Pedro Echeverría V.
Libertad a Alberto Patishtan y Felipe Rodríguez
1. A mediados de marzo, pero hace seis años, fue firmada la llamada “Iniciativa Mérida” por George Bush y Felipe Calderón, presidente de EEUU y México, respectivamente, en una ex hacienda henequenera (Temozón Sur) que está al sur de la ciudad de Mérida, capital del Estado de Yucatán. En la noche del 13 de marzo el gobernador panista del Estado (el señor Patrón Laviada), por órdenes de Felipe Calderón, desató una brutal represión contra quienes durante tres días estábamos protestando en las calles, tanto en Paseo de Montejo, Monumento a la Patria, Plaza de Santa Ana y Plaza principal; el saldo: cientos de jóvenes perseguidos, lesionados y encarcelados por más de un mes. Los medios de información, como siempre, desataron todo tipo de calumnias contra nuestras manifestaciones de protesta.
2. Protestábamos en Mérida contra la funesta visita de Bush y Calderón pero ignorábamos que estaban acordando esos nefastos presidentes, lo que sería la llamada Iniciativa Mérida que no era otra cosa que la continuidad, la repetición, la copia, del Plan Colombia, plan asesino, firmado siete años antes. ¿Por qué escogieron Mérida?; porque es la ciudad –aunque extremadamente pobre y desempleada- más pacífica del país desde que hace más de 150 años concluyó la Guerra de Castas que llevó al asesinado de miles de indígenas rebeldes en las selvas de Quintana Roo. Yo no se si fue un “escarmiento” esa matanza, pero desde entonces los yucatecos no han participado, -y parece que no lo harán, más que como retaguarda- en las luchas sociales en el país. Clinton, siendo presidente, visitó junto a su esposa, la pacífica Mérida en febrero de 1999.
3. Esos “planes” o “iniciativas” como los de Colombia y Mérida, me recuerdan la terrible experiencia que han vivido los pueblos de América desde que se fundó en 1946 en Panamá la Escuela de las Américas: en particular El Salvador, que sufrió el asesinato del destacado sacerdote Arnulfo Romero, así como el papel de los llamados “Escuadrones de la Muerte” que se extendieron de El Salvador, a Guatemala, Honduras y otros países de Centro y Sur América. ¿Puede olvidarse que de esa “Escuela” egresaron los militares más destacados de América que luego fueron presidentes en sus países, tales como Wessin, Dominicano golpista en 1963, Banzer, dictador en Bolivia 1971-78; D Aubuison, creador de los Escuadrones de la Muerte; Galtieri y Viola golpistas en Argentina; Montesinos, asesor de Fijimori en Perú y muchos más generalotes?
4. La escuela de las Américas estuvo al servicio de multitud de gobiernos americanos en el transcurso de muchas décadas; en su tarea de adiestramiento militar e intervención política impusieron regímenes violentos, autoritarios y totalitarios. Varios de sus cursos o entrenamientos incluían técnicas de contrainsurgencia, operaciones de comando, tiro franco, guerra psicológica, inteligencia militar y tácticas de interrogatorio. Se distribuyeron manuales militares de instrucción de estas iniciativas, entonces confidenciales, que se desclasificaron o publicaron en 1996 por el Pentágono. Entre otras consideraciones, se detallan explícitamente la vulneración permitida de derechos humanos, como el uso de la tortura, la extorsión o la ejecución sumaria, definiendo como objetivos de control o seguimiento a aquellos pertenecientes a organizaciones sindicales, a huelguistas e izquierdistas.[][]
5. Lo importante es que el pueblo de Panamá salió a la calle desde los años ochenta, junto a las protestas de otros países, y la Escuela de las Américas –cuna de asesinos- tuvo que cerrarse en diciembre del año 2000; pero los yanquis la abrieron nuevamente en Georgia (al parecer muy cerca de Florida Oriental y la frontera mexicana) donde siguen entrenando a millones de militares.
Ahora se informa que la cátedra de “Derechos Humanos” se imparte a quienes quieran en la escuela; pero que sólo asiste el cinco por ciento mientras el 95 por ciento restante prefiere entrenarse en antiterrorismo, estrategias de ataque y defensa, en aviones, helicópteros, defensa personal, especialistas en bombas, ataque sorpresivos, asaltos, torturas, secuestros. ¿Para qué saber de derechos humanos –dicen los militares- si en la guerra lo que se requiere es destruir al enemigo?
6. Recuerdo que 15 días antes del arribo de Bush y Calderón a Mérida, se comenzaron a ocupar por policías y soldados yanquis y mexicanos los edificios más altos de la ciudad estableciendo una estricto cateo y vigilancia; mientras tanto otros centenares de militares ocupaban las principales calles, plazas y mercados de la ciudad. No era para menos, pues desde un año y tres meses antes el ejército .por órdenes de Felipe Calderón- había invadidos varias entidades de la República, con el argumento del combate contra la delincuencia. Había encarcelado a un centenar de Michoacanos que luego tuvo que liberar, había arreglado directamente con el ejército su seguridad en la Presidencia ante el acoso de los lópezobradoristas. Es decir, Calderón, necesitaba más que nunca la llamada Iniciativa Mérida, las armas, la tecnología y los millones de dólares que firmó.
7. En entrevista de La Jornada en 2007 con Lisa Sullivan y Roy Bourgeois, dos norteamericanos (sacerdote el segundo) integrantes del Observatorio de la Escuela de las Américas, señalan: “La Escuela (de las Américas) se ha convertido en una pesadilla de relaciones públicas para el gobierno estadunidense. El New York Times, Washington Post, Los Ángeles Times, Chicago Tribune, Newsweek y muchos otros medios de primer nivel han llamado al cierre definitivo de la Escuela de las Américas, pero aún así se aferran a ella. Insisten en que en esa institución se enseña democracia ¿pero cómo se enseña la democracia? Y sobre todo en esa fortaleza que parece prisión de alta seguridad. Si se es serio sobre la democracia debe enviarse a esos soldados latinoamericanos a nuestras mejores universidades y enseñarles sobre agronomía, cuidado de la salud, a ser maestros…”. Que deben desaparecer la “Escuela de las Américas” y la “Iniciativa Mérida” de Bush Calderón, es obvio. (27/III/13)
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