14 de noviembre de 2012

LA OREJA EN EL PALACIO “QUIEN ES REALIDAD GINA DOMINGUEZ”


El caso de Gina Domínguez es paradigmático de cómo es el equipo actual que rodea al cordobés Duarte de Ochoa: Domínguez arribó al entorno de JD en una maniobra diseñada por su protectora y socia en varios negocios al amparo del poder, porque así lo presume la propia Gina: Doña Rosa Borunda.
Importa, y mucho, la imagen que Gina proyecta al resto de una prensa veracruzana atenta a la evolución de lo que viene: ella es una posición “transexenal” que no cuidó la forma y pisoteó elementales reglas de cortesía y ética periodística: Gina Domínguez era “columnista” en el Milenio, y ya “trabajaba la plaza” en Finanzas con Javier Duarte;  para, “como eran los planes” confía a su cortejo de amigos; impulsar la candidatura de JD, por instrucciones de doña Rosa Borunda.
No les importó, ni a la periodista y por lo visto ni a la señora, pisotear con ello la posición misma que había diseñado el gobernador Fidel Herrera: para ese momento y en esa coyuntura. Saltó y no literalmente en Finanzas; una Gina que despectivamente ubica a Fidel con sobrenombres despectivos.
 ¿Quién es en realidad “María Gina Domínguez Colío"?
 Pues la mayoría de los colegas periodistas en el estado conocemos su trayectoria después de que salió de la Facultad de Comunicación de la UV, hasta que emigró al Estado de Quintana Roo en los años del “boom” de la contratación de jarochos a la política de aquel estado.
Su historia personal sería lo de menos, si no fuera porque un periodista y en un político, siempre está ligada a la función que realiza y a la imagen que proyecta:  a Chetumal Gina Domínguez llegó como enlace de prensa; y es harto conocida la historia entre colegas periodistas de allá, que relatan la incursión de Domínguez y el escándalo protagonizado cuando la esposa del gobernador Mario Villanueva –hoy extraditado a Estados Unidos acusado de nexos con el narco-; se enteró que la periodista “jarocha”, tenía puesta casa y gozaba del favor del mandatario.

Detalles escabrosos cuentan del cómo salió del estado escoltada por la guardia personal de la Primera Dama, y sin posibilidad de siquiera recoger sus pertenencias personales. Volvió a Xalapa en un volchito rojo, con placas de Quintana Roo, allá por finales de los 90.
Gina Domínguez se remasterizó al poco tiempo, en una especie de matrona de las viejas y nuevas generaciones de periodistas xalapeños empíricos, novatos o salidos de escuelas incipientes o carreras afines a la de Comunicación: “los ginos” se les conoce en el gremio. Y a sus protegidas enlaces de prensa: “las comadres”. Así el nivel.
Además, presume que la esposa de Fidel Herrera es su “socia” en empresas como “manos veracruzanas” o galerías o restaurantes, incluso en el negocio principal de "Doña Rosa" como lo son los equipos de BasquetBol Profesional del Estado, en donde Doña Rosa lleva mano y parte de todo lo que se hace y deshace ahi.
El trato de Gina es soberbio y despótico cuando se considera en posición “de fuerza”; y en contraste, es servil y lacayuna cuando así conviene a sus intereses, generalmente  monetarios. Ni ética ni consideración, ni respeto, son sus cartas credenciales.
Con todo este bagaje, este “karma” que dirían los esotéricos: ¿Gina es “insustituible” como presumen sus amigos? Sólo Javier Duarte ya ungido gobernador, deberá sopesar si le beneficia la “mano rosa” tan mediáticamente expuesta –cosa que no le conviene ni a la claridosa señora de Herrera, por cómo están las cosas-; o le resulta más tener a Domínguez Colío como “súper asesora” y manejando “los hilos” de marionetas de Prensa, como le gusta.
O Duarte tiene su “as” bajo la manga y nos sorprenderá con un nombramiento –de su entorno amistoso o de su equipo-, para tan delicada encomienda,  que restituya la dignidad, el profesionalismo y la calidad humana y ética, a la figura del Director de Comunicación Social del Gobierno del Estado.

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