Por José Miguel Cobián
Toda una experiencia la reunión del consejo coordinador empresarial con el procurador del estado. Uno imagina al procurador como una persona muy autoritaria. Un tipo que fue secretario de gobierno y actualmente asume uno de los cargos más difíciles de la administración estatal, con ese rostro tan poco fotogénico, da la impresión de ser un personaje muy duro y enérgico. Si a eso le aunamos las leyendas que corren sobre su persona, pues la expectativa era de una reunión de compromiso, con pocos resultados y con el juego común del funcionario haciendo como que dice la verdad y los empresarios haciendo como que le creen las mentiras que dice.
La realidad fue muy diferente. Reynaldo es un tipo simpático, con buen sentido del humor, extremadamente honesto en sus comentarios, un hombre que a lo largo de la plática contestó todo lo que se le planteó y más. Un animal político conocedor no sólo de lo que pasa en el estado, sino también muy sensible al acontecer nacional, y preocupado por el futuro del país. Pero lo más importante, un funcionario que conoce el área que le asignaron bajo su responsabilidad.
Fue abogado litigante, de los duros, y conoce perfectamente las deficiencias que presenta la procuración de justicia en el estado. Sincero al grado de platicar primero él que los empresarios sobre las deficiencias de los ministerios públicos, de los cochupos y trastupijes que está combatiendo desde su trinchera. Exigente de que se denuncie cualquier tipo de acto de corrupción, pidiendo a la población que no permita que la cultura de la ineficiencia y del retraso de trámites con el fin de obtener algún beneficio económico para el funcionario público. Leal al gobernador Javier Duarte. Aceptando que hay una nueva manera de regir los destinos de Veracruz, pero muy respetuoso de sus amigos y ex jefes.
Grato, verdaderamente grato fue escuchar al procurador y su oferta de estar a disposición de los ciudadanos para mejorar un servicio público primordial como el de la procuración de justicia, tan mal atendido desde siempre. Preocupado por que los policías ministeriales y el resto de funcionarios a su cargo cumplan con todos los requisitos, trámites y pruebas de confianza, para elevar el nivel de calidad y reducir la corrupción en su área. Interesante planteamiento porque para la mayoría de la población esto es como luchar contra molinos de viento. Muchos consideran que la corrupción no podrá eliminarse de nuestro país pues forma parte de la forma de ser del mexicano. Ni los funcionarios ni los ciudadanos queremos hacer el esfuerzo para vivir dentro de las reglas de armonía y convivencia que representa nuestro marco legal.
Los mexicanos siempre hemos dicho que hay que comenzar los cambios desde arriba, pues desde abajo no se tiene el poder para combatir lo que mal se hace. Reynaldo me convenció de que conoce los problemas de la procuración de justicia, en particular los problemas de corrupción y falta de presupuesto, y también me convenció de que precisamente como los conoce, está poniendo todo su empeño en remediarlos.
Su buena relación con Arturo Bermúdez garantiza una eficiente respuesta en casos en que se requiera, con la debida y tan necesaria coordinación entre las dependencias que ambos presiden. Ojalá los hechos respalden sus dichos, y que al término del sexenio de Javier Duarte, uno de los grandes logros de esta administración sea la recuperar (con razón) la confianza de los ciudadanos en los ministerios públicos, en las policías ministeriales, y en general en la labor de la procuraduría de Justicia del Estado, pues con ello, se genera una cascada de cambios en el resto de las instituciones relacionadas con la seguridad y la justicia que requieren los veracruzanos.
@jmcmex
No hay comentarios:
Publicar un comentario