Por Andrés Timoteo
Que no renuncie Arturo Bermúdez Zurita a la Secretaría de
Seguridad Pública. No, no lo dejen renunciar, que no lo haga. ¡Que lo
destituyan y que lo presenten detenido ante un juez para que responda por la
agresión cometida ayer en Jalapa contra ochos jóvenes!. Los
atacantes encapuchados fueron entrenados en las instalaciones de la
Academia Estatal de Policía. Son de los suyos, de los acreditados, afirman en
los mismos pasillos de palacio de gobierno. Fue la venganza de un
mal gobernante que se las cobró a los gritones que lo han cuestionado.
Los estudiantes se la deben –porque no son los primeros ni serán los últimos en la lista negra- a Javier Duarte quien los tiene en la mira desde aquellas marchas cuando junto con maestros le gritaron en la Plaza Regina Martínez: ¡Duarte marica, atácanos ahorita!. Y ya lo hizo. Por supuesto que el gobernante vengativo no va a renunciar ni lo van a destituir pero en menos de dos años será candidato a la prisión, solo es cuestión de esperar, de no olvidar y claro, de votar.
¡INDÍGNENSE!
No es un sepulcro monumental, apenas una lápida modesta, pero si es uno de los más visitados por los europeos, sobre todo los jóvenes. La gente llega discretamente a rendirle honor, a ofrecerle una oración y a dejarle cualquier objeto sobre la plancha de cemento: una flor, una piedra, una moneda, un boleto de metro, un arete, un libro, una propaganda o un lapicero. Le hacen tributo porque él fue uno de inspiradores de los movimientos de protesta que en los últimos años han calado en Europa, Estados Unidos y Medio Oriente. La pequeña tumba está cerca de la rotonda donde, a un costado, reposa el escritor mexicano Carlos Fuentes y próxima al vericueto de caminos y lapidas que conducen al sitio donde también año con año peregrinan los admiradores del escritor argentino Julio Cortázar junto con su Cronocopio, que también yace allí.
Es la sepultura, en el cementerio parisino de Montparnase, del político, escritor y filósofo Stéphane Hessel, inspirador de Los Indignados, quien falleció en febrero del 2013. A los 93 años, dos antes de morir, Hessel público la obra que se convirtió en todo un legado filosófico: “Indignez-vous!” (¡Indígnense!) y que en sus páginas pide que la gente, especialmente los jóvenes, no se resigne a ser gobernados por corruptos, asesinos y ladrones. Hoy más que nunca, resalta, la sociedad se parece a aquella que salía de la Segunda Guerra Mundial, del dominio del nazismo, pues no está orgullosa de ella misma por haberse convertido en un sistema de explotación del más pobre, donde reina el dinero con un poder insolente y egoísta y donde los derechos sociales básicos son replegados a conveniencia de unos pocos.
“El motivo de base para la resistencia es la indignación y hacemos un llamado a las nuevas generaciones a saber vivir y trasmitir la resistencia. Los llamamos: ¡tomen el control, indígnense!, ¡no renuncien ni se dejen impresionar por las actuales dictaduras que amenazan la democracia y la paz!. Yo, especialmente, deseo que cada uno de ustedes tenga un motivo de indignación. Es algo precioso. Cuando una cosa nos indigna entonces uno deviene en militante más comprometido y reúne ese coraje histórico que nos dirige a defender y recuperar la democracia, a la libertad y a la justicia”, escribió Stéphane Hessel.
Lo anterior viene al caso porque mañana los mexicanos, y los veracruzanos, tendrán que acudir a las mesas de votación para elegir a quienes serán sus representantes en el Poder Legislativo: los diputados, y ese será el momento de mostrar su indignación, de hacer efectiva la resistencia y de convertir en realidad el cambio. Los ciudadanos deben darle cause a esa indignación a través de las urnas con un voto efectivo – ni nulo ni en blanco ni ausente-, un voto que premie y castigue, como ya se ha dicho.
Motivos de indignación hay muchísimos en Veracruz porque la clase política ha rebasado toda línea de pudor y decoro. Es hora de que el pueblo se indigne por los gobernantes y funcionarios ladrones que se embolsan el dinero de las becas, de las pensiones, de los programas de salud, de los salarios de burócratas, de los apoyos al campo, de las medicinas en clínicas, hospitales y centros de salud. Que se indignen de los que se roban el presupuesto para construir mansiones, comprar aviones, yates y residencias en Nueva York o Miami. Indígnense por las maletas repletas de dinero que vuelan de Jalapa a Toluca.
