8 de septiembre de 2012

Rosario Robles en el equipo de Enrique Peña Nieto

La más pecadora del equipo de Peña Nieto



                                                     Fotos: El Universal / Cuartoscuro

Dentro de los 45 personajes que conforman el equipo de transición del presidente electo Enrique Peña Nieto, nadie ha sido más vapuleada a partir de críticas, burlas y frases altisonantes que Rosario Robles Berlanga, nombrada vicecoordinadora de Política Social, uno de los tres pilares en que se dará la mudanza de gobierno en los próximos tres meses.

La indignación y el enojo que despertó su presencia dentro de ese primer círculo es tal, que pareciera que se trata de la más mala de las mujeres del mundo, con tantos pecados a cuestas que la convierten en un ser abominable cuya redención resulta imposible a los ojos de los más feroces inquisidores de la política mexicana.

Sus yerros y deslices registrados no hace más de una década le confieren una vileza eterna que resurge con sus últimas decisiones. Pero a decir verdad, lo que más tirria provoca es esa combinación de su pasado con el presente, el haber militado de forma destacada en la izquierda y estar ahora con el grupo que se sitúa como enemigo natural de ese sector, luego de un descenso a las profundidades del infortunio.

Llama la atención la saña con la que se descalifica a la ex jefa de gobierno del DF tras ese cambio de camiseta; después de todo, no es la primera ni será la última que se traslada al otro lado del muro hipócritamente infranqueable. Sin ir más lejos, en este momento podemos ver una lista interminable de personajes que ahora cobran con la izquierda pero que en algún momento saludaron con una mano priista: Manuel Bartlett, Ricardo Monreal, Arturo Núñez, Marcelo Ebrard y el mismo Andrés Manuel López Obrador, por mencionar unos cuantos.

¿Por qué se lincha Rosario Robles por cambiarse de bando y no se puso el grito en el cielo cuando María Elena Orantes se registró como candidata del PRD por el gobierno de Chiapas, luego de que su partido de origen, el PRI, le negó esa postulación? ¿Por qué Layda Sansores es ahora una figura prominente en el bloque ‘progresista’ siendo que ella abandono su filiación tricolor cuando no fue la elegida para competir por la gubernatura de Campeche?

Todo parece indicar que la transmutación hacia la izquierda purifica y glorifica, mientras en sentido contrario crucifica.

A Robles Berlanga de nada le vale haber tenido una gestión que la encumbró en la cúspide de la popularidad con apenas un año al frente de la capital, donde sobresalió la lucha por la equidad de género y reformas como la despenalización del aborto en caso de malformación congénita del producto o cuando la mujer embarazada estuviera en peligro de muerte; tampoco le cuenta el inicio de la modernización del servicio de transporte público de pasajeros que cosechó el gobierno de AMLO; muchos menos se recuerdan sus iniciativas culturales con las cuales llegó a tener una corte de prominentes intelectuales a sus pies.

De ella se recuerda su relación con el empresario Carlos Ahumada y nada más, un escándalo que involucró, video y ligas de por medio, al secretario particular de López Obrador, René Bejarano. De esa bomba de 2004, sólo la mujer fue culpada y expulsada de su partido mientras Bejarano hoy se encuentra moviendo hilos a la luz del día dentro del PRD.

La lapidación de Rosario Robles viene en su mayoría por quienes se sienten libres de culpa para lanzar la primera piedra. Es por supuesto cuestionable la flexibilidad y adaptación ideológica de la ex perredista, como de todos los antes mencionados, pero esto demuestra una vez más que la llamada izquierda es implacable con este tipo de cambios. A menos claro, que eso les pueda favorecer.
 

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