REVISTA PROCESO
Por Gabriela Hernández
La detención del
exgobernador no pone fin al marinismo que sembró durante su gestión. Todo
indica que sus quimeras transexenales rindieron fruto. Hoy, muchos de sus
viejos colaboradores están listos para los próximos comicios.
La detención del
exgobernador Mario Marín Torres es un caso de justicia tardía, pero ello no
pone fin al marinismo que sembró durante su gestión como gobernador
(2005-2011). Todo indica que sus quimeras transexenales rindieron fruto. Hoy,
muchos de sus viejos colaboradores están listos para los próximos comicios.
Algunos son morenistas y barbosistas; otros incluso buscan el apoyo de partidos
como el PAN, PRD, Redes Sociales Progresistas, Encuentro Solidario y Fuerza por
México.
PUEBLA, PUE.– Antes de
que estallara el caso Lydia Cacho el entonces gobernador Mario Marín Torres
tenía el proyecto de lograr que su grupo ganara los siguientes tres gobiernos
de Puebla.
En su proyecto
transexenal, Marín Torres contemplaba que los próximos gobernadores poblanos
serían Javier López Zavala y Alejandro Armenta Mier, dos de sus cercanos
colaboradores, quienes le abrirían paso a su hijo Mario Marín García, quien
encumbraría su maximato.
Con esas miras, el
priista se dedicó a crear y consolidar un grupo político, que incluyó el
padrinazgo de cuadros jóvenes, muchos de ellos amigos de su hijo, para que lo
acompañaran en sus proyectos.
Esos sueños de
convertirse en el “Benito Juárez poblano” y crear su estirpe política quedaron
sepultados el 14 de febrero de 2006, cuando el periódico La Jornada publicó el
audio de la conversación telefónica que sostuvo el entonces gobernador Marín
con el empresario textilero Kamel Nacif Borge.
En la grabación, una de
las más reproducidas en la historia política del país, se escucha a Marín
ufanarse: “Ayer le acabé de darle un pinche coscorrón a esta vieja cabrona”.
Cada frase deja al descubierto la participación de su gobierno en una conjura
para reprender a la periodista Lydia Cacho, autora del libro Los demonios del
Edén.
Con la promesa de
enviarle dos “bellísimas” botellas de coñac, Kamel Nacif agradece a Marín haber
detenido a la periodista –el 16 de diciembre de 2005– tras la demanda que
presentó en su contra por haberlo señalado en su libro como cómplice de Jean
Succar Kuri en una red de pornografía y explotación sexual de niñas de entre
cuatro y 13 años.
Desde entonces, Marín
Torres, quien apenas tenía un año en el poder, se quedó con el mote de Góber
Precioso y fue catalogado de “impresentable”.
No obstante, aunque el
priista ya no volvió a ocupar cargos públicos, muchos de los políticos que
apadrinó o que formaron parte de su gobierno están ahora en posiciones
estratégicas no sólo en su partido, el PRI, sino en el gobierno estatal, así
como en Morena y en las fuerzas políticas aliadas de éste: Encuentro Solidario,
Redes Sociales Progresistas, Nueva Alianza y Fuerza por México.
La carrera política de
Marín tuvo dos padrinazgos. La primera oportunidad se la otorgó Guillermo
Pacheco Pulido, quien siendo presidente municipal (1987-1990) lo nombró su
secretario particular.
Otro de los impulsores
de la carrera política de Marín, Manuel Bartlett Díaz, actual director de la
Comisión Federal de Electricidad, nombró a Marín Torres primero subsecretario y
luego secretario de Gobernación durante su sexenio (1993-1999).
Este texto es un
adelanto del reportaje publicado en el número 2310 de la edición impresa de
Proceso, en circulación desde el 7 de febrero de 2021.
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