FUERA DE FOCO
Por: SILVIA NÚÑEZ HERNÁNDEZ
Por: SILVIA NÚÑEZ HERNÁNDEZ
El senador, Héctor Yunes Landa –como muchos
políticos- no entienden que sus excesos ya son una agravante para la sociedad.
Veracruz se encuentra en el sexto lugar entre los estados más endeudados a
nivel nacional y el hecho de invertir tanto dinero para alguien que en realidad
no ha hecho absolutamente nada en su paso de un importante puesto como es la
Senaduría, en verdad que ofende más que enaltece.
Su “pomposo informe”
de labores en el Word Trade Center en Boca del Río ante miles de acarreados,
teniendo de invitado “de honor” a alguien al cual ha criticado duramente como
lo ha hecho en contra de Javier Duarte de Ochoa, es realmente un detalle
bastante humillante de parte del legislador. Deja en claro su falta de
dignidad. Qué se puede esperar un veracruzano de ese tipo políticos.
Los veracruzanos no
pueden continuar cargando con los actos estériles y mediáticos de quienes
pretenden promoverse y saltar a otro cargo político. La gubernatura raquítica
promovida por parte de Javier Duarte de Ochoa –anticonstitucional como todo lo
que él propone- a dos años, es en la actualidad la aspiración más mediocre de
este sujeto priísta mantiene. Yunes Landa sueña con sentarse en palacio de
gobierno desde el término del sexenio de Fidel Herrera Beltrán, cuando aspiraba
a ser el candidato para la gubernatura y que fue arrebatado por el hijo
“putativo” del ex ejecutivo estatal. Esto originó su ira, despotricó y no
reparó en declarar ante los medios de comunicación una serie de maldiciones en
contra del hoy gobernante –si es que a eso se le llama hacerlo- dejando
evidencia que ésta aspiración se ha convertido para Yunes Landa, trauma y
frustración personal.
Por cierto, Héctor
Yunes Landa, debería mejor considerar en qué gasta el dinero, pues en vez de
andar despilfarrarlo en demostrar que ha hecho algo como Senador –que por
cierto no le conocemos nada ni a él, ni a su homólogo, José Yunes Zorrilla-
debería de considerar en devolverle el dinero a los senectos de la caja de
ahorros del Ingenio “El Modelo” a los cuáles Herrera Beltrán engañó para
utilizarlo su absurda campaña política a la Senaduría. No lo digo yo, lo han
declarado los propios defraudados quienes señalan a Yunes Landa como uno de los
principales defraudadores.
¿Cuánto le costó a
los veracruzanos el eventito de Yunes Landa el día de ayer?
Pues se debe de
considerar que la renta de un espacio en el Word Trade Center debe de oscilar
en alrededor de medio millón de pesos, considerando todo el montaje y el sonido
para la cobertura de dicho evento. Aunado a ello, la contratación de camiones
para ser utilizados para el acarreo que según su staff eran alrededor de 10 mil
cristianos. Considerar el pago de estos –porque no asisten por gusto sino por
dinero- como sus tres comidas. La “comilona” de sus “invitados especiales” para
celebrar su magnánimo evento y su destape como candidato a la gubernatura del
estado de Veracruz y ahí escuchar el “calor falso” que estos le expresaron para
endulzarle el oído. El chayote distribuido a diversos personajes del periodismo
oficial. En fin, fácil este evento le costó a los veracruzanos cerca de los dos
millones de pesos. “Frijolera” para ellos, considerando que no es su dinero.
En el discurso del
legislador, aludió al hartazgo de los veracruzanos por la corrupción existente
en la entidad a causa de la considerada “industria delincuencial política”.
Corrupción a la que ha y continúa siendo parte Yunes Landa.
Quienes mantienen
una cercanía estrecha con el yunista rojo, conocen de primera mano que el
legislador es “agarrado” y no dispara ni en defensa propia. La pregunta
entonces sería: ¿Quién le pagó el circo mediático de ayer? ¿El gobierno
estatal? La verdad que no lo creemos. ¿Su millonaria familia? Tampoco. Sus
amigos políticos, menos. Indudablemente es una pregunta que el senador tendrá
que responder a la sociedad veracruzana, luego que ese dinero despilfarrado
bien hubiera servido para canalizarlo a causas más nobles.
La clase política
deberá reconsiderar sus acciones. No se puede andar pregonando críticas en
contra de sus acérrimos enemigos y luego sentirse “honrados” teniéndolos como
invitados especiales. Cómo dijera el gran “filósofo” veracruzano, Javier Duarte
de Ochoa, “no se puede escupir para arriba” porque seguro estos fluidos le
caerán a la cara como le cayó el día de ayer. Ambos lo hicieron el día de ayer,
uno por invitar al enemigo número uno del pueblo veracruzano y el otro, por
asistir cuando quien te invita a despotricado, señalando la corrupción y el
dispendio gubernamental.
La falta de
dignidad de la clase política la disfrazan de “diplomacia”. Hay que ser una
cara dura para aguantar las hipocresías de ese gremio tan nefasto.
Duarte y Herrera
denunciados por la ASF
Nuevamente el nombre
de ex mandatario, Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa vuelve a
relucir a nivel nacional. Luego de la denuncia que interpusiera en noviembre
del 2014 y que recientemente fue ratificada por parte de la Auditoría Superior
de la Federación (ASF) ante la Procuraduría General de la República (PGR) por
las 15 denuncias realizadas en contra de estos servidores públicos por el
quebranto financiero que originaron en el ejercicio 2008, 2009 y 2010.
Desviando recursos etiquetados al fondo de Aportaciones para los Servicios de
Salud (FASSA), de Aportaciones para la Educación Básica y Normal (FAEB) y de
Aportaciones para la Seguridad Pública, entre otros. Dispendio que asciende a
los ocho mil millones de pesos.
Lo extraño es que
ante los constantes señalamientos que la ASF ha realizado en contra del
gobierno de Veracruz; tanto Fidel Herrera Beltrán como Javier Duarte de Ochoa,
sigan gozando de la libertad tan inmerecida que mantienen. Uno debió haber sido
desaforado por parte de la legislatura local y el otro detenido para que ambos,
cumplan penalmente por el agravio financiero que han incurrido en contra del
estado de Veracruz.
Curiosamente, nada
pasa en contra de estos dos sujetos. Es ya hasta tedioso observar que las leyes
incumplen cuando se trata de “poderosos” delincuentes; porque robar, es
considerado un delito del fuero común, pero cuando son perpetrados por
funcionarios públicos y gobernantes, estos se convierten en una trasgresión del
orden federal.
Desafortunadamente
quienes viven enquistados en las “altas” esferas de la política y el poder, no
se ocupan ni se preocupan, pues saben que jamás pagarán penalmente por el
agravio. El manto de la impunidad los protege y saben que pueden comentar los
delitos que consideren pertinentes para perpetuarse en el poder y continuar
robando, haciendo de la ley su más servil aliada.
Este es México.
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