTE, UNIFICA CRITERIOS...PERO EN CONTRA DE ÉL...

Nunca había visto que todos los periodistas, de todos los medios a nivel nacional unificaran criterios en torno a una persona, como ha pasado con el Gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa.

Ante los graves hechos acontecidos en Veracruz en los últimos días y ante las desafortunadas declaraciones de Duarte y el emperador de la ley Reynaldo Escobar y el actuar del congreso local, Veracruz ha estado presente en casi la totalidad de noticieros, comentarios, columnas, mesas de café, cantinas, pulquerías y peluquerías.

No tiene caso relatar los hechos, todos los sabemos: 35 cadáveres arrojados en plena vía pública, que el Rey, perdón, el Emperador en menos de 2 horas identificó y el gobernador minimizó su muerte porque “eran delincuentes” y el que “elige mal, le va mal”.

Fuga simultánea de “quién sabe quiénes y quién sabe cuántos” reos de 3 penales a la vez. Que también fue minimizado al considerar “hechos aislados” que llegue un comando a las puertas de un reclusorio, entre y sin disparar una bala, salgan con la gente que escogieron en el interior. Se dice que fueron 30, aunque hasta ahora, no he visto una lista oficial con nombres de los reos evadidos.

Encarcelamiento de 2 personas conocidos mundialmente como “los tuiteros de Veracruz” por difundir mensajes falsos vía twitter. A estos irresponsables se les acusó de TERRORISMO y se les encarceló con la premura que no se han investigado los asesinatos de los 3 últimos periodistas caídos por “tener nexos con la delincuencia”. Finalmente, ante lo absurdo de la acusación, el imperio de la ley se desistió y los tuiteros fueron exonerados del delito cometido producto de la sicosis en que vivimos todos los veracruzanos.

Antier, mientras se desarrollaba en Boca del Rio el encuentro de procuradores de justicia y presidentes de tribunales de todo el país, los medios nacionales dieron la nota de otros 14 cadáveres regados por las calles de la conurbación Boca del Río-Veracruz. Al otro día, sumamente molesto el gobernador Javier Duarte encaró a periodistas que lo entrevistaban, preguntando quién había visto los muertos, quién los había contado. Afirmó que no existían y condenó la falsedad de la noticia.

Para estrenar el nuevo delito de perturbación que encargó a los diputados locales, podría mandar presos a López Dóriga, Ciro Gómez Leyva, Brozo, Loret de Mola, Ricardo Rocha, Denisse Maerker y demás periodistas que dieron la nota con la intención de perturbar la paz social de Veracruz.

Vistas las opiniones de todos los periodistas sobre Veracruz y la actitud del gobernador Javier Duarte, realmente me avergüenzo de las autoridades que tenemos. Los mas benevolentes le llaman minimizador, irresponsable, inútil, indolente, incompetente. Los más severos le llaman IMBECIL.

Nadie lo justifica, nadie lo defiende, pues imposible es defender lo indefendible.

Todavía el Senador Manlio Fabio Beltrones le asestó la puntilla, el golpe final, al recordarle que los muertos, con o sin antecedentes penales, eran seres humanos que no merecían tal fin.

En fin, como dijo el mismo Duarte, tenemos que reconocer que “el que elige mal, acaba mal”. Los veracruzanos elegimos mal. Tenemos un gobernador que por sus propios méritos hoy no pasaría de agente de crucero, pero que nos fue impuesto por un perverso que hoy debe estar pensando: “ME HAN DE EXTRAÑAR”.

Es hora de poner fin a este error. El emperador de la ley no tarda en ser despedido. A Duarte hay que exigirle que se vaya.

Antonio Williams
antoniowilliams@prodigy.net.mx

Coatzacoalcos, Veracruz, México, Septiembre 24 de 2011.

Antonio Williams es ciudadano de Coatzacoalcos, de ocupación comerciante y no se dedica al periodismo. Los artículos que escribe son comentarios y señalamientos sobre el actuar de los gobernantes y funcionarios, con el único fin de despertar conciencia en los ciudadanos. No se persigue la firma de ningún contrato de publicidad o complicidad ni prebenda alguna.