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Siguiendo el "ejemplo" de su amigo y protector,
Javier Duarte de Ochoa, quien gusta vacacionar aunque la entidad se incendie,
el alcalde de Fortín, Armel Cid de León Díaz se ha vuelto a ir de vacaciones,
ahora a Perú, en compañía de su cónyuge e hijos, acaso pensando que ya está
completamente olvidado el triste incidente de agresión a golpes y puntapiés que
propinó a una mujer tras la "valiosa ayuda" de su suegro, el
multimillonario cafetalero Domingo Muguira Revuelta.
Armel Cid se fue a admirar
Macchu Picchu, recorrer la zona amazónica del Perú y otras bellezas, a probar
el ceviche peruano tan famoso sobre todo en Europa, y todo ello, sin importar
que hace un mes también fue a Marruecos y España, concretamente a Barcelona y
Madrid, quizá acompañando a su suegro para ver cómo andan sus negocios por
allá.
Y como él es la ley, y ya lo ha demostrado con la pequeña ayuda de sus
amigos de la Fiscalía General, que ni siquiera fingieron investigarlo por la
agresión para desaforarlo, no pidió permiso al cuerpo edilicio del que es
alcalde, y se fue sin despedirse al fin que para eso están los amigos, para
apoyarlo en sus caprichos. No ha hecho nada, pues argumenta que César
Torrecilla, el exalcalde, dejó sin nada al municipio y por ello no puede
invertir en obras. Los fortinenses dicen que "cómo va a haber dinero, si
Armel lo usa para su consumo personal". Y vaya que tienen razón…
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