Línea Caliente
Por Edgar
Hernández*
¡Busca imponer a
Flavino como interino!
En Veracruz, los tiempos políticos se
desbordaron.
Lo que debía ser una transición
institucional en favor del gobernador electo Miguel Angel Yunes Linares, se
convirtió en la urgencia del relevo de un Javier Duarte rebasado por sus
actitudes de intolerancia y persistente agresión, coraje, rabia y desquite.
Así, más que un Comisionado del
centro, la determinación federal gira en torno a un veracruzano distinguido y
de respeto que conduzca al gobierno estatal los últimos cinco meses por los
caminos del diálogo, la concordia y una abierta disposición en favor del
gobernador electo.
El presidente Enrique Peña Nieto ya
tiene lista una decisión en favor de un distinguido constitucionalista que no
es precisamente Flavino Ríos Alvarado, como es el deseo de Duarte quien busca
imponerlo.
Tan es así que en días pasados lo
llevó ante el ex gobernador Miguel Alemán, para pedirle su respaldo dada la
cercanía que tiene con el ejecutivo federal, misma que le fue denegada.
Personal de la Fundación Alemán da cuenta del señalado enojo del gobernador
Duarte cuando abandonó las instalaciones.
El nudo gordiano para la Federación
estriba más en el cuándo que en el cómo. El conflicto con la CNTE marca
prioridades.
Y es que el señor Duarte no termina
por dimensionar cuantos problemas le ha causado no solo a Veracruz, sino a la
República, mismos que se recrudecieron tras la agresión a Miguel Angel Yunes,
al líder nacional del PAN, Ricardo Anaya y al ex secretario de Gobernación y
presidente del comité de elecciones de ese partido, Santiago Creel Miranda.
Y todo por su persistente afán de
blindarse a la mala. Por ello fue parado en seco y reconvenido a que se
tranquilizara.
Una llamada de México pasada la
medianoche de este miércoles ordenó al ejecutivo veracruzano dar marcha atrás a
su desesperada urgencia de nombrar a un Fiscal Anticorrupción a modo, para
blindarse y proteger su salida.
El secretario de Gobernación, Miguel
Angel Osorio Chong, recomponer la creciente irritabilidad ciudadana, así como
un conflicto político hacia el centro. “¡Se tiene usted que tranquilizar”!, le
dijo.
Era el segundo fuerte llamado a
Javier Duarte de parte de la federación que en una primera instancia advirtió
al atrabancado mandatario que no inclinara la elección gubernamental en favor
de Morena ya que “si gana Miguel Angel te meterá a la cárcel, pero si gana
Morena nosotros lo haremos”.
Ganó Miguel.
¿Lo meterá a la cárcel?.. ¡Sin duda!
¿A contrapelo del centro?.. ¡No!
El centro se apegará al marco
jurídico. Permitirá que el SAT, la ASF y la PGR hagan su papel y no meterá un
dedo en favor del saliente que anda muy alterado, fuera de control.
Es más, tras una eventual solicitud
de licencia del salaiente, la federación hará hasta lo imposible por ganarle el
brinco a Yunes Linares para no compartir el posicionamiento con el opositor en
caso de llevar a Duarte a la cárcel.
Eso está cantado desde antes de la
salida del presidente Enrique Peña Nieto a su gira por Canadá y la cancelación
de su visita a Veracruz en la que se acordó llamar a cuentas a Javier Duarte y
a los saqueadores del erario público.
Fue así que el pasado fin de semana
un nervioso Javier Duarte se presentó en las oficinas de la procuradora General
de la República Arely Gómez, quien le entregó pruebas irrefutables del saqueo y
desvío de los dineros públicos.
El gobernador adujo que todo era
legal y transparente y que tenía todo en orden.
Por respuesta la procuradora ordenó
el traslado a Veracruz de un equipo de peritos, encabezados por el
subprocurador Gilberto Higuera Bernal, para empezar a citar a declarar a los
funcionarios del duartismo, situación que se está dando.
La lectura para los siguientes días,
sin embargo, no fue entendida por Duarte, quien desesperado por detener la
tormenta política se empeñó en blindarse y como adolescente berrinchudo a
desquitarse de un por demás colmilludo Miguel Angel Yunes Linares que hace unas
horas ha llamado a la movilización social para tumbarlo.
Así, al grito de ¡Me lo voy a
chingar! y en medio del aplauso del único seguidor que tiene en estos momentos
en su equipo –todos los fidelistas ya le fueron-, Alberto Silva, empezó a
operar a su estilo, a gritos y sombrerazos.
Un Fiscal Anticorrupción, una sala
con magistrados anticorrupción, derivarle la deuda pública a Yunes Linares, la
basificación de mandos medios y superiores de la gorda burocracia y “pa`que se
joda, le vamos a quitar la Casa Veracruz para que ese cabrón despache en la
calle”.
Sus lacayos sin chistar no hicieron
más que obedecer.
Flavino llamó al bruto incondicional
Cesar Del Angel, quien cobra pago por evento y lo demás, pues lo demás es
historia conocida.
Con el rechazo total a Duarte de
parte del PRI nacional, el nuevo regaño de Gobernación, la decisión
presidencial de ir hasta el fondo hasta que caiga, el solitario de Palacio solo
acierta a la pataleta, al valemadrismo, al encabronamiento y a la toma de
decisiones apuradas que están llevando a Veracruz al despeñadero, al estallido
social.
Hoy el señor Duarte ya no ve ni
escucha. Incendia Veracruz y está convencidísimo que esto es un juego de chavos
en donde necesita demostrar que tiene bien puestos sus huevos.
¡Oh, paradoja! Cuando Fidel Herrera
Beltrán el tema era la longitud del pene entre ese también desquiciado
gobernador y su enemigo Yunes Linares.
Lo que está en juego, más que la
razón de estado que ya no existe como figura jurídica ni constitucional, es
Veracruz, es la república misma.
Hoy la preocupación y zozobra ciudadana
es esperar cuál será el siguiente paso del irrefrenable mandatario. Conocer si
el uno de diciembre, quiera presentarse Congreso local para entregarle el mando
a quien odia tanto, si es que antes ya está de licencia.
Esa mañana ¿irá solo o se presentará
acompañado de Cesar del Angel? ¿Llegará con sus fiscales y su cisne? ¿Guardará
la compostura cuando en el mensaje de toma de posesión Miguel Angel Yunes no
solo lo exhiba, sino le adelante que su futuro será la cárcel?
Bien dice el prestigiado doctor
Francisco Berlín Valenzuela que ha llegado el momento de revisar la
Constitución veracruzana para acortar los tiempos entre la victoria electoral y
la toma de posesión “ya que ni puede empezar el entrante, ni puede bien acabar
el saliente”.
Es momento de diálogo, de invitación
a la concordia, de disposición a la transición, de la entrega de los libros
negros –porque seguro no estarán muy blancos los de las cuentas-, de poner a
disposición la información para la elaboración del Plan Estatal de Desarrollo y
dejar que todas las dependencias estatales preparen sus presupuestos federales
y locales para el 2017, que tienen que entregarse por estos meses para la
asignación presupuestal.
El señor gobernador Javier Duarte
debe entender que ya no lo es. Que no hay dos gobernadores, solo es Yunes
Linares.
Debe entender además que el dilema no
es el diferendo Duarte-Yunes Linares, es la supervivencia de todo un pueblo que
merece un mejor destino que una pelea de perros y gatos.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de
Periodismo
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