EDITORIAL de El insurgente
Año 21 / num.175 / marzo de 2017
Las necesidades del pueblo por
su naturaleza y carácter son históricas.
Hoy en el contexto de agudización de
la crisis económica y política del régimen se expresa una necesidad
impostergable: la unidad popular. Es tan evidente la necesidad que los
personeros del régimen intentan desvirtuar su carácter y papel preponderante en
la lucha de clases al hacer múltiples esfuerzos por robar esta bandera al
pueblo en función de sus intereses.
Un fenómeno inédito en la historia
contemporánea de México es que un oligarca se vea forzado por las
circunstancias sociopolíticas a hacer el llamado a la unidad, quien fue
secundado por la junta administrativa y en cadena por todos los defensores del
régimen.
El llamado de la oligarquía y los defensores del régimen a la unidad
en abstracto, es la forma de disfrazar la falta de legitimidad popular al
régimen y sus políticas e intentar mediatizar la protesta popular; es el
llamado a la unidad en torno al nacionalismo burgués para garantizar los
intereses de grupo o clan oligárquico y en defensa de los intereses
monopolistas que ellos representan; una maniobra burguesa que pretende una vez
más utilizar a las masas trabajadoras para y en beneficio de la dictadura del
capital; y, claro reflejo del chovinismo burgués, ensalzando un falso
patriotismo para quitarle el filo revolucionario al carácter antiimperialista
de la voluntad popular.
En los dichos y llamados del señor oligarca en parte
existe razón, esta es la necesidad de la unidad, pero no bajo sus
planteamientos, se necesita la unidad popular y no la unidad en torno al
nacionalismo burgués o cualquier otra expresión que beneficie los intereses de
la clase en el poder y vaya en detrimento de la clase trabajadora.
La unidad
popular consiste en la unidad político-ideológica que derive en la unidad de
acción que vea por los intereses de los explotados y oprimidos. En este momento
histórico concreto la unidad de todo el pueblo mexicano debe desarrollarse
contra la política imperialista que lleva décadas aplicándose en el país;
contra el terrorismo de Estado, el Estado policíaco-militar, el estado de
derecho oligárquico y el gobierno antipopular; contra las medidas antipopulares
que afectan a todo el pueblo de México, en resumen, contra la dictadura
capitalista. Si queremos garantía efectiva y coronar los esfuerzos populares,
la unidad debe darse en torno a la lucha armada revolucionaria bajo un programa
en común que contemple la necesidad histórica de transformar la sociedad por
métodos revolucionarios, articulada a ella las demandas inmediatas de todos los
sectores populares.
El terrorismo de Estado como política de gobierno cobra
nuevas víctimas día a día, la estadística del horror adquiere dimensiones que
superan lo dantesco, el botón de muestra está en las estadísticas conservadoras
del régimen que hablan de ochenta asesinados por día, léase ejecuciones
extrajudiciales, y en las fosas clandestinas que brotan por todo el país.
Veracruz se ratifica por la vía de los hechos terroríficos como la fosa
clandestina más grande de América Latina, solamente en las dos recientes se
encontraron los restos de trescientas personas víctimas del terrorismo de
Estado, ahí está la prueba de varios crímenes de lesa humanidad: detención
desaparición forzada, ejecución extrajudicial y múltiple violación a los
derechos humanos.
Es el Estado mexicano quien detiene y desaparece de manera
forzada, es éste quien realiza las ejecuciones extrajudiciales. ¡Eso es
terrorismo de Estado! A éste se le debe enfrentar con la estrategia de guerra
popular.
El número completo de El Insurgente puede descargarse desde .
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