28 de febrero de 2017

CLAUDIA, MORENA Y LA LUCHA DE LODO


Por:Joaquín López Dóriga

La lucha por el gobierno de Ciudad de México, que en tiempos hegemónicos del PRD era un proceso ordenado por el jefe de Gobierno en turno, se ha trasladado a Morena, que reivindica el control político de la capital del país.

Para la elección de 1997 sin discusión alguna y por unanimidad, fue Cuauhtémoc Cárdenas, que arrasó.

En 2000 no hubo quién le hiciera frente a Andrés Manuel López Obrador, que ganó a Santiago Creel y a Jesús Silva Herzog. Obligado a renunciar por el desafuero, fue candidato presidencial en 2006 perdiendo por .53 por ciento de los votos ante Felipe Calderón, lo que nunca ha reconocido y siempre ha sostenido como fraude electoral.

En 2006 nadie le levantó la ceja al tabasqueño cuando se fue por Marcelo Ebrard ni a éste en 2012 cuando designó a Miguel Mancera.

Hoy que el PRD languidece por sus pequeñeces, pugna por el poder y la escisión que provocó López Obrador con Morena, la lucha por la sucesión se ha desplazado a este partido donde olvidan que la primera y única palabra será la suya, y chocan soterrada, pero descaradamente Ricardo Monreal y Martí Batres, operando éste contra aquél al verlo más fuerte.

Y así han filtrado información sobre contratos y denunciado su distancia con AMLO para acortar la suya, en una guerra en la que los dos salen afectados, pues si a Monreal lo quiere marcar por su gestión, éste tiene historias de adeudos y frentes personales de su opositor.

Y en esto la beneficiada es la que tiene todas las confianzas del presidente de Morena, Claudia Sheinbaum, su activo de mayor confianza y única de los aspirantes que forma parte de su equipo de campaña y gobierno.
La delegada de Tlalpan ve el lodazal y se mantiene a distancia sabedora de su cercanía y confianza de quien tomará la decisión y al que ha acompañado en todo su viaje desde 1999, el siglo pasado.


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