El negocio del agua embotellada que se extiende en el planeta amenaza
con limitar el acceso al líquido sólo a las personas que puedan pagar por ella
hasta 10 mil veces su valor.
Se trata de una fase más de la
privatización del recurso, en la cual las empresas buscan controlar todos los
recursos hídricos, advierte Tony Clarke, autor del libro Embotellados,
el turbio negocio del agua embotellada y la lucha por la defensa del agua.
Son cuatro las grandes empresas que
generalmente no pagan el producto que envasan y tampoco hay garantías de que
sea más saludable –como promueven– que el que sale de la llave. En este momento
quieren aprovechar los territorios de América Latina para expandirse, ante la
resistencia que ya enfrentan en Canadá y Estados Unidos, señala Clarke en
entrevista con La Jornada. En 2002 publicó junto con Maude
Barlow el libro Oro azul, en el cual aborda la escasez del
agua y su inicial proceso de privatización.
–¿Qué ha pasado entre la publicación de Oro
azul y este libro?
–Una de las cosas que tenemos más
claras desde que se publicó Oro azules que en Europa, Canadá y
Estados Unidos la punta de lanza de la privatización del agua ha sido
embotellarla.
Oro azul
“El objetivo de privatizar 70 por ciento de los servicios públicos de
agua, que era la proyección de empresas como Suez y Veolia, fue un fracaso.
Después de Oro azul nos dimos cuenta de que teníamos que
enfocarnos hacia la otra parte del proceso de privatización, que es la
industria del agua embotellada. Parte de la esa estrategia consiste en
convencer a la gente de que beber el agua de la llave es dañino para la salud y
es más saludable la embotellada, con lo que se favorecería la privatización por
ambas vías: si ya pagas mil o hasta 10 mil veces más por la que consumes
envasada, por qué no aceptar que se privatice el servicio público. Cerca de un
tercio de la población en Estados Unidos y Canadá cubre sus necesidades de
hidratación directamente del agua embotellada”.
–¿Los pobres tienen que pagar más por
el agua?
–No sólo van a pagar más. Al mismo
tiempo, mediante el consumo de agua embotellada, contribuyen a la degradación y
la destrucción ambiental. Las botellas de plástico terminan en basureros a
cielo abierto, en rellenos sanitarios e incluso en los ríos. El reciclaje de
envases no funciona, ya que de las botellas de Coca Cola sólo 10 por ciento es
reciclable.
“Además –agrega–, no existe ninguna
garantía de las empresas de que el agua que venden es más limpia, pura y
saludable que la que recibimos por el grifo en nuestras casas”.
–¿Cuáles son las ganancias de estas
firmas?
–Nestlé es la principal empresa
alimentaria del planeta; está entre las 15 primeras de la lista de 500 deFortune, y
la división de agua embotellada es la que más rápido ha crecido en ganancias en
todo el mundo. En el caso de Coca Cola y Pepsi Cola, que venden bebidas
carbonatadas, éstas han empezado a ser desplazadas por el agua, rubro que para
ellas también es una fuente de ingresos creciente.
Tony ClarkeFoto Arturo Campos Cedillo
En este libro se menciona que las
ganancias son hasta de 35 por ciento, pero en un análisis más cuidadoso vemos
que prácticamente no pagan nada por el agua, ya que la obtienen de las redes
públicas, de acuíferos o ríos. Los costos provienen de los empaques y de la
publicidad, la cual está dirigida al público en el sentido de que es mejor
consumir el agua que venden, pero por la cual ellas no pagan.
–¿A qué nivel de privatización de agua
se puede llegar?
Control de recursos hídricos
–Las embotelladoras y las privatizadoras de servicios públicos se están
vinculando. Tratan de construir una alianza para la administración del agua
global. Esto significa que tratan de hacerse del control de los recursos
hídricos del planeta, lo que es grave y peligroso. Si obtienen ese control,
sólo tendrán acceso al líquido quienes puedan pagar los precios que les
impongan.
“En un momento de crisis como el
actual, el control monopólico que tratan de ejercer por el recurso hídrico
significa que mucha gente va a perder el acceso a éste, y siendo que es
esencial para la vida, entonces la vida de la gente está en riesgo por esta
privatización.
“Lo que trato de decir cuando habló de
la vinculación es que en el contexto de la Organización de Naciones Unidas hay
una instancia que se denomina El mandato de los ejecutivos del agua, que es un
intento de legitimización, no sólo de las empresas vinculadas directamente con
el agua, como las refresqueras y servicios públicos, sino de todas aquellas en
las que el agua es esencial para sus actividades. Utilizan esta estructura para
hacerse de legitimidad.
–¿El derecho humano al agua es un
sueño?
–Podemos creer o no en el derecho
humano al agua; yo creo que sí es un derecho fundamental, pero no es suficiente
con plantearlo así. Se debe tomar en cuenta que se trata de un bien común y de
un bien ecológico. En el sistema capitalista el agua no va a ser llevada a
aquellos que la necesitan ni en la cantidad requerida, sino más bien a quienes
que puedan pagar por ella.
–México esta ubicado entre los principales
consumidores de agua embotellada en el mundo, ¿A qué lo atribuye?
–A sabiendas de que en México puede
haber 6 mil o más embotelladores de agua, en realidad el mercado está
controlado por las cuatro grandes, fundamentalmente Coca Cola. Una de las causas
por las cuales este mercado crece de manera desproporcionada tiene que ver con
que estas empresas explotan el hecho de que en México hay malos servicios de
abastecimiento de agua potable. Es una estrategia que se da en América Latina.
En Estados Unidos, Canadá y Europa
crece un movimiento de resistencia contra el agua embotellada que ha ocasionado
una disminución de sus ventas, y en Canadá ya hay 50 ciudades donde las
autoridades han establecido restricciones a su venta en lugares públicos.
La versión en español del libroEmbotellados,
el turbio negocio del agua embotellada y la lucha por la defensa del agua circula
bajo la editorial Itaca.
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