Timocepanotoke Noche
Altepeme Macehualme uecvt – fnls, nos solidarizamos ante la represión
generalizada ejercida por el Estado, de manera sistemática, mediante
la existencia de un Estado policíaco -militar, en el resto del país para
sofocar el descontento popular.
UN GRITO DE PAZ Y AMOR POR LA VIDA
Estamos
convencidos y convencidas de que nuestro dolor se transformará en esperanza, en
rabia, en fuerza colectiva que nutrirá nuestros sueños y anhelos e libertad,
que articulará nuestras voces con palabras e imágenes de aliento, bríos para
seguir sobre las ruinas y construir a contrapelo el mundo nuevo que llevamos en
nuestros corazones.
Hoy un asesinato
más, cuatro asesinatos más, miles de asesinatos que se registran a lo largo y
ancho del Estado de Veracruz y del país. Ya sabemos quiénes son los responsables.
Comenzamos a entender los intereses, prejuicios y cegueras que colman nuestras
tierras de sangre e indolencia. ¿Cómo podemos permanecer sólo contemplando
nuestras heridas convertidas en miedo, en llanto, en ausencias de seres
queridos, de hombres y mujeres casi desconocidos que nos marcan el camino de
una convicción de bien común y compromiso social? ¿Cómo podemos habitar la
indiferencia, sentir el aguijón de la urgencia y permanecer callados?
Este nuestro llanto
reprimido, estas nuestras voces violentamente acalladas por aquellos que solo
siguen órdenes inhumanas en pos de un “desarrollo” que en realidad solo atiende
a sus intereses de clase, los que ultrajan a las comunidades, a los pueblos, a
las mujeres, a niños y niñas, este duelo por aquellos que viven indolentes
frente a nuestro futuro anhelado de que otro mundo es posible, nuestro llanto,
este llanto, se convertirá en lluvia que removerá la resignación y hará
florecer la rabia, la digna rabia, para ser de nuevo fuerza y esperanza.
¿Quién o quiénes son
responsables de tanta amenaza, violencia, de tanta ignominia, de tanta sangre
derramada? Todos y todas lo sabemos y no bastan las declaraciones inútiles de
fiscales, no basta el estado de derecho a modo, ni las falsas declaraciones o
peor aún los silencios contundentes del verdugo.
Todos y todas lo
sabemos, con nombre y apellido, como dicen los jóvenes estudiantes, pero pocos
nos atrevemos a decirlo, ante el miedo de ser el siguiente de la lista del
Centro de Investigación y Seguridad Nacional, o de Bermúdez, o de Duarte, o de
Mancera, o de Enrique Peña Nieto, o del sistema, o de las corporaciones
transnacionales, o ¿de ellos?
Por qué o para qué
ocultar lo que a toda luz ha sido la retórica oficial: ¿fiestas? ¿Crímenes
pasionales? ¿Vínculos con el narco? ¿Nacionalidad colombiana? “¡Pórtense bien!
...que van a caer muchas manzanas podridas” dijo Duarte a los periodistas, ¿del
árbol de quiénes caerán las manzanas? ¿Por qué no sacudimos nosotros el árbol
de la podredumbre de los de arriba?, ¿qué esperamos para sacudir el árbol de
los asesinos, de los rufianes, de los criminales de cuello blanco?
Han ultrajado
nuestro derecho a la libertad de expresión como ultrajan todos y cada uno de
nuestros derechos: a la salud, a la educación, a la alimentación, a la
vivienda, al empleo, al territorio, a la vida… ¡a todo!
¿Hasta cuándo
vamos a soportar el martirio de ver desaparecer al vecino, ó a 43, a 22, a 8 ó
5? ¿Hasta cuándo veremos, al final del túnel, la luz de la verdad, de la ética,
del compromiso social, de la justicia? ¿Cuántos más valores ciudadanos
perderemos arrancados a golpe de pobreza o de dádivas sociales o televisores y
su programación idiotizante, o de metralla o de difamaciones de vínculos con
los mal portados, los revoltosos, a quienes llaman terroristas?
No esperaremos. La
urgencia nos llama, el freno de emergencia. Es el vuelco de la indignación que
se cuela en los huesos y en las miradas de los inconformes el que nos urge a
hablar. No callaremos. Hacemos un llamado a la reflexión y a las acciones
colectivas de mujeres, hombres, niños, niñas, jóvenes y ancianos, para que aún
con nuestros miedos, pero cargados de iniciativas, de sueños, de esperanzas,
hagamos posible otra forma de vida en nuestra casa, salón, escuela, barrio,
comunidad, en Veracruz y en México. Con la frente en alto y la convicción de
que se pueden cambiar las cosas, seguiremos, tantas veces como sea necesario,
reclamando y exigiendo:
- Javier Duarte de
Ochoa… si
conoces lo que es la dignidad y aún te queda algo de ella… ¡RENUNCIA! Todos/as
nosotros/as te hemos hecho juicio político y resultas culpable de los
asesinatos de Regina, Moisés, Noé, Gregorio, Rubén, Nadia; de todos los
periodistas asesinados por su compromiso con la dignidad y la justicia social;
así como de la represión y hostigamiento a los estudiantes de la Universidad
Veracruzana, y a defensores de Derechos Humanos.
Castigo a los
sicarios y autores intelectuales del asesinato de Rubén Espinosa, Nadia Vera,
Yesenia Quiroz, Nicole y Alejandra, cometido en la calle Luz Saviñón No. 1909
de la Colonia Narvarte en la Ciudad de México; a Enrique Peña Nieto, Miguel
Ángel Mancera y todo el aparato de mando único que encubre con la delimitación
política de los territorios la responsabilidad de las fuerzas federales de
seguridad en la política de exterminio a luchadores sociales.
Este es el reclamo que
cunde en nuestros corazones. El anhelo de justicia con el cual llamamos a la
acción ciudadana para rescatar nuestros valores y limpiar nuestra conciencia
social, nuestra ética sociopolítica, nuestra solidaridad para liberarnos de
este mal que nos aqueja, el veneno de la impunidad, de la militarización, de la
corrupción, de la barbarie. Justicia reclamamos, no de los asesinos. Justicia
reclamamos de los pobladores de esta tierra adolorida. Justicia y digna rabia.
¡Ni
un asesinado más!
¡Ni
una asesinada más!
Duarte,
¡juicio y castigo!
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