Indígnense por la ola de asesinatos y secuestros que azotan a todos mientras que los funcionarios que deben encargarse de combatirlos solo se ríen y recomiendan comprarse un perro para que les cuide. Indígnense porque mientras todos tienen miedo a salir a la calle y muchos lloran la pérdida de familiares a causa del crimen, el gobernante en turno se burla diciendo que en Veracruz solo se roban “frutsis y pingüinos”. Indígnense todos contras esos indolentes e irresponsables. Indígnense contra todos esos funcionarios y políticos que durante muchos años han estado señalados de tener nexos con la delincuencia y hoy se atreven a pedir el voto para convertirse en diputados y ser la voz de los criminales en el Congreso de la Unión.
Indígnense por todos esos cínicos que firman compromisos ante notario y no cumplen, pitorreándose de quienes creyeron en su palabra. Indígnense contra los que fueron alcaldes, saquearon los municipios, nunca hicieron algo bueno para la población y hoy quieren sentarse en una curul para seguir conectados a la nómina pública. Indígnense por los que hoy se visten de verdes y se dicen ecologistas pero que en sus encomiendas de gobierno devastaron aéreas verdes y toleraron el saqueo del patrimonio natural. Indígnense contra los que los mandaron a apalear cuando salieron a protestar por alguna injusticia. Indígnense contra aquellos que mandan, permiten o aplauden que se quemen periódicos, que se asesinen reporteros, que se amenace a fotógrafos, que se difame a comunicadores.
Indígnense contra esos mismos que no hacen nada por detener los homicidios y desapariciones de jovencitas, de taxistas, de comerciantes, de sacerdotes, de activistas, de maestros, de obreros, de estudiantes y de migrantes. Indígnense por la venganza a batazos y machetazos del duartismo contra estudiantes jalapeños de ayer en la madrugada. Indígnense todos y hagan resistencia contra todos esos maleantes y sus brazos operadores en la política. Indígnense y hagan resistencia. Castíguenlos voto a voto. El próximo domingo que en la cabeza de cada votante debe resonar las palabras de Hessel: encuentren su motivo para indignarse y cambien al mundo. Cambien a Veracruz para hacerlo habitable, para echar fuera a todos los ladrones, asesinos, ineficientes y mentirosos. ¡Voten con indignación y hagan la resistencia!.
Los estudiantes se la deben –porque no son los primeros ni serán los últimos en la lista negra- a Javier Duarte quien los tiene en la mira desde aquellas marchas cuando junto con maestros le gritaron en la Plaza Regina Martínez: ¡Duarte marica, atácanos ahorita!. Y ya lo hizo. Por supuesto que el gobernante vengativo no va a renunciar ni lo van a destituir pero en menos de dos años será candidato a la prisión, solo es cuestión de esperar, de no olvidar y claro, de votar.
¡INDÍGNENSE!
No es un sepulcro monumental, apenas una lápida modesta, pero si es uno de los más visitados por los europeos, sobre todo los jóvenes. La gente llega discretamente a rendirle honor, a ofrecerle una oración y a dejarle cualquier objeto sobre la plancha de cemento: una flor, una piedra, una moneda, un boleto de metro, un arete, un libro, una propaganda o un lapicero. Le hacen tributo porque él fue uno de inspiradores de los movimientos de protesta que en los últimos años han calado en Europa, Estados Unidos y Medio Oriente. La pequeña tumba está cerca de la rotonda donde, a un costado, reposa el escritor mexicano Carlos Fuentes y próxima al vericueto de caminos y lapidas que conducen al sitio donde también año con año peregrinan los admiradores del escritor argentino Julio Cortázar junto con su Cronocopio, que también yace allí.
Es la sepultura, en el cementerio parisino de Montparnase, del político, escritor y filósofo Stéphane Hessel, inspirador de Los Indignados, quien falleció en febrero del 2013. A los 93 años, dos antes de morir, Hessel público la obra que se convirtió en todo un legado filosófico: “Indignez-vous!” (¡Indígnense!) y que en sus páginas pide que la gente, especialmente los jóvenes, no se resigne a ser gobernados por corruptos, asesinos y ladrones. Hoy más que nunca, resalta, la sociedad se parece a aquella que salía de la Segunda Guerra Mundial, del dominio del nazismo, pues no está orgullosa de ella misma por haberse convertido en un sistema de explotación del más pobre, donde reina el dinero con un poder insolente y egoísta y donde los derechos sociales básicos son replegados a conveniencia de unos pocos.
