El gobierno federal es catastrófico multidimensionalmente. No hay una sola decisión que, traducida a políticas, no haya afectado para mal la tranquilidad y bienestar de los gobernados. Los más afectados han sido las llamadas clases medias populares. Trabajadores que viven de su salario y para las que todo bienestar del que gozan es respaldado por la cultura del esfuerzo. La actual administración federal ha golpeado a esta población casi con saña. Lo ejemplos sobran, baste recordar sólo la impunidad de las empresas mineras y el real despojo del que fueron objeto los trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro.
El Presidente ha sido especialmente duro e indiferente para con los trabajadores, actitud que se magnifica en la abyección de sus colaboradores. En la del secretario Lozano, por ejemplo, o en la del director de la CFE, Antonio Vivanco, sustituto desde marzo pasado de Alfredo Elías Ayub y que al igual que éste se empecina en sofocar y acallar las protestas de la población por la arbitrariedad de sus tarifas cobradas a rajatabla.
Han encarcelado ya a un líder social opositor, Francisco Fernández Morales, El Potro y ahora extienden la receta a cuatro ciudadanos inconformes más que son liderazgos paralelos que convocan y organizan a la población en la resistencia civil del no pago. No son violentos, ni disonantes. Se enfrentan como ciudadanos organizados a la arbitrariedad del Estado y la burocracia, para quien el ciudadano siempre es lo último a considerar.
La CFE ha demandado ya a muchas personas, y se reprime a quien promueve la resistencia civil. Primero El Potro, hoy a cuatro líderes más.
Burócratas impasibles que han llevado al país a crisis inéditas, en seguridad, pobreza y educación, además de la producción de alimentos, educación, salud y casi todo aspecto de la vida nacional. Los pagadores de tal nivel de incompetencia son todos en el país, excepto las elites que impusieron un gobierno al que sostienen cada vez más a regañadientes.
Los altísimos costos en bienestar y vidas que ha tenido que encajar la población por las políticas de este gobierno tensan peligrosamente los frágiles equilibrios que medio se sostienen; agregar la represión selectiva por una propuesta que es justa del todo y por la que el gobierno se ha negado a dar cuenta y explicar sus imposiciones hace que las presiones se acumulen.
El equilibrio actual está apoyado en un punto de estabilidad muy frágil. No es inverosímil la probabilidad de un cambio brusco en el sistema. Los costos de ello, si fuera violento, podrían ser impagables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario