"México es la dictadura
perfecta. La dictadura perfecta no es el comunismo. No es la URSS. No es Fidel
Castro. La dictadura perfecta es México", dijo un Vargas Llosa que a estas
alturas ya parecía de nuevo el político intenso de hace unos meses. México,
siguió, "es la dictadura carnuflada". "Tiene las características
de la dictadura: la permanencia, no de un hombre, pero sí de un partido. Y de
un partido que es inarnovible".
Pero Mario Vargas Llosa
quedo muy lejos al no precisar que el PRI, el PAN y otros lacayos imponen su voluntad a garrotazos, represión
y desaparición de mexicanos. Y ahora, imponiendo un proyecto antinacionalista,
antipatriota y contrarrevolucionario, abriendo las puertas a las
transnacionales y entregando las riquezas los extranjeros.
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