¿Masoquistas los mexicanos?
Pedro Echeverría V.
1.
“México es el país, de las 34 naciones de la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económicos (OCDE), que muestra las mayores desigualdades en el
ingreso que perciben las familias. También donde se registra la más alta tasa
de homicidios e, igualmente, la nación en que la mayoría de sus ciudadanos
considera que la corrupción es generalizada e imparable en todo el gobierno”.
Sin embargo, aún con ese panorama, los mexicanos (no todos, pero sí la inmensa
mayoría que se refugia en la religión y enajenación) se cuentan entre quienes
están más satisfechos con la vida que llevan, al mismo nivel que están los
suecos o los australianos”.
2.
Sí, yo tengo algunos amigos de pensamiento derechista, que me dicen lo mismo:
“no vale la pena luchar por o con los pobres porque parecen satisfechos con la
vida que llevan y ellos mismos se dejan fácilmente manipular por el gobierno,
los empresarios y los medios de información”. Bueno, no son mis amigos, pero si
nos esforzamos un poco encontraremos a un 80 por ciento de las gentes con ese
pensamiento. Es obvia la raíz de ese modo de pensar cuando se tienen muchas
carencias y miseria, cuando se tiene depositado toda la esperanza en Dios y
cuando los medios de información dominan todo el pensar.
3.
Recuerdo que el estudioso Giovanni Sartori decía: “La televisión es la primera
escuela del niño (la escuela divertida que precede a la escuela aburrida)”. El
problema es que el niño es una esponja que registra y absorbe todo lo que ve,
ya que no tiene capacidad para discriminar. “Es un ser reblandecido por la TV,
adicto de por vida a los videojuegos”. Adelante Sartori escribe en 1998, que la
TV ha dejado de ser la reina del hogar, que el nuevo soberano es ahora el
ordenador. ¿Se puede olvidar que el dueño de Televisa, Emilio Azcárraga Milmo,
señaló que la TV no es para educar, sino para divertir?
4.
Pero no puede decirse que por no defenderse, por no luchar, los mexicanos son
cobardes, engañados y manipulados. Hay una minoría de mexicanos que al fin nos
dimos cuenta de esas formas de control y nos hemos liberado de la televisión,
la iglesia, el futbol, el trago y las modas, que son distracciones que sirven
–por donde quiera verse- maravillosamente al capitalismo porque bloquean el
pensamiento. Además, un trabajador explotado durante ocho o diez horas, cuando
llega cansado o agotado a su casa sólo quiere –como dice Azcárraga- divertirse
con la Tele, ver futbol y echarse un trago, si tiene. ¿Qué ganas va a tener de
leer o pensar?
5.
Los mexicanos y los trabajadores en general, no somos masoquistas; no nos gusta
que nos exploten o engañen, no estamos nada de contentos con la situación que
se vive en el país. ¿Pero qué hacer si la única información que recibimos viene
de la Tele, la radio y la prensa deportiva? En México no hay una izquierda
numerosa, fuerte, que politice, ideologice, masivamente a la población para que
comience a protestar. Desde los años treinta la CTM, luego la CNC, ambas del
PRI, se encargaron de corporativizar a los obreros y campesinos. En la CTM
bastó un líder, Fidel Velázquez y en la CNC hubo más de una docena impuestas en
cada gobierno.
6.
Si algunas veces tuvimos capacidad para hacer ruido desde la izquierda, fue
porque dos o tres “sindicatos independientes”: ferrocarrileros, electricistas,
telefonistas, universitarios, aún sin unidad, nos ayudaban a ello. El gobierno
sabía todo, por eso nuestras batallas fueron siempre controladas. La realidad
es que no hay personas cobardes ni valientes, sólo hay personas con
convicciones firmes, profundas de lucha, y gentes sin ideas o con ideas del
capitalismo que han sido impuestas desde la familia, la iglesia, la escuela y
la sociedad. El miedo, el temor, el oportunismo acomodaticio, son enseñanzas de
las clases dominantes del capitalismo.
7.
Los luchadores sociales, pensando que existe la verdad, han dicho que “la
verdad es siempre revolucionaria”. Sin embargo, dado que no existen verdades
sino sólo interpretaciones, lo que damos a conocer son “nuestras verdades”,
nuestra interpretación, porque otros tienen “sus verdades de los hechos que
corresponden siempre a ideologías. Mientras nuestras interpretaciones sean
falsas estaremos engañándonos y mintiendo a los demás; si mentimos acerca de
nuestros “victorias” en las luchas por hacer propaganda que “avanzamos”, peor
nos irá cuando nuestros seguidores vean lo contrario. Necesitamos trabajar más,
eso es obvio. (16/XI/17)
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