I.- Son dos los desgobernadores
de apellido Duarte. Uno es el de Chihuahua que con un depósito de más de 35
millones de dólares –para no tener que hacerlo con los devaluados pesos–, fundó
su banco (uno más de los que, con casas ahorradoras, roban impunemente: Ficrea,
Bancomer, Banamex, HSBC, y el de Salinas Pliego, etcétera). Ese Duarte
chihuahueño –aunque más parece un bulldog– sigue en el cargo, y cuando viene a
las reuniones de la Conferencia de Gobernadores donde le dan por su lado a Peña
y lo bañan de elogios, pasea su gordura, su bigote y su calvicie, sondeando –me
dicen– lograr una senaduría… ¡por el PRI!, alegando que ya fue hasta presidente
de la Cámara de Diputados de donde salió para desgobernador de la entidad que
tiene en el olvido, y a los tarahumaras muriéndose de frío. El otro Duarte es
el jarocho. Más gordo que su primo hermano y más corrupto… ¿o igual? que el
chihuahueño. Es Duarte de Ochoa; ambos de nombre Javier.
II.- El veracruzano heredó el trono de Fidel Herrera, otro
corruptísimo que quiere participar en las elecciones de este 2015, para
regresar… ¡por sexta vez!, como diputado federal (Esteban David Rodríguez: Los
dueños del Congreso: el Poder Legislativo secuestrado por dinastías familiares
y clanes del dinero.- Grijalbo). Y está saqueando el dinero del pueblo
veracruzano mientras “Los Zetas” han entrado a la entidad, estableciendo
“casetas” móviles para cobrar derecho de paso. También cobran derecho de piso y
meten sus garras en las aduanas. Este desgobernador que paga publicidad en todos
los medios de comunicación de la capital del país, para hacerse famoso y
mostrar su barriga a punto de parir un becerro, mientras posa con su sonrisa
mofletuda, tras heredar el trono riñó con su benefactor: Fidel Herrera, pero ya
hicieron las paces para a cuatro manos seguir con su labor depredadora,
repartirse los cargos de “elección” y agredir y matar periodistas, pues sólo en
Veracruz han asesinado a 14.
III.- Y las agresiones aumentan, pues por más que la reportera de
la revista: Proceso insiste en que sigan la averiguación previa para sancionar
a los autores intelectuales y a los materiales de su agresión, el asunto está
en el limbo, ya que Duarte de Ochoa impide llegar hasta las últimas
consecuencias. Lo que más fastidia a la población es que el desgobernador haya
dado manga ancha a “Los Zetas” y que éstos esquilmen a empresarios,
comerciantes, campesinos, agricultores y ganaderos. Al organizar los Juegos y
la Cumbre de los pocos presidentes de América Latina que asistieron (para
intencionalmente despreciar a Peña), gran parte del dinero fue a parar a las
alforjas duartistas, pues no se invirtió en esos eventos. “Los Zetas” han
establecido su imperio de violencia sangrienta y estafadora. Son dueños de las
mejores tierras para sembrar drogas con salida garantizada al Golfo de México,
para llevarlas a su destino. Y tienen en el gobernador Duarte de Ochoa a su
jefe nato, en un toma y daca de favores donde no se descarta que el “lavado” de
dinero sea a través de las finanzas del gobierno duartista.
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