EDITORIAL de la revista “el insurgente”
El proceso electoral en marcha muestra la
ilegitimidad del régimen y lo desgastado de la democracia burguesa, para el
pueblo es mucho más claro el carácter antipopular del gobierno y la farsa que
representan las elecciones. Tanto es el desgaste que necesita ser revitalizada
a través de las candidaturas “independientes”, la realidad es que esta
“novedosa” figura de la democracia burguesa es una maniobra para tratar de
revertir el creciente abstencionismo, del tamaño de éste es el grado de
ilegitimidad de los políticos de oficio y el régimen.
En estas condiciones
participar en el proceso electoral como vía para transformar el país constituye
un error en la estrategia y táctica, a la vez legítima con su participación la
democracia burguesa y a la dictadura del capital, le da respaldo al gobierno
antipopular.
La rebatinga electoral ilustra el amasijo de relaciones y vínculos
corruptos e intereses mezquinos de los políticos de oficio, en la agenda de
éstos no figura la defensa de los intereses populares, por el contrario,
pondera las relaciones con empresarios, funcionarios, otros políticos de
oficio, representantes de empresas transnacionales y cabezas de grupos de poder
económico, todo con un propósito, amasar dinero y poder para seguir explotando
y oprimiendo al pueblo.
Cada proceso electoral significa reacomodo de los
grupos de poder económico y político para garantizar sus intereses, el destape
presidencial de José Antonio Meade Kuribreña es producto de una exigencia
oligárquica refrendada por la junta administrativa. Tanta es la ilegitimidad
del régimen político que los mecanismos de control político a los que
tradicionalmente recurrían hoy son insuficientes y tienen que ser renovados
para garantizar la imposición de la voluntad de la oligarquía. La supuesta ciudadanización
del proceso electoral como la máxima expresión democrática es una farsa, un
engaño y una maniobra política para garantizar una junta administrativa al
servicio de los intereses de la oligarquía y del imperialismo.
Meade siempre ha sido un hombre del régimen, un cuadro del Estado para imponer las políticas neoliberales, un comodín que lo mismo le ha servido al PAN que al PRI, un
cancerbero del capital financiero y del capital monopolista transnacional, lo
que nunca ha sido es representante y mucho menos defensor de los intereses
populares. La cortina de humo electorera a pesar de lo denso y masividad en los
monopolios de la comunicación no puede ocultar lo profundo de la crisis
económica y política del régimen, tampoco ha logrado tapar la existencia del
terrorismo de Estado como política de gobierno, ésta cada día cobra más
víctimas a lo largo y ancho del país.
La iniciativa de Ley de Seguridad
Interior es un instrumento más para reforzar el terrorismo de Estado y la
contrainsurgencia, de ser aprobada constituye mayor fortalecimiento del Estado
policíaco militar al legalizar un rasgo más de la política criminal del régimen
contra el pueblo inconforme.
Una ley profascista que se pretende aprobar en el
marco de las diatribas electorales en la cual se difuminan contradicciones y
enconos partidistas. Todos sirven a la dictadura del capital. La vía electoral
en nuestro país nunca ha sido ni será alternativa para la transformación
revolucionaria de México; tampoco para resolver las demandas y exigencias inmediatas
del pueblo.
La lucha fuera de los marcos corporativizantes y la revolucionaria
es la senda a transitar, las grandes transformaciones que históricamente se han
dado en el país y las conquistas sociales en beneficio de las masas
trabajadoras fueron posibles a través de esta ruta. No se trata de nutrir el
circo de la farsa electoral con nuevos bufones, sino de construir instrumentos
y organismos de combate popular que confluyan en la lucha revolucionaria contra
el capital y el régimen opresivo.
Fuente: CEDEMA
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