“El motivo de base para la resistencia es la indignación y hacemos un llamado a las nuevas generaciones a saber vivir y trasmitir la resistencia. Los llamamos: ¡tomen el control, indígnense!, ¡no renuncien ni se dejen impresionar por las actuales dictaduras que amenazan la democracia y la paz!. Yo, especialmente, deseo que cada uno de ustedes tenga un motivo de indignación. Es algo precioso. Cuando una cosa nos indigna entonces uno deviene en militante más comprometido y reúne ese coraje histórico que nos dirige a defender y recuperar la democracia, a la libertad y a la justicia”, escribió Stéphane Hessel.
Lo anterior viene al caso porque mañana los mexicanos, y los veracruzanos, tendrán que acudir a las mesas de votación para elegir a quienes serán sus representantes en el Poder Legislativo: los diputados, y ese será el momento de mostrar su indignación, de hacer efectiva la resistencia y de convertir en realidad el cambio. Los ciudadanos deben darle cause a esa indignación a través de las urnas con un voto efectivo – ni nulo ni en blanco ni ausente-, un voto que premie y castigue, como ya se ha dicho.
Motivos de indignación hay muchísimos en Veracruz porque la clase política ha rebasado toda línea de pudor y decoro. Es hora de que el pueblo se indigne por los gobernantes y funcionarios ladrones que se embolsan el dinero de las becas, de las pensiones, de los programas de salud, de los salarios de burócratas, de los apoyos al campo, de las medicinas en clínicas, hospitales y centros de salud. Que se indignen de los que se roban el presupuesto para construir mansiones, comprar aviones, yates y residencias en Nueva York o Miami. Indígnense por las maletas repletas de dinero que vuelan de Jalapa a Toluca.
Indígnense por la ola de asesinatos y secuestros que azotan a todos mientras que los funcionarios que deben encargarse de combatirlos solo se ríen y recomiendan comprarse un perro para que les cuide. Indígnense porque mientras todos tienen miedo a salir a la calle y muchos lloran la pérdida de familiares a causa del crimen, el gobernante en turno se burla diciendo que en Veracruz solo se roban “frutsis y pingüinos”. Indígnense todos contras esos indolentes e irresponsables. Indígnense contra todos esos funcionarios y políticos que durante muchos años han estado señalados de tener nexos con la delincuencia y hoy se atreven a pedir el voto para convertirse en diputados y ser la voz de los criminales en el Congreso de la Unión.
Indígnense por todos esos cínicos que firman compromisos ante notario y no cumplen, pitorreándose de quienes creyeron en su palabra. Indígnense contra los que fueron alcaldes, saquearon los municipios, nunca hicieron algo bueno para la población y hoy quieren sentarse en una curul para seguir conectados a la nómina pública. Indígnense por los que hoy se visten de verdes y se dicen ecologistas pero que en sus encomiendas de gobierno devastaron aéreas verdes y toleraron el saqueo del patrimonio natural. Indígnense contra los que los mandaron a apalear cuando salieron a protestar por alguna injusticia. Indígnense contra aquellos que mandan, permiten o aplauden que se quemen periódicos, que se asesinen reporteros, que se amenace a fotógrafos, que se difame a comunicadores.
Indígnense contra esos mismos que no hacen nada por detener los homicidios y desapariciones de jovencitas, de taxistas, de comerciantes, de sacerdotes, de activistas, de maestros, de obreros, de estudiantes y de migrantes. Indígnense por la venganza a batazos y machetazos del duartismo contra estudiantes jalapeños de ayer en la madrugada. Indígnense todos y hagan resistencia contra todos esos maleantes y sus brazos operadores en la política. Indígnense y hagan resistencia. Castíguenlos voto a voto. El próximo domingo que en la cabeza de cada votante debe resonar las palabras de Hessel: encuentren su motivo para indignarse y cambien al mundo. Cambien a Veracruz para hacerlo habitable, para echar fuera a todos los ladrones, asesinos, ineficientes y mentirosos. ¡Voten con indignación y hagan la resistencia!.
Fuente: Notiver
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